"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


lunes, 19 de octubre de 2009

FELICIDAD.

La inteligencia, eso de lo que la especie humana se siente tan orgullosa, superior y diferente de todo lo demás. Eso que hace que tengamos dudas, que queramos conocer las cosas, que nos ha hecho “evolucionar” y sobrevivir. En definitiva, nuestro principal medio para conseguir nuestro fin. Nuestro fin, ser felices, ¿seguro? Acaso nuestro fin (en caso de que el significado de fin exista realmente) no es el mismo que el de el resto de formas de vida, es decir, seguir viviendo, no desaparecer. Las formas de vida que no tienen indicios de inteligencia o de consciencia consiguen su fin sin complicaciones, de forma eficiente.



Las hormigas por ejemplo, cuantos millones de años llevaran en la Tierra antes que las personas y cuantos seguirán después de que nuestra especie haya desaparecido. Las hormigas no se preguntan por el origen del universo, tampoco elaboran leyes ni se ponen a meditar sobre lo que está bien y lo que está mal, las hormigas no necesitan creer en dioses ni ciencias. Y a pesar de todo esto consiguen su fin. No digo que las hormigas existirán eternamente, solo que si las hormigas desaparecen algún día será por culpa un agente externo para el que no estén preparadas (como que el sol estalle o que impacte un meteorito gigante que parta a la Tierra en dos) y no porque no hayan hecho lo que podían para garantizar su existencia.



Pero hay seres más complejos que las hormigas, seres con cierta o total consciencia de lo que hacen y por qué lo hacen, en estos casos no basta el hacer lo que se debe* porque sí, sino que hace falta un “motor” que mueva a estos seres a conseguir su fin. Este motor tiene muchas piezas como el placer, el miedo, el hambre, etc. En las personas por ser los seres más inteligentes y conscientes de sus actos, este motor también es más complejo y se podría resumir como felicidad*. Es decir, que los humanos hacen todo lo que pueden por ser felices y así de forma implícita y a veces sin saberlo están haciendo lo que deben para garantizar su existencia.



Así que queda claro que en efecto si que nuestro fin es ser felices aunque sea por una necesidad de nuestro fin natural*.



Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Por qué no somos tan eficientes como las hormigas? ¿Por qué aunque todo lo que hacemos en nuestra vida está enfocado a ser feliz nos cuesta tanto conseguir la felicidad y cuando la conseguimos resulta que solo son momentos concretos y efímeros?

Los motivos por los que somos felices no son algo innato y como las personas son subjetivas pues tenemos como resultado que para cada individuo de nuestra especie la sensación de felicidad, aunque es la misma, se obtiene de formas diferentes. Según la educación y los valores morales que una persona haya recibido, la religión y cultura en las que se haya criado, etc., esa persona desarrolla unos criterios muy personalizados por los que se guía para conseguir la felicidad.



EL PROBLEMA es que en el mundo en el que vivimos son pocas las personas que logran desarrollar los criterios idóneos* para que siguiéndolos puedan alcanzar la correcta felicidad*.



Hay personas que son felices, pero esa felicidad como se ha conseguido siguiendo unos criterios erróneos, no se corresponde con el fin natural. Y esa no correspondencia es la causa de que nosotros mismos estemos haciendo cosas como destruir y contaminar el planeta gracias al cual vivimos, que unos pocos derrochen los recursos básicos que otros mueren por no tenerlos, que hagamos guerras y nos matemos entre nosotros, etc. Y estamos en un círculo porque estas cosas a su vez dificultan la felicidad.



Por ejemplo: una persona materialista piensa que para ser feliz tiene que comprarse muchas cosas bonitas, caras, que los demás no tengan, etc. Para comprar necesita dinero, así que el dinero es su principal prioridad en la vida ya que tiene la convicción de que el dinero es el medio para alcanzar la felicidad. El problema de que el dinero sea lo más importante es que da igual talar la selva del Amazonas si ganas dinero con ello, da igual contaminar los mares y ríos si te ahorras el dinero que cuesta procesar los residuos.



