"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


lunes, 28 de noviembre de 2011

En la Argentina, matan a una mujer cada 30 horas por violencia de género

28/11/11 El fenómeno alcanza a todos los niveles sociales y es un 10 por ciento mayor que en 2010.

Al menos una mujer fue asesinada cada 30 horas en la Argentina en los primeros diez meses del año , lo que significa que hubo 237 víctimas. El número refleja la violencia de género que aún reina en la sociedad y que alcanza a todos los niveles sociale s, aunque algunos sectores se ven más vulnerables y desprotegidos que otros.
Aún más grave es que ese número refleja un incremento de esa violencia en un 10 % contra el mismo lapso de 2010, según lo advirtió un informe del Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, de la ONG Casa del Encuentro.
El estudio hace reflexionar no solo sobre esos crímenes, cometidos en su mayoría por las parejas de las víctimas, sino que ese espiral de locura y muerte tiene otra cara. Son las víctimas colaterales de esa tragedia: al menos 283 chicos o adultos que se quedaron sin sus madres.
Los casos son considerado hoy femicidios, que no es ni más ni menos que la forma más extrema de violencia hacia las mujeres; el asesinato cometido por un hombre hacia una mujer a quien considera de su propiedad. Violencia de género extrema. Hombres que ejercen violencia, matan, castigan o destruyen psicológicamente a las mujeres.
Las matan a balazos, las estrangulan y hasta las incineran.
Esta última forma de crimen también vio un incremento de casi un 20 % en los últimos dos años.
No hay cifras oficiales de las muertes que se lleva la violencia machista, solo la de ese Observatorio que lleva el nombre de una de las tantas víctimas. La otra fuente es la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia que tiene registrado en setiembre de este año, 708 denuncias de agresiones, contra 654 del año pasado.
Las muertes van en aumento pero también las denuncias van creciendo.
La mujer, que según esos números tiene hoy a su casa como el lugar más inseguro, se anima y trata de buscar la forma de romper con la estructura patriarcal que aun está vigente.
En el caso de la provincia de Buenos Aires, el 76 % de los casos de violencia familiar y sexual tiene como víctimas a mujeres de entre 15 y 34 años. Esta es la primera estadística oficial de violencia de género que fue dada a conocer hace pocos días por el Ministerio de Salud provincial. La violencia física va a la cabeza de estas cifras.
Los números buscan mostrar la magnitud de esta violencia a veces minimizada pero de la que cada día se va tomando más conciencia desde que la mujer se anima a denunciar y organismos que comenzaron a implementar políticas de asistencia. Aunque aún falta mucho, estas pequeñas cifras van poniendo a Buenos Aires como pionera en la conformación de estadísticas para mostrar este flagelo . Detrás de esos números hay reclamos concretos: mayor cantidad de hogares refugios para las víctimas, asistencias interdisciplinaria para esas mujeres, políticas de Estado con perspectivas de género, subsidio y alimentación para víctimas, entre otras cosas.
Fabiana Tuñez de la Casa del Encuentro dijo a Clarín que la otra problemática del femicidio es que muchas veces el hombre enfurecido que mató a la mujer termina ejerciendo la patria potestad sobre esos chicos que perdieron a su mamá en sus manos.
“Necesitamos una reforma que le quite automáticamente la patria potestad al femicida”, destacó.
El término femicidio fue lamentablemente ganando terreno en la sociedad. Y es por eso incluso que en el Congreso de la Nación hay 7 proyectos por los que se solicita que la figura del femicidio entre al Código Penal.
Más allá de algunas variantes, el común denominador de todos ellos es que consideran al crimen cometido en razón de género, como agravado. Es decir, que la violencia machista tenga como pena la prisión perpetua.



domingo, 27 de noviembre de 2011

Encuentran diversos restos de plumas cretácicas conservadas en ámbar que corresponderían tanto a aves como a dinosaurios


Los fósiles suelen evocar sólo vagamente el ser que los produjo. Todo su color, textura o volumen suelen desaparecer en el proceso de petrificación. Por esta razón es difícil saber ciertas cosas de los animales que los generaron. A veces sólo son un molde aplastado del cuerpo o parte del cuerpo del animal o planta de difícil interpretación.

