"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


miércoles, 1 de junio de 2011

Las lunas heladas de Júpiter y Saturno reúnen condiciones para la vida


Las cuatro lunas de Júpiter: Io, Europa, Ganímedes y Calisto. Europa podría ser habitable según la NASA | AFP
Las cuatro lunas de Júpiter: Io, Europa, Ganímedes y Calisto. Europa podría ser habitable según la NASA | AFP
Los científicos han creído tradicionalmente que la vida sólo puede originarse dentro de la denominada «zona habitable» de un sistema, en el que un planeta podría ser ni demasiado caliente ni frío por la distancia de su estrella para que el agua en estado líquido pueda mantenerse sobre su superficie.
Pero de acuerdo con el científico planetario Francis Nimmo, evidencias de las recientes misiones de la NASA sugieren que las condiciones necesarias para la vida pueden existir igualmente en los satélites helados de Saturno y Júpiter.
«Si esas lunas son habitables, cambia todo el concepto de la zona habitable», declaró Nimmo, un profesor de la Universidad de California en Santa Cruz. «Cambia nuestro pensamiento sobre cómo y dónde podemos encontrar vida fuera del Sistema Solar», opina.
Nimmo ha expuesto sus planteamientos sobre el impacto de la dinámica del hielo en la habitabilidad de las lunas de Júpiter y Saturno este martes en la reunión anual de la American Geophyisical Union en San Francisco, informa Science Daily.
La luna de Júpiter Europa y la de Saturno Encelado, en particular, han llamado la atención por las evidencias sobre la existencia de océanos de agua líquida que puede haber bajo sus superficies heladas. Esta evidencia, junto a descubrimientos de vida microbiana en respiradores hidrotermales en las profundidades marinas de la Tierra, sugiere que algunas de esas lunas heladas puedan albergar vida.
«El agua líquida es un requisito para la vida con el que cualquiera puede estar de acuerdo», afirma Nimmo. Las superficies heladas pueden aislar océanos profundos, cambian y se fracturan como placas tectónicas, y median el flujo de material y energía entre las lunas y el espacio.
Varias líneas de evidencia muestran la presencia de océanos subterráneos en Europa y Encelado, declara Nimmo. En 2000, por ejemplo, la sonda Galileo de la NASA midió un campo magnético anómalo en torno a Europa que fue atribuido a la presencia de un océano bajo la superficie. En Encelado, Cassini descubrió geiseres que emanaban cristales de hielo a miles de kilómetros de altura, lo que sugiere que la existencia de, al menos, depósitos de agua en el subsuelo.
El agua líquida no es fácil de encontrar en las vastas extensiones más allá de la órbita terrestre, Pero de acuerdo con Nimmo, las mareas podrían preservar de la congelación océanos bajo la superficie de lunas como Encelado y Europa. Ambas cuentan con órbitas que se alejan o acercan a sus planetas, creando fuerzas gravitacionales que pueden actuar de esa forma sobre las concentraciones de agua bajo la superficie.
Si hay que elegir un candidato para albergar vida, este experto señala que Encelado es tan pequeña y su capa de hielo tan fina que sus posibles océanos de subsuelo pueden helarse periódicamente, haciéndolos inhabitables. Sin embargo, Europa tiene el tamaño perfecto para calentar sus océanos de forma eficiente.
El núcleo y la superficie de estas lunas alberga fuentes potenciales de elementos químicos esenciales para la vida. La radiación solar y los impactos de cometa dejaron un rastro químico en la superficie.
Para sostener organismos vivos, esos elementos químicos deberían llegar al subsuelo de agua líquida y esto puede ocurrir periódicamente a través de fisuras de hielo. Las moléculas orgánicas también pueden provenir de los núcleos de estas lunas, según Nimmo.
Esos nutrientes podrían alimentar comunidades parecidas a las que se desarrollan en las fumarolas termales submarinas en la Tierra.
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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