"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


lunes, 14 de marzo de 2011

Proyectos GABRIEL y PARSIFAL

Los niños que residen en granjas presentan un riesgo considerablemente menor de padecer asma que los demás niños, según revela un nuevo estudio. La investigación fue financiada en parte por dos proyectos europeos: GABRIEL («Estudio multidisciplinario para la identificación de las causas genéticas y ambientales del asma en la Comunidad Europea») y PARSIFAL («Prevención de alergias: factores de riesgo para la sensibilización de niños en relación con el estilo de vida antroposófico y en entornos agropecuarios»). GABRIEL fue financiado a su vez por el área temática «Ciencias de la vida, genómica y biotecnología aplicadas a la salud» del Sexto Programa Marco (6PM), y PARSIFAL al amparo del programa «Calidad de vida y gestión de recursos vivos» del Quinto Programa Marco (5PM) de la UE.

La incidencia del asma infantil no deja de aumentar en Europa. Pero no todos los niños se enfrentan al mismo grado de riesgo. De hecho, en los últimos años se han publicado varios estudios según los cuales los que residen en granjas presentan menos probabilidades de padecer asma. Ahora un equipo internacional de investigadores ha confirmado esta tesis mediante un estudio epidemiológico que se ha publicado en la revista New England Journal of Medicine (NEJM). Este trabajo ha demostrado que esta menor propensión al asma se debe en parte a la exposición de dichos niños a una variedad de microorganismos mayor en comparación con los demás niños residentes en la misma región.
El asma es una de las patologías crónicas más prevalentes entre los niños europeos, por lo que reviste gran importancia averiguar sus causas. Para determinar el motivo de que los niños residentes en granjas sufran menos esta afección, los investigadores estudiaron a un grupo de niños en edad escolar de Bavaria (Alemania) y compararon a los que vivían en granjas con otros de la misma comarca rural pero que tenían poco contacto directo con estos entornos.
La investigación se centró en los microbios presentes en interiores domésticos, para lo cual se recogieron muestras de polvo de los dormitorios de los niños y se analizó el ADN (ácido desoxirribonucleico) de las bacterias y los hongos hallados en las mismas. Quedó de manifiesto que los niños de granjas conviven con una variedad mucho mayor de microorganismos. Según los autores, al parecer dichas bacterias y hongos actúan como guardianes de la salud, por lo que a mayor diversidad de la población microbiana, menor riesgo de asma. Aún se desconoce a ciencia cierta el mecanismo por el que las células y esporas ejercen este efecto protector, pero los autores aventuran algunas explicaciones posibles.
«Una posibilidad es que determinada combinación de especies microbianas estimule el sistema inmunológico innato y, de este modo, prevenga que pase a un estado favorable para el desarrollo del asma», indicó el Dr. Markus Ege, de la Clínica de Cirugía Infantil de la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich (LMU Múnich, Alemania). Otra opción es que la exposición constante a muchos microorganismos distintos dificulte que las especies potencialmente causantes del asma se conviertan en los organismos dominantes en el tramo inferior del tracto respiratorio, según señaló el Dr. Ege.
No obstante, la diversidad microbiana no basta para prevenir el asma. Los autores opinan que lo más probable es que el efecto protector sea consecuencia de la reunión de especies concretas.
«Entre la amplia gama de organismos que examinamos, algunos pueden poseer un interés especial», comentó el Dr. Ege. «Me refiero a determinadas especies de bacilos y estafilococos, como el Staphylococcus sciuri, y hongos como los del género Eurotium.»
Los autores tienen previsto examinar en especies únicas la naturaleza del vínculo existente entre microorganismos hallados en el polvo doméstico y el efecto protector. A largo plazo, pretenden identificar microorganismos que puedan emplearse en una vacuna viva contra el asma. «Falta mucho para que podamos proponer nuevas medidas de prevención, pero ahora al menos contamos con candidatos para el desarrollo de una vacuna», concluyó el Dr. Ege.















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