S
in embargo, hay un tipo de fósil que sí conserva muchas características, incluido las partes blandas que suelen estar ausentes en otros tipos de fósiles. Se trata de los fósiles conservados en ámbar. En el pasado ciertos árboles producían resina en gran cantidad y de vez en cuando algún insecto o pequeño animal se veía atrapado en él. Envuelto en ese sudario de resina, privados de oxígeno y a salvo de las bacterias descomponedoras, algunos de esos restos han llegado hasta nuestros días. La resina está ya petrificada, pero su transparencia permite ver el interior.
Esto me recuerda que poseo un pequeño trozo de ámbar comprado en una tienda neoyorkina, así que ahora mismo paso a contemplarlo. Es un trozo de ámbar báltico del Eoceno y contiene un mosquito. Hace falta una lupa para poder verlo, pero se pueden apreciar pequeñísimos detalles en las patas o alas. Produce cierto vértigo pesar que lo que hay dentro estuvo vivo hace tanto tiempo y que nos haya llegado hasta ahora. No se puede reconstruir un dinosaurio a partir de la sangre supuestamente conservada en él ni aunque en esa época hubiera dinosaurios, pues éstos se extinguieron 25 millones de años antes. Pero la idea, por desgracia, fue empleada en Parque Jurásico y, aunque nos haga volar la imaginación, es falsa. Lamentablemente, las películas de éxito masivo suelen atiborrar bellas localizaciones con turistas ignorantes o encarecer, como en este caso, el ámbar con inclusiones fósiles.
Los restos biológicos conservados en ámbar se suelen reducir a fragmentos o a animales pequeños como los insectos. A lo más se ha hallado alguna pequeña rana, así que esperar encontrar un dinosaurio es algo impensable. Sin embargo, sí es posible encontrar algunos restos suyos, como vamos a ver a continuación.
Hace entre 70 y 85 millones de años, en el Cretácico, lo que hoy es el sur de Alberta era una región templada costera y los árboles formaban bosques similares a los de secoyas rojas de la costa de California actual. Por aquel entonces algunos animales tuvieron que arrimarse demasiado a algún árbol resinoso y allí se dejaron unas cuantas plumas. O bien el viento llevó alguna de sus plumas hasta la resina (lo más probable). Ahora, especialistas de la Universidad de Alberta han estudiado estas plumas conservadas en varias muestras de ámbar.
Este análisis ha llevado a Ryan McKellar, de la Universidad de Alberta, a concluir que en la colección del Royal Tyrrell Museum, se pueden hallar protoplumas de algún dinosaurio no aviar. También hay plumas muy similares a las de las actuales aves, incluidas aquellas que pueden nadar bajo el agua.
Recordemos que los Museos realizan campañas de recogida y luego encierran los especímenes encontrados en almacenes (esto recuerda a la película "En busca del arca perdida"), fuera de la vista de cualquier humano, hasta que puedan ser estudiados. Pueden pasar muchos años desde que se encuentran en el campo hasta que por fin se estudian. En este caso las muestras proceden del famoso depósito cerca del lago Grassy, que normalmente contiene muchas inclusiones de insectos, y han estado 15 años sin analizar.
McKellar y sus colaboradores buscaron en diversas colecciones y a través de más 4000 piezas hasta dar con aquellas que tenían plumas. También se vieron beneficiados por las donaciones de personas privadas. Una vez encontradas las montaron y pulieron para ser observadas con microscopio. Los fragmentos de plumas encontrados miden sólo entre 2 y 8 milímetros de largo, pero están exquisitamente conservados.
En los últimos años se ha informado reiteradamente del hallazgo de fósiles de dinosaurios con lo que parecen ser plumas. Aunque las plumas son complejas, se propuso que en su día que en un principio aparecerían como simples filamentos, como las halladas en el dinosaurio Sinosauropteryx y que luego la evolución las fue haciendo más complejas, con ramificaciones y diversas estructuras hasta culminar en las plumas que permitían el vuelo del Archaeopteryx. La función de las primeras plumas sería la de hacer de aislante térmico o como sistema para llamar la atención en los cortejos de apareamiento. Posteriormente se utilizaron para el vuelo.
Pero las plumas son un tejido blando que fosiliza muy mal. Los pocos restos con los que se contaba eran plumas aplastadas y "carbonizadas" que casi no retenían detalles. Pero estas plumas conservadas en ámbar son todo lo contrario.
Once de estos especímenes son descritos como las plumas conservadas en ámbar más ricas del Cretácico. Bajo el microscopio presentan detalles increíbles, así como pigmentación y color. Los colores de estas plumas van del marrón al negro. Estos patrones de coloración se suman al descubrimiento del año pasado sobre el plumaje de Sinosauropteryx y la presencia de melanosomas.
No se han encontrado fósiles asociados directamente a estas muestras de ámbar, pero, según McKellar, la comparación entre las plumas encontradas en el ámbar y las que se han podido estudiar en rocas sugieren que algunos de los especimenes proceden de dinosaurios, en concreto a pequeños terópodos.
Los especímenes más complejos son plumas asimétricas con elementos entrelazados. Esta estructura recuerda a la de las modernas aves acuáticas, por lo que corresponderían a aves.
Este hallazgo sugiere la coexistencia temporal y geográfica de grupos de animales distintos con plumas avanzadas y primitivas, como ya se había sospechado anteriormente.
Este descubrimiento augura futuros estudios sobre la estructura y composición de las plumas de dinosaurios que hasta ahora eran imposibles. Quizás incluso también se puedan encontrar restos de antiguos parásitos, hongos y otros restos. Pueden ampliar la visión que tenemos de la biota de la época.


Un uevo sistema de visión analiza el comportamiento humano


Un consorcio de investigadores europeos coordinado por el Centro de Visión por Computador (CVC) de la Universitad Autónoma de Barcelona (UAB) ha desarrollado HERMES, un sistema cognitivo computacional integrado por cámaras de vídeo y software que es capaz de reconocer y prever el comportamiento humano, así como de describirlo en lenguaje natural.

