U
n estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha conseguido formular una teoría que combina rasgos de las dos teorías principales en biodiversidad: la teoría de metacomunidades y la teoría de redes ecológicas. En el trabajo, publicado en PNAS, se destaca que las interacciones entre plantas y animales incrementan la heterogeneidad del paisaje en el que se desarrollan.
La teoría de metacomunidades contempla el papel del espacio en la coexistencia de especies y estudia cómo la dispersión entre poblaciones contribuye a mantener la biodiversidad, pero se limita a un grupo pequeño de especies. Por el contrario, la segunda estudia un espectro más amplio e incorpora la complejidad de las redes de interacciones entre especies, pero no toma en cuenta el parámetro del espacio.
"Los ecólogos intentamos construir marcos conceptuales que ayuden a predecir cómo se organiza la biodiversidad, explica Jordi Bascompte, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC). El científico añade: "Las especies no se encuentran aisladas, sino que forman redes complejas de interdependencia cuya estructura denominamos arquitectura de la biodiversidad".
Para llegar a estos resultados, el equipo de investigadores ha contrastado el esquema creado por un modelo teórico con datos reales obtenidos en investigaciones previas. "Este estudio, que suma características de ambas teorías, da un paso más allá e introduce el elemento del espacio en la teoría de redes ecológicas, que hasta ahora sólo tenía en cuenta la interacción entre animales y plantas", añade Bascompte, quien también destaca que la nueva teoría permite entender la dispersión entre poblaciones, cuántos individuos migran de una a otra e integrarlo en el mismo esquema.
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