"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


jueves, 15 de diciembre de 2011

Sobre lacriptosporidiosis


Las serpientes y otros reptiles son notorios por su capacidad para engullir su alimento de una tacada y, aunque esto debería hacer estragos en su digestión, en realidad es una infección parasítica la que provoca problemas intestinales a estos animales, según ha descubierto una investigación europea.

L
os descubrimientos, realizados por un equipo de investigadores de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena (Austria), muestran que la conocida enfermedad gastrointestinal criptosporidiosis puede provocar graves problemas en reptiles.
Esta afección, muy contagiosa y no demasiado prevalente entre mamíferos, es muy común entre reptiles y a menudo mortal. Se espera que con un método diagnóstico temprano se pueda reducir el contagio de la enfermedad.
En un artículo publicado en la revista Journal of Veterinary Diagnostic Investigation, los miembros del equipo explican la forma en la que trataron de superar las dificultades que entraña el diagnóstico de la enfermedad mediante el desarrollo de una prueba que identificase el parásito unicelular cryptosporidium causante de la enfermedad. Esto les permitió evaluar su prevalencia en lagartos y serpientes.
La criptosporidiosis se conoce desde hace más de cien años, pero fue más recientemente cuando se descubrió que afecta también a humanos y su consideración pasó de enfermedad extremadamente rara a afección común. Además, ocurre a menudo que el parásito unicelular provoca la enfermedad gastrointestinal, para la que aún no hay cura, tras un periodo largo de incubación.
El diagnóstico se realiza mediante la detección del parásito en las heces. No obstante, en el caso de las serpientes esto es especialmente complicado pues también excretan parásitos que pertenecen a sus presas, lo cual significa que la presencia de cryptosporidia no implica necesariamente la infección del animal. Por esta razón es básico que los científicos sean capaces de distinguir entre cryptosporidia de la presa y los que provocan la enfermedad. En este sentido, y haciendo uso de procedimientos genéticos, se puede determinar la presencia del parásito y si su origen es mamífero o reptil.
El equipo también identificó otro aspecto en el que el procedimiento mediante ADN puede resultar problemático.
«Otro inconveniente es que a menudo la presencia de cryptosporidia en las heces es mínima, por lo que no resulta raro que pasen desapercibidos en un único test», indicó Barbara Richter, autora principal del artículo. «Trabajamos para ampliar la sensibilidad de nuestro método, pero es muy importante hacer varias pruebas a los reptiles. Un resultado negativo no implica necesariamente que el animal no posea el parásito.»
Los resultados del equipo muestran que un tipo concreto de cryptosporidium estaba presente en una de cada seis muestras de serpiente del maíz (Elaphe guttata), popular como mascota. Se detectaron cryptosporidia en cerca de una de cada doce muestras del gecko leopardo (Eublepharis macularius), un tipo de lagarto frecuente en las colecciones de reptiles.
Los miembros del equipo quedaron sorprendidos por los resultados pues ilustran la extensión de la enfermedad. El hecho de que los reptiles en cautividad sean susceptibles a la enfermedad es preocupante, pues existe un gran riesgo de infección entre especies en reptilarios que albergan gran cantidad de especies juntas.

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