"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


viernes, 27 de mayo de 2011

La percepción de la foca común


Quienquiera que considere que el agua turbia impide a una foca alcanzar a su presa está equivocado. La foca común (Phoca vitulina) extiende sus vibrisas, sensibles a la vibración, para encontrar alimento cuando su visión no es la ideal. Pero ¿es posible que estos mamíferos puedan diferenciar objetos que pasen a su alrededor? Científicos de la Universidad de Rostock (Alemania) han obtenido datos sobre la capacidad de la foca común para distinguir entre las estelas (surcos de perturbación del agua) generados por objetos de distintos tamaños y formas. Los resultados del estudio se han presentado en la revista Journal of Experimental Biology.

Estos científicos de Rostock ya habían corroborado la capacidad de las focas de detectar y seguir la estela de los peces incluso después de que haya pasado medio minuto. En este último estudio han descubierto además que la foca común sólo utiliza sus vibrisas para distinguir entre las estelas producidas por distintos objetos.
Los investigadores evaluaron una foca común llamada Henry y comprobaron su capacidad para distinguir entre las estelas de remos de distinto tamaño. Tras cubrir los ojos y oídos de Henry, los investigadores pasaron un remo por una caja grande en la piscina de la foca. Tras un intervalo de sólo tres segundos, se introdujo a Henry en la zona y se procedió a la prueba.
Henry, ya adiestrado para pulsar un botón fuera de su piscina al reconocer la estela de un remo normal, también aprendió a pulsar un botón distinto para señalar la estela de un remo mayor o menor. Según los investigadores, Henry fue capaz de distinguir entre remos con diferencias mínimas de apenas 2,8 centímetros en su anchura. A continuación los investigadores examinaron qué aspectos de la estela detectaba Henry.
«La rapidez a la que se pasaba cada remo fue aleatoria para que la velocidad del flujo máxima no fuera un factor distintivo de los remos más anchos. La estructura de la estela debía ser reconocida por la foca, y así fue, aunque con un poco menos de precisión», aclaró el profesor Wolf Hanke de la Universidad de Rostock.
También se comprobó la capacidad de Henry de distinguir entre estelas de remos triangulares, cilíndricos, planos y ondulados. Sus respuestas fueron absolutamente precisas al diferenciar entre remos cilíndricos y planos, planos y ondulados, y cilíndricos y ondulados.
A Henry no se le dio tan bien distinguir entre un remo triangular y otro cilíndrico u ondulado.
Mediante un velocímetro por imágenes de partículas (PIV) digital se midieron los aciertos de Henry en la distinción de las estelas dejadas tras de sí por objetos de distintos tamaños y formas, y el profesor Hanke añadió que no es fácil determinar qué «parte de la estela es la más útil para el animal y cuál la que contribuye menos a establecer diferencias».
Los investigadores de Rostock planean comprobar las respuestas de la foca ante vórtices únicos para averiguar qué componentes de la estela delatarían el tamaño y la forma de un pez. La eficiencia depredadora de la foca se vería aumentada en gran medida si pudiera diferenciar entre peces de distintos tamaños, sobre todo los más finos, que les obligan a desperdiciar mucha energía para cubrir sus necesidades.
El Instituto de Biología de la Universidad del Sur de Dinamarca contribuyó a este estudio.


















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