H
ERMES (Human Expressive Representations of Motion and their Evalutation in Sequences) se basa en el análisis del comportamiento humano a partir de secuencias de vídeo capturadas con tres niveles de enfoque: el del individuo, como un objeto relativamente alejado; el de su cuerpo, con una proximidad media que permite analizar sus posturas; y el del rostro, que permite estudiar con detalle sus expresiones faciales. La información obtenida, procesada por algoritmos de visión por computador y de inteligencia artificial, permite al sistema aprender y reconocer patrones de movimiento.
El nuevo sistema aporta dos novedades importantes en el campo de la visión por computador. La primera es la descripción de los movimientos captados por las cámaras en lenguaje natural, a través de frases sencillas y precisas que van apareciendo en la pantalla del ordenador en tiempo real, junto con el número fotograma en que se produce la acción.
El sistema puede utilizar también un avatar hablando y describir la información en diferentes idiomas. La segunda es la posibilidad de analizar y descubrir potenciales comportamientos inusuales -a partir de los movimientos aprendidos- y de alertar sobre ellos. Por ejemplo, el sistema enviará un aviso al centro de control de una estación de metro cuando capte un individuo que intente bajar a la vía del tren; o alertará cuando una persona anciana que viva sola sufra una caída.
Las ventajas de aplicación que supone son muy altas en el ámbito de la vigilancia inteligente y la prevención de accidentes y delitos, pero los investigadores consideran que también tiene un gran potencial como herramienta de estudio en otros campos, como el marketing o la psicología.
HERMES ha sido un proyecto coordinado por Juan José Villanueva, profesor emérito del Departamento de Ciencias de la Computación de la UAB y desde hace un año exdirector del CVC, del que fue director durante los últimos 14 años.
El nuevo sistema, que ha recibido varios premios científicos en los mejores congresos especializados, ha sido desarrollado dentro del 6º Programa Marco de Investigación de la Unión Europa.
Con una duración de tres años y medio y un presupuesto de 2.100.000 euros, en su realización han participado investigadores de cinco de los grupos de investigación más reconocidos de Europa en esta área y de una empresa especializada en tecnologías de la información y comunicación. Este nuevo sistema se estructura a su vez en siete subproyectos.
Siete subproyectos de HERMES
1.- El sistema de cámaras: se han utilizado cámaras estáticas para abarcar la escena completa y cámaras activas de alta resolución - sensores "pan-tilt-zoom" (inclinación horizontal-vertical-zoom)-, que permiten un seguimiento y una mayor aproximación automática a los individuos. Para hacerlo, se han aplicado técnicas de optimización de la información contenida en las imágenes.
2.- El análisis del movimiento de los objetos y de los individuos de la imagen. La información obtenida es utilizada para guiar las cámaras activas hacia donde se producen las acciones. Estos problemas se han abordado con diferentes tipos de técnicas de seguimiento.
3.- El análisis del movimiento del cuerpo de los individuos, para extraer la información de las diversas partes del cuerpo, analizar las acciones y describir y prever el comportamiento. Se han usado técnicas basadas en el reconocimiento de patrones y siluetas.
4.- El análisis del movimiento facial, para la comprensión del estado emocional de los individuos, su actitud y las posibles reacciones. En este subproyecto se han utilizado y desarrollado nuevas técnicas para el seguimiento y la alineación de las caras en 2D y 3D.
5.- La integración del software y del lenguaje natural, con el objetivo de describir lo que está pasando en las escenas registradas, con un esquema conceptual de representación.
6.- La integración de todo el sistema, software y hardware, para trabajar en entornos reales y en tiempo real. Se ha diseñado e implantado todo el sistema en una arquitectura orientada al funcionamiento en escenarios reales.
7.- La generación de secuencias virtuales a partir de la descripción de comportamientos en lenguaje natural y la interactuación de los dos mundos, el real y el virtual, en una misma secuencia, con técnicas de realidad aumentada.

Proyecto CULTAPTATION

¿Es posible que la imitación como estrategia sea algo bueno? Una nueva investigación financiada con fondos comunitarios indica que la imitación es natural y además aporta beneficios. El trabajo forma parte del proyecto comunitario CULTAPTATION («Dinámica y adaptación en la cultura humana acumulativa»), que recibió 2 millones de euros mediante la prioridad «Ciencias y tecnologías nuevas y emergentes» (NEST) del Sexto Programa Marco (6PM) con el fin de investigar la evolución de la cultura humana, por ejemplo mediante el estudio de cómo se desarrollan nuevos comportamientos. Los investigadores responsables del estudio, sobre el que se ha publicado un artículo en la revista Science, descubrieron que la gente obtiene un mayor beneficio cuando aprende en sociedad que cuando se aísla.

L
a cultura ha evolucionado y persiste gracias a la habilidad del ser humano de aprender de sus semejantes, pero no se sabe de qué manera se aprende en sociedad. Algunos aprenden imitando comportamientos, mientras que otros basan sus decisiones de copiar o no a otro individuo basándose en el estatus del mismo.
Por esta razón, los investigadores, dirigidos por la Universidad de St. Andrews (Reino Unido), organizaron un concurso informático en el que para participar era necesario remitir estrategias que describieran usos del aprendizaje social y de sus alternativas no sociales, como por ejemplo el aprendizaje por ensayo y error, con el fin de lograr un comportamiento adaptativo en un entorno complejo.
Un total de 104 equipos participaron con programas informáticos que controlaban el comportamiento de un avatar en un espacio que no habían experimentado con anterioridad. Su función era diseñar la mejor estrategia de supervivencia y traducirla a código de programación.
Los resultados muestran que los participantes que se sirvieron mayormente del aprendizaje social lograron más éxitos que aquellos que se decantaron por opciones no sociales, es decir, obtuvieron más beneficios. La estrategia vencedora se centró de forma exclusiva en el aprendizaje social valorándolo en función del tiempo transcurrido desde su adquisición. El equipo ganador, dos alumnos de postgrado de la Universidad de Queen's (Canadá), obtuvieron un premio por valor de 10.000 euros.
«Descubrimos que en gran cantidad de circunstancias distintas, el aprendizaje social no sólo supera con creces al mejor aprendizaje asocial, sino que lo "aniquila"», explicó el profesor Kevin Laland, del Centro de Aprendizaje Social y Evolución Cognitiva de la Universidad de St. Andrews. «No existe un equilibrio o mezcla de aprendizaje social y asocial. Es semejante a encontrarse uno abandonado en una isla del Pacífico de la que no conoces nada», añadió. «No reconoces los alimentos comestibles. Puedes pescar marisco, peces, cazar un antílope, desenterrar tubérculos, cualquier cosa. Algunas de estas acciones tendrán recompensa y otras serán infructuosas.»
En relación al estudio de investigación, el profesor Luc-Alain Giraldeau de la Universidad de Quebec, Montreal (Canadá) indicó que: «El análisis del concurso trata de una forma completamente nueva algunas de las cuestiones planteadas en el campo del aprendizaje social evolutivo desde hace más de dos décadas».
En relación al futuro, los investigadores indican que: «La próxima etapa consistirá en la evaluación experimental de hasta qué punto el comportamiento humano se corresponde con el de las estrategias del concurso. Al depositar la atención en la importancia del filtrado adaptativo que realiza el individuo imitado y en el descuento temporal del imitador, el concurso ayuda a esclarecer por qué es común en la naturaleza el aprendizaje social y por qué los humanos tiene tan desarrollada esa capacidad.»
En el estudio también participaron investigadores de la Universidad de Queen's, la Universidad de Bolonia (Italia), las Universidades de Estocolmo y Mälardalen (Suecia) y la Universidad de California - Los Ángeles (Estados Unidos).

