'Mancha negra', un mes después(AFP PHOTO, US COAST GUARD)
Un año después de la marea negra en el Golfo de México, el petróleo se dispersó y la seguridad se reforzó, pero Estados Unidos no está fuera de riesgo a una nueva catástrofe, declaró el almirante que dirigió la respuesta del Gobierno contra la marea negra.

"Nunca podremos evitar un desastre aquí", dijo Thad Allen, quien ha trabajado en distintas mareas negras desde los años 80 y dirigió las operaciones de emergencia tras la explosión de la plataforma petrolífera, el 20 de abril de 2010, frente a las costa de Luisiana (sureste de Estados Unidos).

El accidente provocó la peor marea negra de la historia de Estados Unidos. La petrolera BP, operadora de la plataforma, no pudo evitar el derrame de unos 4,9 millones de barriles de crudo en el Golfo de México.
Más de 1.700 km de zonas pantanosas y de playas del Golfo resultaron contaminados y más de 6.000 pájaros murieron, según el Consejo estadounidense de defensa de los recursos naturales. Unas 2.000 personas todavía siguen trabajando en la limpieza de los primeros pantanos afectados por la marea negra.

El Gobierno estadounidense declaró después de la tragedia una moratoria para las perforaciones en alta mar, y unos meses más tarde las autoridades endurecieron las reglas para las compañías que querían adquirir un permiso de perforación.