S
e trata de la Mycobacterium vaccae, una bacteria presente en los suelos, y que las personas tienden a respirar o aingerir cuando pasa cierto tiempo en contacto con la naturaleza. En estudios previos se había demostrado que esta bacteria, inyectada en ratones, estimulaba el crecimento de algunas neuronas del cerebro y, en consecuencia los niveles de seratonina, reduciendo la ansiedad de estos animales.
Dado que la serotonina juega un papel en el aprendizaje, los investigadores se preguntaron si la M. vaccae podía potenciar también el aprendizaje. Para averiguarlo, realizaron una prueba con ratones alimentados con esta bacteria, y que debían orientarse en un laberinto.
Los resultados demostraron que estos ratones realizaron el mismo trayecto el doble de rápido que otros ratones que no consumieron la M. vaccae, y con menos ansiedad. Otros tests dieron resultados similares, por lo que los investigadores especulan con la idea de usar estas bacterias en entornos de aprendizaje como los colegios, con el fin de reducir la ansiedad de los niños y aumentar la capacidad de éstos de aprender nuevas tareas.
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