Creadas las primeras vacunas nanométricas

Pruebas realizadas en ratones han demostrado que son tan eficaces como las vacunas virales, pero más seguras


Ingenieros del MIT han diseñado unas nanopartículas o partículas microscópicas que servirán, en un futuro, para vacunar contra diversas enfermedades. Estas nanopartículas son esferas adiposas concéntricas que contienen proteínas sintéticas como las que producen los virus. Una vez inoculadas en el organismo, las esferas dejan salir su contenido, contra el que se defiende el sistema inmune con una respuesta similar a la que producen las vacunas virales. Así, estas nanopartículas "enseñan" al cuerpo a protegerse contra los patógenos. En pruebas realizadas con ratones, se ha comprobado la efectividad de esta tecnología contra la malaria. Los científicos trabajan ahora para desarrollar nanopartículas para crear con ellas otras vacunas, como la del SIDA o el cáncer. 

I
ngenieros del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), en Estados Unidos, han diseñado unas nanopartículas o partículas microscópicas que servirán, en un futuro, para vacunar contra enfermedades como el SIDA o la malaria.
Según publica el MIT en un comunicado, estas nanopartículas son esferas adiposas concéntricas, en las que son introducidas versiones sintéticas de las proteínas que normalmente producen los virus.
Gracias a este modo de suministro, dichas proteínas sintéticas provocarían una potente respuesta del sistema inmune, similar a la que provocan las vacunas virales, pero de manera más segura para el paciente.
Protección del organismo
En la actualidad, estas nanopartículas-vacuna están ya siendo probadas en ratones, para la enfermedad de lamalaria, que se calcula es contraída cada año en el mundo por más de 210 millones de personas.
Pero los autores de la investigación, el ingeniero del MIT, Darrell Irvine y sus colaboradores del Walter Reed Army Institute of Research, esperan que esta tecnología permita crear vacunas contra otras enfermedades, como el cáncer o las enfermedades infecciosas.
En general, las vacunas protegen al organismo porque provocan la producción de anticuerpos contra los patógenos que se inoculan, generando así una respuesta de defensa que queda "grabada" en el cuerpo.
En muchos casos, como con las vacunas de la polio o de la viruela, para despertar esta respuesta orgánica se utiliza una forma desaparecida o neutralizada del virus, con la que se "enseña" al organismo a defenderse de éste.
Otras vacunas, como la de la difteria, están hechas con una versión sintética de una proteína u otra molécula que normalmente producen los propios patógenos.
Muchas dificultades
Cuando se diseña una vacuna, los científicos intentan que ésta active la respuesta de al menos uno de estos dos tipos de células del sistema inmune: los linfocitos T, que son los que atacan las células del cuerpo que han sido infectadas por el virus; o los linfocitos B, que son los que segregan los anticuerpos que atacan a los virus o bacterias presentes en la sangre y otros fluidos orgánicos.
Pero, para luchar contra enfermedades cuyos patógenos tienden a permanecer dentro de las células, como en el caso del virus del SIDA, la situación es más complicada: la vacuna debe activar una respuesta inmunológica más potente de lo normal o hacer reaccionar a las llamadas células T "asesinas".
La mejor manera de garantizar que las células T asesinas entren en acción es usar en las vacunas un virus, pero esto no puede hacerse siempre porque ciertos virus, como el VIH, son muy difíciles de neutralizar para que resulten inofensivos.
Por eso, en casos como el del SIDA o la hepatitis B, los científicos trabajan con vacunas sintéticas. El problema de éstas, sin embargo, es que no provocan una respuesta de las células T lo suficientemente fuerte.
Para tratar de superar todos estos problemas, algunos científicos han intentado introducir las vacunas en vesículas adiposas conocidas como liposomas, que se pensaba podrían impulsar la respuesta de las células T, llevando la proteína en una partícula similar a un virus. Sin embargo, estos liposomas han demostrado tener poca estabilidad en sangre y fluidos corporales.
Una solución posible
Lo que Irvine y sus colaboradores han logrado es crear una estructura más estable, aplicando la metodología del liposoma pero con algunas variables.
Concretamente, los investigadores reunieron muchas vesículas adiposas o liposomas en esferas concéntricas. Una vez que estos liposomas son reunidos, sus respectivas paredes quedan químicamente ligadas unas a otras, dando lugar a una estructura menos propicia a romperse demasiado rápido, tras la inoculación.
Sin embargo, una vez que las nanopartículas son absorbidas por una célula, se degradan rápidamente, dejando salir la vacuna contenida en ellas y provocando una potente respuesta de las células T.
En pruebas realizadas con ratones, los investigadores utilizaron estas nanopartículas para suministrar una proteína de la clara de huevo llamada ovalbúmina, que se usa comúnmente en estudios de inmunología, porque los instrumentos bioquímicos son capaces de rastrear la respuesta inmune que la ovalbúmina provoca en el organismo.
Descubrieron así que tres inmunizaciones de dosis bajas de la vacuna contra la malaria produjeron una potente respuesta de las células T (después de la inmunización, más del 30% de las células T asesinas de los ratones eran específicas para la proteína de la vacuna o estaban listas para responder al virus de la malaria).
Ésta es una de las respuestas de células T más fuertes generadas por una vacuna de proteínas sintéticas, y es comparable a la respuesta que provocan vacunas virales fuertes. Sin embargo, este método resulta más seguro porque no precisa de virus vivos, explica Irvine.
Además de los estudios sobre malaria, los científicos están trabajando ahora mismo en nanopartículas que se utilizarán para desarrollar vacunas contra el cáncer y el VIH. Los resultados de la presente investigación han aparecido publicados en Nature Materials.


