"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


martes, 22 de noviembre de 2011

Cocinar para ser feliz

La cocina que emana del corazón nos permite investigar en la profunda y compasiva relación que existe entre todos y cada uno de los elementos que constituyen el universo. Es una forma de meditación que alimenta nuestra alma.


¿Qué tienen en común la meditación zen, una técnica oriental que consiste básicamente en mantener una atención sostenida en el aquí y ahora centrándose en la respiración y observando sin seguirlos los devaneos de la mente pensante, con la cocina: el arte de guisar y aderezar los alimentos y elaborar y mezclar las bebidas para nutrirnos a diario y darle placer al paladar?. 
Para el psicoterapeuta Raúl Vincenzo Giglio, autor del libro `La cocina como meditación’, “cuando se realiza con consciencia y desde el corazón, la cocina, al igual que la meditación, crea un espacio de aprendizaje convirtiéndonos en observadores y cocineros de nuestra propia evolución y desarrollo. Se trata de un camino ameno, divertido y metafórico para nuestro crecimiento interior”.
Para entender este “camino”, Efe-Reportajes ha entrevistado al autor de este libro repleto de ejercicios prácticos y propuestas culinarias, que invitan a conocer más de nosotros mismos y nuestra alimentación interior, y a experimentar variadas texturas, olores, sabores y colores, desde la filosofía Zen, que se centra en la experiencia del instante presente como fuente de conexión con una realidad superior, más allá del discurso racional y lógico. 
Desde sus páginas, Raúl Vincenzo Giglio, profesor de yoga y coordinador de la Escuela Española de Desarrollo Transpersonal, nos propone “inundar con sensaciones y entusiasmo lo que nos rodea y experimentar a través de sus elementos más sencillos, lo alimentos, la paz y el regocijo de servir al otro lado desde la exquisitez del paladar”.

ALIMENTOS, AMOR Y CONSCIENCIA
-- ¿Que significa "cocinar desde el corazón"?.
-- Implica poner todo lo que somos, cariño, atención, bondad, vocación de servicio y actitud de alimentar al mundo desde un lugar más allá de lo funcional en la cocina, ese espacio y órgano vital de cualquier hogar. Es interiorizar, escuchar al pepino, a la zanahoria, ser consciente de la sagrada música de los alimentos, contactar con esa fuente de amor que todos llevamos dentro y usar los diversos actos de la cocina. Comprar en el mercado, partir, pelar, etc., como cauces de ese amor que pide ser expresado. Y por supuesto, luego compartirlo con los demás.
-- ¿Qué se consigue al cocinar desde el corazón?
-- Logramos disfrutar de la vida, del cocinado mas profundo de nuestro propio yo, un mayor conocimiento del mundo y de nosotros mismos, el extraordinario poder de dar amor a los demás en forma de diversas entregas. Así entendida y vivida, la cocina se transforma en un camino hacia la felicidad.
-- ¿Cuál es su principal consejo?.
-- Sobre todo hay que disfrutar del pastel, eso es todo, nada más y nadas menos. Consiste en escuchar lo que nuestro propio corazón nos pide a la hora de cocinar, para después prestarle atención, llevarlo a la práctica y compartirlo.
-- ¿Cómo se relacionan meditación y cocina?
-- Vemos la meditación como un ejercicio oriental, con la clásica postura sentada de piernas cruzadas, generalmente en espacios para ello acondicionados. Es un camino de reencuentro con uno mismo que puede practicarse en cualquier postura o lugar. La cocina es un templo de meditación que siempre ha estado acompañándonos en el devenir diario, el lugar donde elaboramos el alimento más genuinamente nutritivo que existe, la comida que diariamente necesitamos para vivir. En este habitáculo se ofrece un espacio de profunda reflexión si miramos con los ojos que transcienden lo meramente utilitario.
-- Dice que el Zen y la cocina son ante todo una experiencia.
-- Toda teoría que no se traduzca en algo práctico no es más que una elucubración de lo que pudiera ser posible y no se llegó a materializar. El papel que no se puede comer.
Dado que tenemos una tendencia exagerada a tener ideas, proyectos, sueños, anhelos que escasamente materializamos, este libro está plagado de apuntes, disparos, propuestas a reflexionar, a practicar la cocina desde el corazón y la conciencia que todos tenemos.
-- ¿Cuáles son esos disparos y propuestas?
-- Uno de los disparos más reveladores son los cuentos. Las metáforas han sido desde tiempos ancestrales vehículo de transmisión de sabiduría y conocimiento, auténticas perlas de conocimiento profundo. Todos los cuentos encierran una semilla, un poco de levadura que, acompañada del calor y la atención de quien los lee, hace subir la masa hasta conseguir que el mensaje que conllevan germine en el que escucha.

