"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


lunes, 12 de diciembre de 2011

Corales, algas y formación de nubes


Según la temperatura de los océanos suba el coral dejará de emitir un compuesto químico que ayuda a la formación nubes, con lo que subirá aún más la temperatura.

N
o es fácil predecir el clima y algunos (sobre todo los negacionistas) ponen en duda las predicciones de los modelos climáticos. No es porque el tiempo atmosférico sea un sistema caótico (que lo es), ya que el clima no es caótico o no se cree que lo sea. La razón es que, además de la imposibilidad de tener en cuenta todos los factores implicados, en el clima hay sistemas de retroalimentación. Sistemas no lineales que, a partir de los cambios en las condiciones climáticas actuales, responden positivamente al cambio (retrolimentación positiva) o negativamente (retrolimentación negativa). Nos interesan sobre todo que estos últimos sean potentes, pues nos garantizan cierta estabilidad climática. Por otro lado, los primeros tienden a sacarnos de la actual situación y llevarnos hacia otro estado más cálido. Así por ejemplo, el deshielo ártico descubre tierra oscura que absorbe más luz solar, contribuyendo de este modo aún más al calentamiento. Descubrir ciclos de retroalimentación positiva es siempre una mala noticia, mientras que descubrir un ciclo de retrolimentación negativa es una buena noticia.
New Scientist se hace eco del descubrimiento de uno de estos ciclos de retroalimentación positiva (últimamente no hay buenas noticias respecto al clima). Según la temperatura de los océanos suba, el coral dejará de emitir un compuesto químico que ayuda a la formación nubes, con lo que subirá aún más la temperatura, al menos localmente.
Hace cinco años Graham Jones, y su equipo de Southern Cross University en Lismore (Australia), demostraban que las algas que viven simbióticamente en los corales producen dimetil sulfito o DMS, que liberado a la atmósfera contribuye a la formación de nubes. El DMS producido por el coral es arrastrado por el viento a la atmósfera y allí se oxida formando un aerosol de partículas sulfurosas que atraen el vapor de agua, produciendo las gotitas de condensación acuosas que forman las nubes.
Por tanto, la formación de nubes sobre los arrecifes coralinos produciría sombra y contribuiría a que su temperatura no se elevase. Éste no es el único ejemplo de control biológico del tiempo atmosférico, ya vimos en su día en NeoFronteras algunos ejemplos más (ver referencias).
Ahora, este mismo grupo de investigadores ha descubierto que si la temperatura del océano se eleva solamente 2 grados centígrados, algunas de estas algas dejarán de producir DMS y como resultado se formarán menos nubes, exponiendo al coral a mayor irradiación solar y mayor temperatura, lo que impedirá aún más la producción de este compuesto químico.
En el estudio analizaron una especie de coral que se encuentra en la isla Heron en Queensland (Australia), sometiéndolo a diferentes temperaturas del agua y registrando la emisión de DMS. Descubrieron que cuando la temperatura subía de la normal de 24 grados a 26 grados centígrados se dejaba de emitir DMS. Es el primer estudio que mide el efecto de la temperatura del agua y su relación con el DMS que entra en la atmósfera.
Un sistema obvio que explicaría el fenómeno sería la pérdida por parte del coral de las algas simbióticas que viven en él al aumentar la temperatura. Sin algas productoras de DMS ya no habría emisión de este compuesto.
El hallazgo apoya trabajos anteriores de Jones en los que se decía que aguas demasiado cálidas en la región de la Gran Barrera de Coral dieron lugar en los años noventa a bajos niveles de DMS.
Jones sospecha que el DMS juega un papel importante en el clima regional del norte de Queensland.
Además, sostiene que en invierno los vientos del sureste transportan DMS a bosque tropical, produciendo lluvia durante el periodo monzónico, mientras que los vientos del noreste serían los responsables de lluvias en otras regiones. Sin embargo, se necesitan efectuar más estudios al respecto para demostrar estos puntos.
En todo caso este hallazgo nos dice lo complejo y frágil que puede ser el clima terrestre y la interrelación entre clima y biología.

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