"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


sábado, 3 de julio de 2010

Natividad

0.- Introducción
    Es indiscutible que uno de los elementos que no pasa desapercibido en cualquier exornación navideña es la Estrella de Belén. A medida que se va acercando la Navidad nuestras calles se iluminan y no es rara aquella en la que aparezca una estrella. Belenes, villancicos, anuncios, películas,... en todos estas situaciones no falta la bíblica estrella de Belén. Con la ayuda de los ordenadores, los avances en traducciones de lenguas orientales y nuevos hallazgos arqueológicos, hoy día tenemos posibilidades de investigar, desde el punto de vista astronómico, que pudo ser realmente la estrella. Las conclusiones que se van obteniendo aún andan por el terreno de las hipótesis pero permiten obtener algunos datos interesantes y descartar algunos sucesos astronómicos que se relacionaban, (y aún se relacionan erróneamente) con la Estrella de Belén.
  Por último una advertencia: este escrito no tiene más intención que la de divulgar. Se tratará de mostrar las distintas explicaciones que se le dan a la existencia y aparición de la Estrella de Belén desde un punto de vista científico, más en concreto, astronómico, sin pretender mitificar ni desmitificar nada ni a nadie. No tienen lugar en éste texto teorías que se alejen de este punto de vista.  
 

1.- Natividad

    Para poder investigar hechos astronómicos del pasado se requiere conocer la fecha en la que éstos pudieron darse con cierta exactitud. De modo que, como quiera que la Estrella de Belén apareció en tiempos de la Natividad, es necesario buscar informaciones y pruebas que puedan aclararnos cuando nació Jesús. Los escasos datos de los que disponemos son referencias bíblicas; a partir de ellas tendremos que acudir a la Historia para obtener datos concretos. Veamos pues de qué elementos disponemos.  
1.1. Referencias Bíblicas
    Sólo hay dos referencias en la Biblia acerca de la Natividad: la primera (y la más completa) la encontramos en el evangelio de San Mateo; luego podemos leer algunos versículos relacionados con la Natividad en el Evangelio de San Lucas.
  Si comenzamos leyendo el Evangelio según San Mateo, podemos obtener las primeras notas que pueden servirnos para ir cercando la fecha del nacimiento de Jesús y de paso, encontramos la primera referencia a la Estrella de Belén:  
      "Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él." (Mateo, 2. 1-3)

Por otra parte el Evangelio según San Lucas nos dice:  
      "Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. Este primer censo se hizo siendo Cirinio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuando era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba en cinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño" (Lucas, 2. 1-8)
No hay más que prestarle un poco de atención a estos textos para sacar algunos detalles. Según se indica, al nacer Jesús:
    1.- Reinaba Herodes.
    2.- Se estaba realizando un censo de población.
    3.- Cirinio era gobernador de Siria.  
Detalles que la historia nos explica y desarrolla:  
1.- Herodes el Grande reinaba en Judea, nació el 73 a.C. y según los historiadores modernos se sabe que murió después de un eclipse de Luna que pudo verse desde Jericó y antes de la Pascua Judía. Según sabemos, dicho eclipse puede corresponderse con el sucedido el l3 de marzo del año 4 a.C. Con lo cual Herodes el Grande pudo haber muerto a finales de marzo o principios de abril de dicho año. Por tanto podemos establecer una primera cota en las fechas: la Natividad debió acontecer antes del 4 a.C. Ahora bien, si volvemos al Evangelio de Mateo tenemos que:  
      "Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos." (Mateo, 2. 16)
  Si el hecho es así, Jesús tendría como mucho dos años al dictar Herodes la degollación de los santos inocentes. Por lo que, basándonos en el Evangelio de Mateo, podríamos hablar de una fecha para la Natividad entre el 7 a.C. y el 5 a.C.

 
 