Proyecto HIPOSWITCH


Investigadores de Bélgica, Alemania, Italia, Austria y Eslovaquia han iniciado una colaboración con motivo de un nuevo proyecto financiado con fondos comunitarios cuyo objetivo es lograr conversores energéticos más potentes y pequeños para emplearlos en tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y en las relacionadas con inversores fotovoltaicos.

E
l proyecto HIPOSWITCH («Transistores de conmutación de alta potencia, normalmente apagados y basados en GaN aplicados a conversores eléctricos eficientes»), financiado con 3 578 938 por medio del área temática de TIC del Séptimo Programa Marco (7PM) de la UE, estudiará la cadena de valor añadido al completo, desde el desarrollo de la electrónica del dispositivo hasta la aplicación industrial.
El proyecto se centrará en un componente clave de los conversores energéticos electrónicos: los transistores que transforman la corriente continua y la corriente alterna (AC/DC) en los voltajes utilizados por los propios sistemas. Este tipo de transistores puede hallarse en casi cualquier dispositivo técnico actual y, en el caso de las TIC, desempeñan una función básica en las estaciones base de comunicación móvil. También se utilizan en fuentes de alimentación AC/DC de ordenadores, redes y dispositivos de almacenamiento de datos así como en conversores solares, vehículos eléctricos y automóviles híbridos.
El reto al que se enfrentan los científicos hoy en día es el desarrollo de sistemas de conversión energética que consuman menos energía pero que generen más potencia y por supuesto sean más respetuosos con la protección de los recursos naturales. Los investigadores de HIPOSWITCH estudiarán transistores nuevos de nitruro de galio (GaN), dispositivos de conmutación clave que se espera doten de una eficiencia superior a los futuros sistemas de conversión de energía, que tendrán menos volumen y peso pero cuyo rendimiento será mayor.
Las limitaciones a la eficiencia de un sistema suelen estar marcadas por los componentes activos que se utilizan en él. Hoy en día la mayoría de los modelos se basan en el silicio (Si), cuya tecnología ha avanzado hasta tal punto que no es posible realizar más mejoras. El GaN ofrece posibilidades nuevas y numerosas, siendo una de ellas en concreto la conmutación de potencia gracias a las propiedades superiores del propio material. Gracias al GaN, los conmutadores de potencia pueden funcionar a frecuencias considerablemente mayores sin que se incurra en pérdidas por conmutación importantes. Esto se debe a la resistencia en estado de los transistores de GaN, muy inferior, y a capacitancias de entrada y salida considerablemente reducidas.
Los científicos del proyecto también indican que un aumento de la frecuencia de conmutación tiene repercusiones adicionales en los componentes pasivos, pues permite miniaturizar considerablemente los inductores, los transformadores de corriente y los condensadores. Por lo tanto, el peso y el tamaño del sistema al completo se reducen y aligeran al utilizar GaN como material.
El proyecto utilizará técnicas sofisticadas de evaluación de la fiabilidad y caracterización de dispositivos. Contará con la participación de socios con experiencia en tecnología de la automoción, diseño de circuitos y de sistemas electrónicos de potencia, tecnologías de encapsulado de alta temperatura y tecnología de potencia de GaN como por ejemplo crecimiento epitaxial de GaN sobre Si.
El proyecto pondrá de manifiesto la importancia de generar colaboraciones entre los entornos académico e industrial, un paso esencial para sacar al mercado ideas innovadoras.

Los satélites anuncian la aparición de un nuevo continente sobre la Tierra

Surgirá dentro de un millón de años a partir de la separación de un parte del continente Africano


Los satélites han descubierto que, en un plazo de un millón de años, la Tierra tendrá un continente más que surgirá de una parte del continente Africano. Para ese entonces, el Cuerno de África se habrá independizado y quizá deba tener un nuevo nombre. El descubrimiento se produjo analizando la grieta que se produjo al norte de Etiopía en el año 2009, la primera que pudo ser observada por satélites, ya que se producen por lo general en el lecho marino. En el futuro, los satélites ayudarán también a descubrir los mecanismos físicos responsables de los terremotos, del alzamiento de montañas y de la separación de los continentes.
E
l ocho de septiembre de 2009, el suelo de una parte del norte de Etiopía se abrió de repente en una franja de 60 kilómetros de largo produciendo, en las semanas siguientes, 163 terremotos y una pequeña erupción volcánica. Esta apertura fue tan repentina, que algunos animales cayeron en la grieta, de más de ocho metros de profundidad.

Se dio en la llamada depresión de Afar, una conjunción de tres vías donde se encuentran las cordilleras en expansión que forman el Mar Rojo, y donde emerge a tierra el Golfo de Aden para unirse a la región del Gran Valle del Rift.

Toda esta área terrestre comenzó a formarse en el sureste de África hace unos 30 millones de años, y actualmente sigue creciendo, tanto a lo ancho como a lo largo. El proceso actual fue visible también en la erupción volcánica, que reflejó la inyección masiva de magma a lo largo de la grieta de Afar,durante 2009.

A pesar de ser un evento geológico aparentemente sin importancia, este proceso podría resultar crucial para una temprana ruptura continental.

Nuevo continente

La grietas en la superficie terrestre suelen producirse en las cordilleras oceánicas, en el lecho marino. El caso de Etiopía constituye el primer fenómeno de este tipo que se da en tierra, en una época en que los científicos cuentan con las mediciones por satélite.

Estas mediciones están permitiendo un desarrollo especial de la rama de la ciencia que hace mediciones terrestres y determina puntos geográficos: la geodesia. Un suceso como el de Etiopía, en un punto terrestre "visible", suele ocurrir tan sólo una vez cada varios siglos.

Gracias a las mediciones con herramientas modernas, Tom Wright, un geofísico de la universidad de Leed, en Inglaterra, ha podido determinar que la grieta de Etiopía dará lugar a un nuevo continente, en un plazo de tiempo de aproximadamente un millón de años. Mediante el análisis interferométrico de las imágenes recogidas por el satélite Envisat de la Agencia Espacial Europea, Wright ha logrado, además, definir con exactitud cómo empezó este proceso.

