"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


martes, 15 de noviembre de 2011

El ADN de caballos prehistóricos confirma el realismo de las pinturas rupestres


¿Son las pinturas del Paleolítico un reflejo realista de lo que fue su entorno? Un equipo de científicos ha utilizado muestras de ADN (ácido desoxirribonucleico) prehistórico para averiguar el grado de realismo de unos caballos representados en pintura rupestre.

P
ublicados en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), los resultados muestran que todas las variaciones de color observadas en las pinturas rupestres paleolíticas, incluidas las que representan animales moteados, existieron en poblaciones de caballos antes de su domesticación. El estudio contribuye a corroborar la teoría de que los pintores reflejaban su entorno natural y que existían fenotipos de caballos de puntos blancos en ejemplares prehistóricos antes de que se lograse su domesticación. Hasta ahora los estudios de ADN sólo habían logrado confirmar la existencia de caballos bayos y negros.
En este estudio, científicos de Alemania, México, Rusia, España, Reino Unido y Estados Unidos genotiparon y evaluaron 9 loci relacionados con el color de la piel de 31 caballos prehistóricos, cuando esta especie aún no había sido domesticada, que vivieron hace 35 000 años en Europa oriental y occidental, Siberia y la Península Ibérica. El equipo evaluó huesos y dientes de especímenes obtenidos en 15 yacimientos.
Los datos muestran que un gen relacionado con un pelaje moteado, similar al del leopardo, aparece en cuatro muestras del Pleistoceno y en dos de la Edad del Cobre procedentes de Europa occidental y oriental. El descubrimiento confirma la existencia de caballos moteados. Los resultados apuntarían, pues, a que todos los fenotipos de colores distinguibles en las pinturas rupestres (bayo, negro y moteado) existieron de verdad en poblaciones de caballos antes de su domesticación.
El equipo indica que el complejo fenotipo asociado al pelaje moteado no era común, sobre todo tras haber perdido terreno frente a otros. Pero en la actualidad se ha recuperado y es uno de los preferidos en varias razas de caballo como el Appaloosa y el Noriker. «Los trabajos de cría se han intensificado de nuevo por el creciente interés en la recuperación de estos caballos», afirmó la Dra. Monika Reissmann del Departamento de Ciencias Agrícolas y Animales de la Universidad Humboldt (Alemania).
«Nuestros resultados sugieren que, por lo menos en lo referente a los caballos salvajes, las pinturas de cuevas paleolíticas, incluyendo las notables pinturas de caballos manchados, se basaron en animales reales con ese aspecto», explicó Michi Hofreiter, profesor del Departamento de Biología de la Universidad de York (Reino Unido). «Estudios de ADN anteriores habían generado indicios de la existencia de caballos bayos y negros, pero el nuestro ha demostrado que el fenotipo de motas complejo al modo de los leopardos ya estaba presente en caballos prehistóricos y que los humanos los representaron con fidelidad hace ya 25 000 años.»
El profesor Hofreiter además apunta que los resultados del estudio respaldan la hipótesis de que las pinturas rupestres podrían contener connotaciones menos simbólicas de lo que se cree normalmente y ser representativas del entorno natural de los humanos.
En relación al estudio y el trabajo dedicados al mismo, la Dra. Melanie Pruvost del Instituto Leibniz para la Investigación de la Vida Salvaje de Berlín (Alemania) y el Instituto Arqueológico Alemán afirmó: «Sólo ahora contamos con las herramientas genéticas necesarias para conocer la apariencia de animales extinguidos, y aún quedan muchos interrogantes y fenotipos cuyo proceso genético está por describir. No obstante, ya podemos comprobar que este tipo de estudio mejorará en gran medida el conocimiento que poseemos sobre el pasado. Saber que existían caballos moteados al estilo del leopardo en el Pleistoceno europeo aporta nuevos datos y conocimientos para la interpretación arqueológica del arte rupestre.»

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