2.- Realización de un censo. Se sabe que Augusto César mandó a realizar censos con carácter tributario en tres ocasiones durante sus cuarenta años de gobierno. Los censos fueron realizados en los años 28 a.C.; en el 8 a.C. y en el 14 d.C.  
3.- Cirinio era gobernador de Siria. Hoy día conocemos que Cirinio o Quirinius fue gobernador de Siria no antes del 6 d.C. Aunque anteriormente desempeñó cargos gubernamentales desde los años 6 y 5 a. C. ¿Serían estos cargos a los que se referiría Lucas?  
Así pues el margen de fechas que obtenemos del Evangelio de Lucas es más amplio: del 8 a.C. al 14 d.C.  
1.2 Dionisio el Exiguo  
    Dionisio el Exiguo fue un monje y astrónomo que vivió en el siglo VI d.C. y que después de declinar el imperio romano pensó sustituir el calendario romano (basado por entonces en los años transcurridos desde la fundación de Roma) por otro cristiano que tomara como origen el nacimiento de Jesús. Así, el inicio de contar los años, o lo que conocemos por Era Cristiana, fue propuesto por éste astrónomo al Obispo Petronio allá por el año 531 d.C. en un intento de realzar la figura de Jesucristo en perjuicio de la de Diocleciano, emperador romano que persiguió constantemente a los cristianos.
El método que usó Dionisio se basó en confeccionar una tabla en la que aparecerían los emperadores romanos desde adelante hacia atrás, contando los años que habían gobernado cada uno de ellos. El método funciona pero Dionisio se equivocó. En primer lugar marcó el año del nacimiento de Jesucristo como el año 1 (origen, por cierto, de la polémica de finalización del siglo) y por tanto no se tuvo en cuenta al número cero y no contó tampoco que Augusto César gobernó con su verdadero nombre, Octavio, durante cuatro años. Así pues se deduce una diferencia de cinco años. Por lo cual, según el sistema de Dionisio, la fecha de la Natividad sería el 5 a.C.
Algunos investigadores, entre los que se encuentra Mark Kidger del Instituto de Astrofísica de Canarias, creen posible la determinación del 5 a.C. como el año en que nació Jesús. Es evidente que esta hipótesis conlleva cierta dosis de imprecisión y por eso se representa como tal. No obstante, la vamos a tener como fecha base en todo el trabajo.
Es más, algunos estudiosos del tema incluso arguyen que Jesús pudo nacer entre marzo y abril (inicios de la primavera al fin y al cabo) de ese año. Estos argumentos se basan en la referencia bíblica de Lucas de la falta de sitio en la posada y en la presencia de pastores vigilantes de sus manadas (Lucas, 2, 8; ver más arriba). Lo primero puede comprenderse si observamos que fue una fecha muy próxima a la Pascua Judía y el pueblo se dirigía a las ciudades para celebrarla. La explicación buscada para el último versículo citado, el de los pastores, no es más que una cuestión meteorológica y ganadera. Es evidente que es costosísimo dormir al raso en invierno y por otra parte solo se sacaban los rebaños en los meses primaverales, en los cuales, además, parían los rebaños. En invierno siembre estarían protegidos. A lo largo de la historia se han dado multitud de fechas por parte de teólogos y religiosos pero sin una base fija sobre la que argumentar.
Por último tampoco está de más hacer constar la polémica existente sobre el lugar del nacimiento de Jesús. No obstante para fines astronómicos y dada la extensión reducida de Israel podemos pasar por alto que Jesús naciera en Belén, Nazaret o, como argumentan algunos historiadores, Cafarnaún.

 
1.3 La Celebración de la Navidad  
    Desde un punto de vista anecdótico, si Jesús nació en primavera, ¿por qué celebramos la Navidad el 25 de diciembre?
  Curiosamente éste día no tiene ninguna relación con Jesús ni con otro motivo religioso: era la fecha en la que se hacía una celebración pagana en conmemoración del solsticio del invierno. Ya sabemos que después del solsticio de invierno los días más oscuros han pasado, se empiezan a notar los días más largos, la temperatura dejará de ser tan fría en pocas semanas y el campo comenzará a prepararse para dar sus frutos. Este renacimiento del Sol siempre fue celebrado por distintas culturas desde tiempos inmemoriales y estaba asociado al nacimiento de dioses como Horus (Egipto)., Dionisio (Grecia), Baco (Roma), Mitra (India) o Buda (Oriente).
  Hacia los años 352-366 parece que se comenzó a imponerse la celebración de la Natividad la noche del día veinticuatro al veinticinco de diciembre. Anteriormente algunas culturas la celebraban entre el seis (armenios) y el ocho de enero (egipcios y griegos fundamentalmente). La Iglesia en lugar de reprimir las fiestas paganas decidió absorberlas y reconvertirlas. De ésta forma, en la mitad del siglo IV los monjes griegos San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno fueron los influyentes personajes que hicieron posible que la Navidad la celebremos hoy el día veinticinco. En España venimos celebrando la Navidad en ésta fecha desde el año 380 después de ser aprobado en el concilio de Zaragoza. Hoy día la celebración de la Navidad se hace simultáneamente en casi todo el mundo cristiano a excepción de los armenios que siguen celebrándola el seis de enero.
  Luego vinieron los belenes y los villancicos, (originarios de la Edad Media); el árbol de Navidad (de procedencia germana y del siglo XVIII); y las tarjetas navideñas (último tercio del siglo XIX). Invariable a los tiempos, todo acompañado de exquisitas comidas, regado por dulces licores y con un punto y final basado en el intercambio de regalos...



 

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