Tal como explican los autores de este descubrimiento en la revista Nature, cuando las placas tectónicas de Nubia y Somalia y Arabia se alejan, la corteza entre ambas placas se debilita. El magma formado en la base de la corteza asciende y se acumula en unas cámaras situadas a cinco kilómetros de profundidad, en las cercanías de los volcanes de Gabho y Dabbahu.

Estas cámaras se rellenan como un globo que se infla lentamente hasta alcanzar una presión crítica. En este punto, estallan causando una explosión volcánica e inyectan roca derretida en una canal de drenaje de más de diez metros, situado a entre dos y nueve kilómetros por debajo del suelo. Esta presión provoca la ruptura de la superficie terrestre, con efectos visibles.

Dado que dichas placas continúan separándose, la tensión sigue aumentando, de manera que el proceso se repetirá una y otra vez. Con el tiempo, los científicos llegará a afectar incluso al Mar Rojo, lo que provocaría inundaciones por el desbordamiento del agua.

Se separará el Cuerno de África

Wright calcula que en aproximadamente un millón de años, la franja de Etiopía podría extenderse tanto que el Cuerno de África se separaría del resto del continente. Este es un tipo de proceso que sucede constantemente, pero normalmente en el lecho oceánico, donde es difícil de estudiar.

El hecho de que se dé en la superficie terrestre permite que se estudie directamente, gracias a los instrumentos modernos. Los especialistas están aprovechando los datos de los satélites para medir la manera en que los continentes se comportan cuando son aplastados, estirados o se agrietan.

La superficie de la tierra es un mosaico de placas rocosas fuertes y frías que se mueven continuamente a una media de 12 centímetros anuales. El estudio realizado por Wright de los sucesos tectónicos acaecidos en Etiopía ha proporcionado valiosos conocimientos de lo que sucede en el planeta cuando dos placas tectónicas se separan.

En el futuro, Wright espera utilizar dichos datos para descubrir los mecanismos físicos responsables de los terremotos, el alzamiento de montañas y la separación de los continentes.

La astronomía con otros ojos


La primera gran revolución en la astronomía vino de la mano de la genial idea de Galileo de apuntar un telescopio al firmamento, desde aquel mítico momento la astronomía no ha dejado de cambiar nuestra forma de ver el Universo.

L
as generaciones de astrónomos del siglo XX no dejaron de buscar otras formas de observar el firmamento para hacer nuevos y sorprendentes descubrimientos. Cuando la tecnología lo ha permitido hemos empezado a observar no sólo con la luz visible sino que hemos ido añadiendo la observación en radio, en el infrarrojo, en el ultravioleta y en rayos gamma, la nueva frontera se encuentra en poder realizar observaciones de ondas gravitatorias.
La riqueza que nos ha aportado el poder observar el cielo en distintas longitudes de onda no tiene precio. Cada longitud de onda nos da información complementaria sobre lo que estamos observando. Las últimas imágenes de M51, la galaxia remolino, publicadas por la NASA, ponen de relieve precisamente esto:
La imagen de la izquierda está tomada en luz visible, los puntos rosados nos indican que se están formando nuevas estrellas en esas zonas, pero las nubes de gas y polvo no dejan pasar la luz visible así que las vemos como algo oscuro, para poder ver con detalle la estructura del gas y polvo en la galaxia tenemos que observar en el infrarrojo, y eso es precisamente lo que tenéis a la derecha, es la misma galaxia pero fotografiada en el infrarrojo cercano, ahora podemos ver con una precisión nunca antes alcanzada la estructura del gas y el polvo en M51.
Observar el Universo con otros instrumentos y medios es de vital importancia ya que nos abre las puertas de lo desconocido, ¿qué encontraremos si somos capaces de desarrollar una astronomía de ondas gravitatorias? El tiempo nos dará la respuesta.

Un estudio de 'Las golondrinas de Tartessos' cuestiona la historia oficial de Occidente


Para aprender hay que desaprender. Una tesis doctoral cuestiona verdades irrefutables. Según la historiadora Ana María Vázquez, los fenicios "inventados" por los griegos pudieron ser los onubenses y el color "rojo" de Huelva fue el "fenicio".

E
n la Península Ibérica ya se utilizaba la escritura miles de años antes que los fenicios aparecieran por sus costas. Esta innovadora tesis viene avalada por los estudios aportados en esta obra. En el Museo de Huelva (España) se encuentran expuestos dos útiles prehistóricos, encontrados en sepulcros megalíticos, con evidencia de escritura. No son las únicas muestras, existen otras en el sur peninsular.
Debemos poner en duda lo que hasta ahora se consideró como verdad irrefutable, el que fueran los fenicios quienes nos enseñaron a escribir. ¿Y si, en realidad, hubiera ocurrido lo contrario? ¿Y si esos pueblos del mar que toda la mitología del Mediterráneo Oriental sitúa en la Península Ibérica, hubieran enseñado, en verdad, a los fenicios? ¿Escribirían los fenicios sus propios Anales en una escritura de Occidente?
Los fenicios, al llegar a la Península Ibérica a finales del II milenio a.C., encontraron gentes que ya usaban un torno rápido para pulir el oro y que escribían signos lineales. El geógrafo griego Estrabón se refirió a los turdetanos como un pueblo que tenía leyes escritas en verso de seis mil años de antigüedad). Una golondrina no hace verano. Las escrituras de Huelva no están solas en la penumbra de la Prehistoria: numerosos signos de escrituras «prehistóricas», fechadas a partir del 7 000 a.C. aparecen en Europa y en las islas del Mediterráneo. Son ya muchas las aves que acompañan el vuelo de las golondrinas de Tartessos.

