"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


viernes, 8 de octubre de 2010

Sobre el origen de la mandíbula

Según un análisis genético el paso de vertebrados sin mandíbula a vertebrados con ella fue mucho más fácil de lo que nos imaginábamos.

Si usted puede masticar es porque hace cientos de millones de años se desarrollaron los peces con mandíbulas. Antes de ese momento los vertebrados no tenías mandíbulas, y sus cabezas consistían en unas "cestas" de cartílago flexible. Aunque podían tener dientes en sus bocas, no podían masticar ni nada similar, sólo podían poco más o menos que chupar a la manera como lo hacen las lampreas modernas, descendientes directos de aquellas criaturas. Si la contingencia evolutiva hubiera ido por otros derroteros quizás ahora no tendríamos mandíbulas y nuestras bocas serían una especie de feo embudo-ventosa con el que sería complicado besar e imposible mascar chicle. Pero, ¿es esta visión realista o la aparición de la mandíbula fue algo más bien inevitable?
La semana pasada un equipo internacional de investigadores liderados por un miembro de la Universidad de Colorado en Boulder publicó un artículo en PNAS en el que demostraban que tres genes presentes en los vertebrados sin mandíbula actuales podrían haber sido la clave hace cientos de millones de años en el desarrollo de las mandíbulas en los vertebrados más complejos. Según Daniel Meulemans Medeiros, esencialmente han encontrado que las raíces genéticas de la mandíbula de los vertebrados puede hallarsese en los embriones de las lampreas.
El hallazgo es potencialmente significativo a la hora de explicar cómo los vertebrados pasaron de una forma de vida más o menos pasiva, en la que filtraban su alimento del medio, a una depredación activa. De este modo, como había pasado en los no vertebrados, la aparición de la depredación probablemente lo cambió todo.
Las lampreas son peces alargados sin mandíbula que tienen un esqueleto que se antoja extraño comparado con el de los demás peces. Según Medeiros, si se estudian con cuidado los genes que se usan durante el desarrollo (embrionario) de la cabeza de la lamprea se puede ver que el plan básico para la mandíbula está ya ahí y que sólo se necesita que unos pocos genes se muevan para crear la mandíbula. Esto significaría que el plan básico para la creación de la mandíbula ya estaba presente hace unos 500 millones de años, esperando una oportunidad para evolucionar.
Entre los vertebrados sin mandíbula, o agnatos, y los vertebrados con ella sólo hay aparentemente tres genes de los doce que controlan esa parte de la cabeza que se usan de manera diferente. Esto sugiere que la creación de la mandíbula en el antepasado a partir del cual surgieron todos los vertebrados mandibulados fue relativamente simple y que bastó una pequeña alteración de cuándo y dónde estos genes son usados para que se diera ese paso evolutivo.
El hallazgo apoya un nuevo escenario para la evolución de la mandíbula, un área que ha sido una cuestión abierta en la evolución de los vertebrados. Como dice Medeiros, es difícil al contemplar una lamprea imaginar que de algo así pudiera evolucionar una mandíbula fuerte que permitiera morder a un pez como el tiburón y más tarde masticar a los dinosaurios o a un mamífero como un león o un ser humano.
Piense en todo esto cuando viaje al norte de España, como por ejemplo a Galicia, y se coma un plato de lamprea (en empanada, a la cazuela o a la bordalesa), sobre todo al masticar los pedazos de ese pez.





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