Surge OTRO PROBLEMA importante, ya que a la persona materialista además le da igual el robarle dinero a otra persona, la que casualmente también valora el dinero sobre todas las cosas. Que pasa, que independientemente de que el ser feliz por medio del dinero sea lo correcto o no, si una persona le quita dinero a otra que también lo necesita para su felicidad, la que se queda sin dinero no es feliz.



Esto es un ejemplo con el dinero pero vale para cualquier otra cosa, por ejemplo el amor. Una persona que necesite sentirse amada para ser feliz, necesita gente que la ame. Ahora bien, si no hay nadie que ame a esa persona, esta no podrá ser feliz.

Ya no es solo que nos carguemos el mundo por tal de ser felices sino que además nos quitamos la felicidad unos a otros con lo que es muy difícil ser feliz. Conclusión nos cargamos el mundo para nada.



La solución a estos problemas es que todos desarrollemos unos criterios idóneos (ética, moral, valores…) que por una parte estén en consonancia con nuestro fin natural. Y por otra parte que nos permitan conseguir la felicidad sin interferir en la de los demás, y si esto no es posible por lo menos que nuestra felicidad dependa lo más mínimo de los demás.



Pero veo que esta solución no se va a aplicar, tal vez porque es muy difícil cambiar la cultura, tal vez porque la gente siga empeñada en conseguir su felicidad individual y subjetiva sin importarle las demás cosas. Y esto me crea una gran frustración porque a mi si que me importan las demás cosas, me importa el mundo en el que vivo, me importa que se está destruyendo el ecosistema y yo estoy contribuyendo involuntariamente cada vez que genero basura, gasto electricidad o utilizo un automóvil, me importa que posiblemente antes del 2200 la especie humana desaparezca, con todo lo que nos queda por descubrir y evolucionar (ya que tenemos inteligencia habrá que usarla), me importa que cuando yo me jubile tenga que irme a vivir a los países nórdicos para soportar el calor. Y me preocupa que todo esto le importe a tan poca gente.



Y lo irónico es que aunque obviamente soy consciente de todo lo que he escrito aquí, en mi mente ya tengo establecidos ciertos criterios erróneos que harán que dentro de un rato, mañana, pasado mañana yo estaré pensado en conseguir dinero para comprarme cualquier cosa que en el fondo no necesito para ser feliz, o no tendré muchos remordimientos al sacar la basura y saber que no la van a reciclar, o no me importaran mucho los sentimientos del novio de la chica que me gusta.



Y todos estos problemas ¿por qué? Pues por ser una especie “superior” con raciocinio y total consciencia que necesita de la felicidad para hacer lo que las formas de vida “inferiores” hacen de forma automática, innata y objetiva. Y supuestamente tenemos un don.









*Debe: lo que se debe hacer es lo que está preestablecido que hay que hacer, el comportamiento natural y automático de los seres. Las hormigas hacen lo que deben hacer las hormigas para seguir existiendo.



*Felicidad: es un estado de ánimo en el que nos encontramos cuando tenemos todo lo que queremos (no tiene que ser cosas materiales). Y para intentar conseguir ese estadote ánimo hacemos todo lo que hacemos. El querer ser feliz es la causa última en nuestra vida.



*Fin natural: es el verdadero fin, el fin por naturaleza, el que comparten todos los seres vivos: seguir viviendo de una forma u otra. Permanecer. Incluye cosas como cuidar el medio ambiente, hacer nada en contra de tu propia especie, tampoco en contra del ecosistema.



*Criterios idóneos: son todas aquellas normas morales, deseos, ideologías, religiones, ciencias, inquietudes, etc. Que hacen que intentemos conseguir no cualquier felicidad sino la correcta felicidad.



*Correcta felicidad: se diferencia de la felicidad “a secas” en que la correcta felicidad es aquella que siendo felices no vamos en contra del fin natural ni impedimos que otros seres sean felices.

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