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iguiendo con los refranes, también se dice que "todo se pega,….". Esto, en términos científicos, se llama imitación de comportamiento. Y va mucho más allá del típico efecto del bostezo, que se pega sin querer.
Hay multitud de grupos de investigación dedicados a intentar entender hasta qué punto nos influencia el comportamiento de los demás, desde las redes sociales (másaquí), a lo que bebemos (por ejemplo, un estudio encontró más probable que dos personas bebieran a continuación una de otra cuando eran del mismo sexo, que cada una lo hiciera a su ritmo) o lo que comemos.
En un trabajo publicado recientemente en la revista PLoSOne, un grupo de investigadores holandeses observó cómo comían un par de mujeres para determinar hasta qué punto se influenciaban una a la otra. Una de ellas había de comer un plato de una cantidad determinada, mientras la otra no tenía límite.
Lo que observaron fue que especialmente durante los primeros 10 minutos de la comida, la probabilidad de que pegaran un bocado a la par era más alta que la de que fueran desincronizadas y la cantidad total de comida que consumían también era bastante similar.
¿Cómo lo explican? Pues por un lado invocan, sin nombrarlas, a las neuronas espejo, y el reflejo motor de hacer lo que ves; por otro lado, a mi abuela. Lo que quiero decir es que las 2 estaban intentando ajustar su comportamiento a lo que era apropiado observando lo que hacía la otra y actuando en consecuencia, lo que por supuesto acaba llevando a una escena casi de imitación.
Aunque curioso, para lo que son nuestros hábitos alimentarios esto no significa necesariamente un descenso de calorías ingeridas, pues si la otra persona tiene una porción mayor en teoría también comeríamos a la par, incluso por encima de lo que nos apetecería…
Ahora, ¡tranquilos! porque aún hay esperanza y es que, al parecer, según otro estudio comer con HOMBRES reduce la cantidad de calorías que ambos, tanto hombres como mujeres, ingieren de media cuando comen juntos. Sin embargo cuando digo juntos no digo revueltos, y es que siempre según este estudio, cuando los hombres comen con mujeres ingieren de media unas 200kcal más que cuando comen hombres solos.
Los resultados de estudio para mí son un tanto dudosos, entre otras porque su muestra, como en tantos análisis psicológicos, es de una población WEIRD (Western EducatedIndustrializedRichDemocratic) o sea occidental, educado, de país industrializado, rico y democrático que se traduce en: universitario americano. Lo que no es exactamente representativo de toda la sociedad. Y aún peor, el estudio se realizó en ¡la cafetería de la Universidad!. Sinceramente, ahí yo como menos sí o sí, más que nada porque la comida da asco, no por rodearme de hombres a los que tengo que impresionar comiendo como un pajarito…
Una cosa es cierta, sin embargo, y es que la influencia de los demás se nota, y mucho más de lo que somos conscientes. Se ha visto incluso que la probabilidad de desarrollar obesidad se correlaciona con el grado de familiaridad con un obeso, siendo más fuerte la influencia de los amigos que la de la familia (si quereis saber más).
Y ahora, ¿con quién os ireis a cenar hoy?
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