Ana María Vázquez Hoys es doctora en Historia Antigua y miembro de la Asociación Española de Amigos de la Arqueología, la Asociación española de Estudios Clásicos, la Asociación Internacional de Estudios Romanos, elInternational Council of Indoeuropean and Thracian Studies, y el Instituto de Estudios fenicios (UCM).
Es autora de casi treinta publicaciones y ensayos, entre los que se encuentran Diana en la religiosidad hispanorromana, el Diccionario del Mundo AntiguoEl mundo griegoDe los inicios a la conquista romana, Historia de Roma I. o La República romana, o Grecia. También ha sido responsable de programas didácticos en televisión y radio (como algunos espacios dentro del programa La aventura del saber, de TVE)

El ser humano pudo llegar a América mucho antes

nuevos indicios


El hallazgo de unas heces humanas fosilizadas en una caverna de Oregón ha obligado a los arqueólogos a replantearse cuándo llegaron los primeros humanos al continente americano. Dichos excrementos datan de hace más de 14.000 años, lo que sugiere que la inmigración tuvo lugar unos mil años antes de lo que se creía.

L
as heces analizadas se encontraron en las cavernas Paisley del estado de Oregón, en el oeste de Estados Unidos. Gracias a las condiciones de estas cavernas, extremadamente secas, se han conservado durante milenios varios tipos de material, como hilos hechos de tendones y fibras vegetales, cueros, cestos, cuerdas, cordones, estacas, así como huesos de animales y heces tanto de animales como de humanos.
«Encontramos un pequeño foso al fondo de una cueva», explicó el Dr. Dennis Jenkins de la Universidad de Oregón, quien lideró las expediciones a las cavernas. «Estaba repleto de huesos de camellos, caballos y ovejas de montaña, y allí encontramos un coprolito humano.»
Análisis del ADN confirmaron que 14 de los coprolitos (excrementos fósiles) eran humanos y que procedían de nativos americanos que tenían vínculos genéticos con humanos de Siberia y Asia. La datación por carbono reveló que los coprolitos más antiguos tenían aproximadamente 14.340 años de antigüedad. Según los investigadores, esto no sólo demuestra que los indios americanos descienden de los primeros inmigrantes al continente americano, sino también que la inmigración se produjo aproximadamente mil años antes de lo que se pensaba.
Hay numerosas teorías acerca de la fecha exacta y la ruta de la llegada de los primeros colonizadores humanos del continente americano. Sin embargo, la que goza de más aceptación apunta que los primeros humanos llegaron hace unos 13.000 años desde Asia por el puente terrestre que comunicaba antiguamente Siberia y Alaska. Estos humanos se propagaron con rapidez por todo el continente. Se les denomina cultura Clovis y dejaron a su paso señales distintivas y herramientas, pero poca cosa en lo que a restos humanos se refiere.
Se suponía que los Clovis entraron por el sur de Alaska, siguiendo un corredor que atravesaba el glaciar gigante que cubría América del Norte por aquel entonces. Dicho corredor se abrió hace unos 14.000 años, por lo que este nuevo descubrimiento plantea dudas acerca de la migración de estos humanos primitivos hacia el Sur.
«Nuestros hallazgos demuestran que había seres humanos al sur del casquete de hielo varios cientos de años antes de que se abriera este corredor a través del hielo», señaló el profesor Eske Willerslev de la Universidad de Copenhague, quien dirigió al equipo responsable de analizar los excrementos hallados. «Para sortear el casquete de hielo, los humanos primitivos tuvieron que recorrer la costa oeste americana bien a pie bien en embarcaciones. A menos que llegaran con tanta anterioridad a la última época glaciar que el paso terrestre aún no estuviera cerrado por hielo.»
«Si nuestros análisis del ADN y la datación por radiocarbono se confirman en otros coprolitos que se están estudiando en diversos laboratorios, se podría decir que hemos roto la barrera del sonido de los Clovis», añadió el Dr. Jenkins. «Si se busca a los primeros pobladores de América del Norte, habrá que remontarse a más de mil años antes de los Clovis para encontrarlos.»
Se desconoce si los habitantes de las cavernas Paisley guardan algún vínculo con la cultura Clovis, puesto que en el yacimiento no se han encontrado utensilios de piedra.
Estos últimos indicios de ADN confirman los resultados de otras investigaciones realizadas en las cavernas Paisley en la década de 1930 por Luther Cressman, antropólogo de la Universidad de Oregón. Cuando se difundieron los descubrimientos de Cressman, en 1940, sus conclusiones no fueron aceptadas de forma unánime. Falleció en 1994.
«Cressman estaba en lo cierto al indicar la asociación de restos culturales humanos con animales del Pleistoceno, pero para demostrarlo han tenido que pasar setenta años y que desarrollarse y aplicarse métodos científicos nuevos», explicó el Dr. Jenkins.
«Si los coprolitos humanos hallados en las cavernas Paisley no se hubieran sometido a pruebas de ADN y a una rigurosa metodología de datación, no se habría demostrado de forma fehaciente la edad anterior a los Clovis de los artilugios encontrados junto a los restos de megafauna.» En otras palabras, es probable que la comunidad arqueológica hubiera pasado por alto o rechazado los elementos de este yacimiento a los que se atribuye una edad anterior a los Clovis», agregó.
El apoyo comunitario a esta investigación provino de los proyectos financiados con fondos comunitarios FORMAPLEX («The exploitation of formalin fixed tissues for high-throughput genetic analyses: An HIV-1-HLA cointeraction case study») y GENETIME («An interdisciplinary training site in ancient biomolecules»), ambos sufragados por las Acciones Marie Curie mediante el Sexto Programa Marco (6PM).

Consiguen trasplantar nuevas neuronas en cerebros dañados, y recuperarlos

Aunque de momento sólo se ha hecho con ratones, el avance podría ayudar a desarrollar nuevas terapias contra enfermedades neurodegenerativas humanas


Un equipo de científicos de diversas instituciones de investigación de Estados Unidos ha conseguido realizar con éxito un trasplante de neuronas en el cerebro de ratones. El cerebro de estos animales, que sufría un trastorno, recuperó en gran parte su funcionalidad tras este proceso. El avance sugiere que áreas cerebrales clave de los mamíferos serían más reparables de lo que hasta ahora se creía, y podría dar lugar a nuevos tratamientos para trastornos como las lesiones de médula espinal, la epilepsia o el Huntington. 

