"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


viernes, 18 de noviembre de 2011

Cuando nos observan somos mejores


La sensación de que otras personas están atendiendo lo que hacemos, mostramos y decimos, nos impulsa a reprobar con mayor contundencia las transgresiones ajenas, y también a comportarnos con mayor honradez en nuestra vida diaria.
Un equipo de expertos británicos comprobóo que quien es observado se comporta con honradez.
Un equipo de expertos británicos comprobóo que quien es observado se comporta con honradez.
Aunque pueda parecer discutible a la luz de los extravagantes comportamientos que a veces exhiben ante los televidentes los protagonistas del programa de telerrealidad "Gran Hermano" en distintos lugares del mundo, hay indicios de que sentirnos observados por otras personas puede tener algunos efectos positivos en nuestras actitudes y conductas.
No hace falta llegar a los extremos del programa televisivo, en el que un grupo de personas se encierran durante meses en una casa mientras que su convivencia cotidiana es trasmitida en directo las 24 horas del día por una serie de cámaras para los televidentes. 
Tampoco se trata de emular al "Big Brother" en el que se inspira el programa, un desconocido y enigmático personaje de George Orwell que en su novela "1984" gobierna a la población, vigila a los ciudadanos, controla su información y está siempre presente en sus vidas a través de una serie de pantallas catódicas.
Basta con que una persona se sienta observada, aunque no sea del todo consciente de ello, para que vea fortalecidos sus juicios morales, según una investigación dirigida por el doctor Pierrick Bourrat, del departamento de Filosofía de la Universidad de Sidney, en Australia, en colaboración con Nicolas Baumard, de la Universidad Pensilvania EE.UU.) y Ryan McKay, de la Universidad de Londres (Reino Unido).
Los investigadores comprobaron que cuando la gente cree que alguien la está mirando, tiende a expresar una desaprobación mayor hacia las transgresiones morales de los demás en comparación con aquellos que no se sienten observados.
De acuerdo al estudio, reseñado en la revista ‘Evolutionary Psychology’, esto demuestra que en el ser humano ocurre un proceso mental sensible a los juicios de presencias no del todo conocidas o no del todo vistas.
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores presentaron a un grupo de personas dos situaciones en las que se producían transgresiones morales: quedarse con el dinero de una cartera ajena encontrada y falsificar un currículum, explica el servicio de información científica "Tendencias 21".


SI ME MIRAN,  ME COMPORTO MEJOR
A la mitad de los participantes se les expusieron estas situaciones en una hoja de papel en la que también aparecía la imagen de unos ojos, y la otra mitad se les presentaron las mismas situaciones, acompañadas por una imagen de flores.
Quienes vieron los ojos, valoraron ambas transgresiones (quedarse con el dinero ajeno y falsificar un documento)  como moralmente menos aceptables que aquellos que vieron flores.
“De estas reacciones puede concluirse que las señales de vigilancia, representadas por la imagen de los ojos, habrían activado las normas morales interiorizadas de los participantes, también conocidas como autoconciencia particular”, ha explicado Pierrick Bourrat.
Según este investigador, asimismo se habría puesto en marcha la denominada autoconciencia pública, que es “la impresión de que las acciones personales se ajustan o no al estándar de las normas morales aceptadas”.
“Las personas que demuestran un apoyo explícito a los modelos compartidos de comportamiento estarían motivadas por un deseo de mantener su reputación. Si no expresan dicho apoyo a las normas morales pueden generar suspicacia en otros”, agrega.
En una investigación anterior, publicada en la revista de la Academia de Ciencias de Gran Bretaña, un equipo de expertos británicos ha comprobado que si un individuo supone que está siendo observado, tiende a comportarse con más honradez en su vida diaria.
Para su experimento, los investigadores en Biología y Psicología de la Universidad de Newcastle  utilizaron una denominada "caja de la  honradez", para que el comprador pusiese en su interior la cantidad de dinero  que considerase más oportuna, de acuerdo a su libre albedrío.
La peculiar caja estuvo instalada durante varios años en la Universidad de  Newcastle,  con el objetivo de recaudar el pago de unas bebidas de uso compartido entre unas 50  personas.
De modo similar al experimento liderado por la Universidad de Sidney, sobre la caja se colocaba en ocasiones veces un cartel con la imagen de dos ojos y otras veces otra  señal en la que se veían dos flores.
Así se descubrió que las personas echaban tres veces  más dinero cuando encima de la caja estaba la imagen de los de ojos que cuando aparecía la foto de las  flores.
"Las estadísticas muestran que  los ojos tienen un gran impacto en el comportamiento de las personas, en este caso en particular entre los universitarios consumidores de café o té", ha señalado la doctora Melissa Bateson, bióloga del comportamiento de la Universidad de Newcastle, y directora de la investigación.



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