En el estudio, dirigido por la Universidad de Uppsala (Suecia),
participaron igualmente investigadores de la Universidad de
Estocolmo, del Instituto Karolinska (ambos también en Suecia) y de
la Universidad de Copenhague (Dinamarca).
«Hemos sido capaces de demostrar que la variación genética de los europeos actuales se vio poderosamente influenciada por los agricultores inmigrantes de la Edad de Piedra, aunque persisten varios genes de cazadores recolectores», afirmó uno de los autores del estudio, el profesor Anders Götherström del Departamento de Biología Evolutiva del Centro de Biología Evolutiva de Uppsala.
A lo que Mattias Jakobsson, profesor de la Universidad de Uppsala y uno de los coautores del estudio añadió: «Lo que resulta interesante y sorprendente es que los agricultores de la Edad de Piedra y sus contemporáneos cazadores recolectores tenían antecedentes genéticos completamente diferentes y vivieron los unos al lado de los otros durante más de mil años antes de que finalmente se cruzaran».
Los investigadores explicaron que la agricultura se desarrolló en Oriente Medio hace unos once mil años, alcanzando la mayor parte de la Europa continental hace unos cinco mil años. Pero había poca información disponible acerca de cómo se extendió la agricultura e influyó en los europeos, una cuestión que intriga a los investigadores desde hace casi cien años. La principal incógnita era si la agricultura era un concepto que se extendió por todo el continente o se trataba de un método que un grupo de emigrantes trasladaron hacia distintas partes del mismo. Estudios científicos anteriores se habían centrado principalmente en pequeñas cantidades de datos genéticos.
El profesor Götherström comentó: «Desde que hace casi cien años se demostró la importancia de la difusión de la agricultura ha habido muchos intentos, que incluyen la utilización de la genética, de llegar a un acuerdo sobre la cuestión. Nuestro éxito en la realización de este estudio dependía del acceso a buen material, métodos modernos de laboratorio y un alto nivel de experiencia y conocimientos analíticos.»
En este estudio, los miembros del equipo utilizaron técnicas avanzadas de análisis de ácido desoxirribonucleico (ADN) para caracterizar casi doscientos cincuenta millones de pares de bases a partir de cuatro esqueletos de seres humanos que vivieron durante la Edad de Piedra, hace unos cinco mil años: tres de ellos eran cazadores recolectores mientras que el cuarto procedía de una sociedad agrícola.
Según los investigadores, el agricultor de la Edad de Piedra era representativo de su tiempo y su grupo y murió en el lugar donde nació y se crió.
«El perfil genético de los agricultores de la Edad de Piedra coincide con el de personas que viven actualmente en la zona del Mediterráneo, en Chipre, por ejemplo», afirmó el autor principal del artículo, Ponto Skoglund, un estudiante de doctorado de la Universidad de Uppsala que desarrolló nuevos métodos de análisis que se utilizaron en el estudio. «Los tres cazadores recolectores coetáneos se parecían a la mayoría de los europeos del norte, sin llegar a coincidir exactamente con ningún grupo en particular», añadió.
Los resultados añaden peso a la teoría de que las personas que emigraron desde el sur de Europa ayudaron a impulsar la revolución agrícola. «Parece ser que, al final, el proceso tuvo como resultado el que hoy día nadie tenga el mismo perfil genético que los cazadores recolectores originales, pese a que siguen estando representadas en el patrimonio genético de los europeos actuales» concluyó el Sr. Skoglund.
«Hemos sido capaces de demostrar que la variación genética de los europeos actuales se vio poderosamente influenciada por los agricultores inmigrantes de la Edad de Piedra, aunque persisten varios genes de cazadores recolectores», afirmó uno de los autores del estudio, el profesor Anders Götherström del Departamento de Biología Evolutiva del Centro de Biología Evolutiva de Uppsala.
A lo que Mattias Jakobsson, profesor de la Universidad de Uppsala y uno de los coautores del estudio añadió: «Lo que resulta interesante y sorprendente es que los agricultores de la Edad de Piedra y sus contemporáneos cazadores recolectores tenían antecedentes genéticos completamente diferentes y vivieron los unos al lado de los otros durante más de mil años antes de que finalmente se cruzaran».
Los investigadores explicaron que la agricultura se desarrolló en Oriente Medio hace unos once mil años, alcanzando la mayor parte de la Europa continental hace unos cinco mil años. Pero había poca información disponible acerca de cómo se extendió la agricultura e influyó en los europeos, una cuestión que intriga a los investigadores desde hace casi cien años. La principal incógnita era si la agricultura era un concepto que se extendió por todo el continente o se trataba de un método que un grupo de emigrantes trasladaron hacia distintas partes del mismo. Estudios científicos anteriores se habían centrado principalmente en pequeñas cantidades de datos genéticos.
El profesor Götherström comentó: «Desde que hace casi cien años se demostró la importancia de la difusión de la agricultura ha habido muchos intentos, que incluyen la utilización de la genética, de llegar a un acuerdo sobre la cuestión. Nuestro éxito en la realización de este estudio dependía del acceso a buen material, métodos modernos de laboratorio y un alto nivel de experiencia y conocimientos analíticos.»
En este estudio, los miembros del equipo utilizaron técnicas avanzadas de análisis de ácido desoxirribonucleico (ADN) para caracterizar casi doscientos cincuenta millones de pares de bases a partir de cuatro esqueletos de seres humanos que vivieron durante la Edad de Piedra, hace unos cinco mil años: tres de ellos eran cazadores recolectores mientras que el cuarto procedía de una sociedad agrícola.
Según los investigadores, el agricultor de la Edad de Piedra era representativo de su tiempo y su grupo y murió en el lugar donde nació y se crió.
«El perfil genético de los agricultores de la Edad de Piedra coincide con el de personas que viven actualmente en la zona del Mediterráneo, en Chipre, por ejemplo», afirmó el autor principal del artículo, Ponto Skoglund, un estudiante de doctorado de la Universidad de Uppsala que desarrolló nuevos métodos de análisis que se utilizaron en el estudio. «Los tres cazadores recolectores coetáneos se parecían a la mayoría de los europeos del norte, sin llegar a coincidir exactamente con ningún grupo en particular», añadió.
Los resultados añaden peso a la teoría de que las personas que emigraron desde el sur de Europa ayudaron a impulsar la revolución agrícola. «Parece ser que, al final, el proceso tuvo como resultado el que hoy día nadie tenga el mismo perfil genético que los cazadores recolectores originales, pese a que siguen estando representadas en el patrimonio genético de los europeos actuales» concluyó el Sr. Skoglund.
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