"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


jueves, 10 de mayo de 2012

La desaparición de la civilización de Nazca se debió a una sobreexplotación de los recursos ecológicos de la región por parte de sus habitantes


Conocemos la civilización Nazca por su famosas figuras que se pueden ver desde el aire, pero ¿cuándo desaparecieron y por qué aquellos que las construyeron? Esta civilización desapareció hace 1500 años o, en otras palabras, 1000 años antes del descubrimiento de América por parte de los Europeos. Ahora un nuevo estudio nos dice además por qué desaparecieron y resulta ser un viejo conocido: colapso ecológico.

De este modo Nazca se suma a la muchas civilizaciones del pasado que desaparecieron o sufrieron mucho por sobreexplotar sus recursos ecológicos: mayas, isleños de Pascua, anasazis, vikingos groenlandeses…
Recordemos que las famosas líneas de Nazca no tienen origen extraterrestre (se pueden hacer fácilmente moviendo piedras) como alguno ha llegado a decir, sino que eran caminos sagrados que los habitantes de la región utilizaban para sus rituales religiosos.
Esta civilización ocupaba los valles de la costa sur de Perú, pero desaparecieron a consecuencia de un colapso catastrófico alrededor del año 500 de nuestra era. Aunque quedan algunos aspectos de esta civilización sin aclarar, los expertos están de acuerdo en que prosperó en la primera mitad del primer milenio antes de Cristo hasta que colapsó en una guerra sangrienta por los recursos y eventualmente desapareció.
Entre las teorías científicas que han tratado de explicar lo que sucedió había una que culpaba del desastre al fenómeno de El Niño (un efecto climalotógico natural provocado por el calentamiento del agua del Pacífico), aunque en este caso debía de haber sido mucho más intenso de lo que normalmente es.
Ahora, David Beresford-Jones, de la Universidad de Cambridge, y sus colaboradores sugieren en un estudio publicado en Latin American Antiquity que los indios de esa región del mundo fueron víctimas de su propia ignorancia al sobreexplotar los recursos naturales de un frágil ecosistema. Estos investigadores recolectaron restos vegetales en el valle de Ica, encontrando pruebas de este comportamiento a lo largo de generaciones.
Las pruebas dicen que los habitantes de la época de esa región talaban los bosques para así tener más tierras de cultivo. Los granos de polen encontrados indican que los bosques de huarango cubrían en el pasado una región que ahora es un desierto, pero que estos árboles fueron gradualmente sustituidos por cultivos como maíz o algodón a lo largo del tiempo.
Pero el huarango (Prosopis pallida) es mucho más que un simple árbol, es una parte crucial del frágil ecosistema del desierto, pues aumenta la fertilidad del suelo y lo humedece. Estos árboles ayudaron en época a mantener el vulnerable sistema de canales de irrigación de la civilización de Nazca.
Eventualmente llegó un día en que se terminaron por talar demasiados árboles y se alcanzó el punto de no retorno en el que el árido ecosistema estaba ya irreversiblemente dañado.
Los autores del estudio no niegan que un fenómeno intenso de El Niño contribuyera al desastre, de hecho hay pruebas a favor de esto último. Sin embargo, el impacto de las inundaciones provocadas por este fenómeno hubieran sido mucho menos devastador si hubiera habido árboles que protegieran el frágil ecosistema de la zona. Recordemos que una de las causas más importantes de la erosión es precisamente la deforestación. Una vez la erosión se lleva el suelo de un sitio es muy complicado que vuelvan a crecer de nuevo las plantas en el mismo lugar.
El bosque de huarango es muy especial porque tiene la asombrosa capacidad de fijar nitrógeno atmosférico y es una importante fuente de comida, forraje, madera y combustible para locales. Es una especie clave en el desierto de la zona, porque, además de aumentar la fertilidad y humedad del suelo, crea un microclima bajo su sobra que atempera las condiciones extremas del desierto. Además, tiene un sistema radicular muy profundo capaz de retener el suelo cuando se producen inundaciones.
Cuando esta civilización aclaró los bosques por encima de su umbral ecológico expuso el suelo de la región a las extraordinarias condiciones desérticas de la zona, a fuertes vientos y a las inundaciones provocadas por El Niño.
En ausencia de la protección de los bosques El Niño afectó con toda su crudeza a la región. El sistema de irrigación de ese pueblo fue dañado y las tierras de cultivo no fueron ya apropiadas para la agricultura. Esto encaja con otras pruebas que muestran que las generaciones que vinieron después lo pasaron bastante peor que sus antepasados: la mortalidad infantil subió, la esperanza de vida bajó, los cultivos tradicionales desaparecieron del valle de Ica y una sequía extrema afectó gravemente a la zona.
Según los autores del estudio todo esto contradice la visión popular según la cual los nativos americanos siempre vivieron en armonía con el medio hasta la llegada de los europeos.
Quizás lo más importante del estudio es señalar la importancia de los bosques de huarango para crear áreas fértiles en ese tipo de ambientes. En el presente no hay ninguna área en la región en donde el ecosistema esté sin alterar y lo que queda de los viejos bosques de huarango está siendo destruido en operaciones ilegales de producción de carbón vegetal.
"Los errores de la prehistoria nos ofrecen una importante lección sobre la administración de las frágiles áreas desérticas en el presente", dice Oliver Whaley, coautor del estudio.






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