E
l anillo principal de la Nebulosa de la Hélice tiene un tamaño de unos dos años luz, aproximadamente la mitad de la distancia entre el Sol y su estrella más cercana. Sin embargo, el material de la nebulosa se expande desde la estrella hasta una distancia de, al menos, cuatro años luz. Esto resulta evidente en esta imagen infrarroja, ya que pueden verse las manchas rojas de gas molecular en la mayor parte de la imagen.
Pese a que resulta difícil de ver, el resplandor del tenue gas emitido es fácilmente captado por los detectores especiales de VISTA, que son muy sensibles a la luz infrarroja. Este telescopio de 4,1 metros también pudo detectar un impresionante conjunto de estrellas y galaxias de fondo.
La poderosa visión del telescopio VISTA de ESO también revela una fina estructura en los anillos de la nebulosa. La luz infrarroja nos muestra cómo se organiza el gas molecular, más frío. El material se acumula en filamentos que irradian desde el centro y toda la visión se asemeja a un despliegue de fuegos artificiales en el cielo.
Aunque puedan parecer pequeños, esos filamentos de hidrógeno molecular, conocidos como nudos cometarios, son aproximadamente del tamaño de nuestro Sistema Solar. Las moléculas que contiene son capaces de sobrevivir a las radiaciones de altas energías de la luz que emana de la estrella moribunda precisamente porque se condensan en esos nudos, que a su vez son protegidos por el polvo y el gas molecular. Aún se desconoce cómo se han originado los nudos cometarios.
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