Investigadores en Estados Unidos compararon la recuperación de humedales con y sin intervención humana. Y uno de ellos es claramente superior en una función vital de estos ecosistemas.
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"Rata almizclera en un humedal JOHN DEVRIES/SCIENCE PHOTO LIBRARY"
Cuando se trata de restaurar ecosistemas, lo mejor parece ser dejar las cosas en manos de la Madre Naturaleza.
Bill Mitsch, profesor de medio ambiente y recursos naturales en la Universidad Estatal de Ohio, en Estados Unidos, ha venido comparando durante 15 años dos humedales experimentales.
Uno de ellos fue plantado en 1994 con vegetación típica de ese ecosistema. En el otro simplemente se permitió que la flora y la fauna colonizaran naturalmente el espacio.
Los investigadores vertieron continuamente agua de un río cercano en volúmenes similares a los recibidos por un humedal en condiciones naturales.
Ambos sitios contienen ahora un número similar de especies y lograron recuperarse luego de que ratas almizcleras (Ondatra zibethicus) un roedor nativo de Norteamérica, destruyeran gran parte de la vegetación, en el invierno de 2001, para construir cuevas.
'En última instancia y a medida que transcurre el tiempo, creo que ambos humedales tienden a la convergencia, es decir, a ser cada vez más similares', dijo Mitsch.
Pero el humedal sin intervención humana es superior en una de las funciones cruciales de estos ecosistemas, el secuestro del dióxido de carbono presente en la atmósfera.
Gases de invernadero
A medida que pasa el tiempo, las condiciones iniciales del humedal importan menos que su desarrollo natural en años posteriores, dice Mitsch.
'Ambos humedales acabaron siendo ejemplos de lo que llamamos autodiseño', explicó el investigador.
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"Humedales experimentales Foto gentileza Universidad Estatal de Ohio "
'Los seres humanos pueden estar involucrados en el inicio, pero a la larga el sistema se diseña a si mismo de acuerdo a las leyes de la Madre Naturaleza y el Padre Tiempo'.
Mitsch destaca especialmente el papel de los humedales en secuestrar de la atmósfera dióxido de carbono o CO2, uno de los principales gases de invernadero.
Luego de 15 años, el humedal sin intervención humana tiene una capacidad de retención de carbono superior: de 266 gramos por metro cuadrado por año.
La del humedal en el que se plantó inicialmente vegetación es de 219 gramos.
Los papeles se invirtieron, sin embargo, en la emisión de otro poderoso gas de invernadero, metano.
Mitsch y sus colegas midieron las emisiones de metano entre 2004 y 2008.
El humedal sin intervención humana emitió 32 gramos de metano por metro cuadrado por año, cerca del doble del otro ecosistema.
Se sabe que casi todos los humedales liberan metano a la atmósfera, pero Mitsch cree que este factor es ampliamente compensado por el rol de estos ecosistemas en el secuestro de carbono.
Servicios vitales
Uno de los temas más debatidos actualmente entre expertos en conservación es cómo medir y dar valor económico a los 'servicios aportados por un ecosistema'.
Mitsch señala que los humedales cumplen un rol clave para los seres humanos: purifican el agua retirando nitrógeno y fósforo, regulan el clima al secuestrar carbono, protegen a la costa del impacto de huracanes en caso de humedales costeros y son un oasis para la biodiversidad, funcionando como zoológicos y jardines botánicos naturales.
En términos económicos, preservar estos ecosistemas se traduce, según el investigador, en menos inversiones en plantas de tratamiento de agua, barreras contra inundaciones y tecnología de secuestro de carbono.
El estudio de Mitsch y sus colegas fue publicado en la revista BioScience.
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