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n equipo de científicos de diversas instituciones de investigación de Estados Unidos ha conseguido realizar con éxito un trasplante de neuronas en el cerebro de ratones. El cerebro de estos animales, que sufría un trastorno, recuperó en gran parte su funcionalidad tras el proceso. El avance sugiere que áreas cerebrales clave de los mamíferos serían más reparables de lo que hasta ahora se creía.
Los investigadores, de la Universidad de Harvard, del Massachusetts General Hospital (MGH), del Beth Israel Deaconess Medical Center (BIDMC) y de la Harvard Medical School (HMS) transplantaron en concreto neuronas embrionarias, en un estadio de desarrollo cuidadosamente seleccionado, en elhipotálamo de ratones incapacitados para responder a la leptina, una hormona producida por los adipocitos o células grasas, que regula el metabolismo y controla el peso corporal.
Según publica la Universidad de Harvard en un comunicado, esta incapacidad cerebral hizo que los ratones mutantes del experimento desarrollasen obesidad mórbida.
Tras el trasplante de neuronas y la reparación de sus circuitos cerebrales, sin embargo, los cerebros de los ratones comenzaron a responder a la leptina y, en consecuencia, los animales experimentaron una pérdida sustancial de peso.
Esta reparación del hipotálamo de los ratones a un nivel celular abre una vía para el desarrollo de nuevos métodos terapéuticos, no sólo para trastornos en esta región del cerebro (que regula procesos y comportamientos básicos como el hambreo la sexualidad), sino también para otros trastornos como las lesiones de médula espinal, el autismo, la epilepsia, la enfermedad de Lou Gehrig o esclerosisi lateral amiotrófica, el Parkinson o el Huntington.
Diversos tipos de análisis
Uno de los autores de la investigación, el profesor de biología regenerativa de la Universidad de Harvard, Jeffrey Macklis, explica que en el cerebro sólo existen dos regiones en las que se produzcan sustituciones neuronales a gran escala durante la edad adulta y a nivel celular (por el proceso natural de la neurogénesis ): el bulbo olfatorio y una subregión del hipocampo denominada giro dentado. Lo que los científicos han conseguido ahora es "reconfigurar un sistema de circuito cerebral que no experimenta la neurogénesis naturalmente", afirma Macklis.
Los investigadores (del laboratorio de Macklis y de los laboratorios de los otros dos directores de la investigación,Jeffrey Flier, decano de la HMS, y Matthew Anderson, profesor de patología del BIDMC) estudiaron el desarrollo celular y la integración de células progenitoras y neuronas muy inmaduras procedentes de embriones corrientes, en el hipotálamo de ratones mutantes, mediante múltiples tipos de análisis moleculares y celulares.
Por ejemplo, los investigadores realizaron análisis electrofisiológicos de las neuronas transplantadas y de sus funciones en el circuito receptor, marcando inicialmente dichas neuronas con una proteína fluorescente que hizo que resplandecieran en color verde. Esto permitió localizarlas fácilmente.
Éxito a todos los niveles
A partir de todas estas observaciones, pudo constatarse que las neuronas transplantadas sobrevivieron al proceso de transplante y que, tras éste, se desarrollaron a nivel estructural, molecular y electrofisiológico, dando lugar a cuatro tipos de neuronas que ya se sabía son clave en la respuesta cerebral a la leptina.
Además, ensayos moleculares y microscopía electrónica para la visualización hasta el último detalle de los circuitos, así como el uso de electrofisiología patch-clamp (una técnica que aplica pequeños electrodos al estudio de las características de neuronas individuales y pares de neuronas) demostraron que las nuevas neuronas se integraron funcionalmente en el circuito receptor, en el que respondieron, además de a la leptina, a la insulina y a la glucosa.
Por último, los investigadores constataron que las neuronas nuevas se comunicaban con las neuronas del circuito a través de contactos sinápticos normales y que, en consecuencia, los cerebros de los ratones volvieron a presentar una señalización eléctrica corriente. Los ratones tratados con este proceso envejecieron y engordaron aproximadamente un 30% menos que sus hermanos no tratados o tratados con métodos alternativos. sibling
Un aspecto sorprendente del proceso es que, según Flier: "las neuronas embrionarias fueron incorporadas con menos precisión de lo que cabría pensar. Sin embargo, eso no pareció importar. En cierto sentido, estas neuronas son como antenas capaces de captar, de manera inmediata, la señal de la leptina".
Próximo paso: la médula espinal
Los autores del estudio creen que el descubrimiento de la gran capacidad de adaptación de las células embrionarias a circuitos neuronales ya existentes hará posible aplicar técnicas similares para el tratamiento de otras enfermedades neurológicas y psiquiátricas.
Ahora están interesados en seguir sus investigaciones en neurogénesis controlada. El próximo paso será estudiar otras partes del cerebro y de la médula espinal, para averiguar si éstas pueden ser también reconfiguradas con neuronas nuevas. "Sospecho que podremos", afirma a este respecto Macklis. Los resultados obtenidos hasta ahora han aparecido publicados en Science.
Anteriormente, en 2005, Jeffrey Flier publicó, también en Science, un artículo en el que hablaba de cómo la adición al hipotálamo de nuevas neuronas podía ser un tratamiento potencial de la obesidad, y en 2000, en la revista Nature, Jeffrey Macklis y sus colaboradores publicaron otro trabajo, en el que se explicaba cómo habían conseguido inducir la neurogénesis, en áreas sin neurogénesis natural de la corteza cerebral de ratones adultos con lesiones neuronales o enfermedades neurodegenerativas.