EL ARROZ, EL INFIERNO Y EL CIELO
-- ¿Podría regalarnos alguno de esos cuentos reveladores?
-- Uno de mis favoritos narra la historia de un monte de exquisito arroz cocido, rodeado por muchos hombres hambrientos, que a cierta distancia contaban con palos de dos metros de longitud, con los que podían coger el arroz pero no podían llevárselo a su boca. Así, solitarios, hambrientos y moribundos transcurrían los días en el infierno. Hasta que un día, el más sensible al dolor de los demás, decidió que, si no podía comer él mismo, al menos trataría de alimentar a sus hermanos. Con el largo palo, cogió una cantidad de arroz y se lo dio a  aquel hambriento que se hallaba a esa distancia. Este recibió el arroz agradecido, observó el mecanismo y alimentó a otro compañero con su largo palo. Y este a su vez a otro, y aquel a otro. Así se fueron alimentando unos a otros. Ahora estaban en el cielo.
-- También ha mencionado propuestas culinarias.
-- Son ejercicios prácticos, de cocina, de reflexión, de atención, para integrar la parte teórica en una vivencia práctica, invitaciones a convertir la cocina en el espacio de meditación que siempre ha sido.
-- ¿Podría darnos un ejemplo?
-- Fregar los platos puede ser un gran ejercicio de meditación. Como el Zen invita a culminar procesos abiertos, a no dejar nada pendiente para otro día o momento, por la carga de peso emocional que conlleva lo inconcluso o pendiente de resolver, tras una comida, no esperes ni dejes mucho tiempo los platos y utensilios de cocina resecarse con el aire de la inacción. Además de que se dificulta su lavado, es un recordatorio a la mente de su parte más pasiva y dormida. Cuando friegues, pon tu atención y conciencia en lo que estás realizando.
Observa lo que hacen las manos, déjalas seguir su curso. Con la mente en calma, permíteles seguir con la acción y obsérvalas abrir el grifo, medir la temperatura, acariciar el espacio con jabón. Coge un plato, rocíale con agua, acarícialo y escucha. Descubrirás que tu mente tiende a salir del fregadero y divagar. Cuando te des cuenta de ello, vuelve una y otra vez a atender aquello que estás limpiando. A medida que practiques, tu mente se escapará cada vez menos.

Para el autor del libro `La cocina como meditación’, cocinar desde el corazón significa poner todo l

LA ALQUIMIA DE LOS FOGONES
Para Raúl Vincenzo Giglio, la cocina no sólo es un lugar de meditación sino también de alquimia, porque “es transformación, es usar los elementos que la tierra ofrece, usar nuestro intelecto y sacar una nueva versión más sabrosa de sí mismo”.
“Cocinar es escuchar lo que el alimento lleva dentro, verlo antes de que se muestre por sí mismo, confiar en ello y acompañar ese proceso de maceración y maduración, para regalarse una explosión de sabores y texturas, antes inimaginables, y llegar a sensaciones que permanecen ocultas, comenzando en el paladar y acabando en explosiones de emoción”, señala.
Para Giglio, “la cocina es alquimia, es unir diversos alimentos, diversas formas, colores, texturas, de orígenes y procedencias muy lejanas entre sí y dar a cada elemento su  medida, dentro del proyecto común que es más grande, para conformar una receta, un milagro de unión de diversos elementos en la perfección de sabores que se vierten y derriten en un paladar”.
“El alimento, es la más poética y creativa de las necesidades básicas, la que adquiere las más diversas formas, olores y colores. La poesía de la vida desde que el hombre descubrió su sabiduría interna, su capacidad de observar, de desarrollar y usar su inteligencia, de deleitarse ante un plato recién hecho”, agrega.
“El hombre es el único ser vivo que elabora sus platos, no sólo para sobrevivir, sino para deleitarse y tomar conciencia, conocerse y conocer los recovecos profundos de su vida, los fogones desde los cuales saltará a otro nivel de conciencia”, finaliza el autor de ‘La cocina como meditación’.

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