"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


sábado, 17 de octubre de 2009

VERDADES PARADOJALES

Es preferible una mentira o algo falso en la boca y en las manos de un amante de la verdad antes que una verdad o algo verdadero en la boca o en las manos de un amante de la mentira. Esto es así porque es mucho más importante y valioso el punto de llegada que el punto de partida.

Los seres auténticos saben que todos los humanos tienen un origen espúreo con infinitos tropiezos, errores y fallas en su pasado, y es por eso que no se vanaglorian de sus orígenes. Sólo los que carecen de valores propios se enorgullecen de cuestiones relacionadas con la raza, la clase o la pertenencia a determinado grupo o entidad supuestamente valorable a los que aducen pertenecer y de los cuales afirman ser herederos.

El amante de la verdad sabrá extraer verdades y valores aún de las peores cosas, palabras o elementos, armando un entramado armónico y significativo que expresará lo más elevado y conducirá a quienes estén involucrados por el camino de la evolución; en tanto que el amante de la mentira por su carácter tortuoso deformará siempre lo más bien constituído, afeará lo más hermoso, y falseará lo más verdadero, para llevar a todos junto con él mismo por un sendero de involución.

Basándonos en la ley cósmica que dice “En toda cosa pura hay algo impuro y en toda cosa impura hay algo puro” podemos decir que toda bendición puede producirnos una maldición si no la sabemos recibir, y toda maldición puede producirnos una bendición si la sabemos recibir. Como ejemplo paradigmático tenemos el hecho de que la abundancia de bienes materiales y de placeres tiende a producir laxitud y desidia porque acostumbra a las personas a “recibir” solamente, en tanto que la escasez o la carencia de los mismos bienes materiales y los dolores son factibles de generar actitudes positivas de dinamismo, abnegación y sacrificio, porque acostumbra a las personas a “dar” solamente, dentro de un marco de estímulo general a las energías esenciales de voluntad, amor e inteligencia.

Para llegar a la Verdad no hay que pretender encontrar sólo verdades reveladas y manifiestas sino aprender a sacar la verdad que hay en todos los elementos de la realidad, aprender a manifestar lo verdadero que hay en todo lo falso y lo trascendental que hay en todo lo que parece carecer de importancia.

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