La Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos operará desde
2013 el mayor centro de espionaje jamás construido, al cual arribarán
todas las comunicaciones satelitales y de cables subterráneos y
marítimos, además de contar con la capacidad de desencriptar todo tipo
de documentos reservados.
La “seguridad nacional”, ese concepto que se invoca para cometer las
tropelías más criminales desde el ámbito gubernamental, ha sido en
Estados Unidos una de las preocupaciones fundamentales en casi toda su
historia como país, agudiza en años recientes por las supuestas amenazas
del terrorismo, los ataques cibernéticos y otros enemigos que,
verdaderos o simulados, sirven para justificar la creación de una
atmósfera de miedo y temor que paulatinamente se condensa en realidades y
hechos concretos.
Uno de estos es un centro de espionaje hasta ahora inaudito, sin
parangón en la historia de la humanidad y ante el cual el legendario
gabinete de Fouché palidece de inmediato, que en septiembre de 2013
comenzará a operar la NSA, la Agencia de Seguridad Nacional de los
Estados Unidos, y el cual se encuentra enclavado en las profundidades de
una zona desértica de Utah, en el oeste del país.
El Utah Data Center es uno de los proyectos más ambiciosos jamás
concebidos porque concentrará —interceptará, descifrará, analizará y
almacenará— la información de casi todas las comunicaiones realizadas
por medio de satélites y cables subterráneos y submarinos, sean
internacionales, extranjeras o nacionales, desde correos electrónicos
hasta llamadas telefónicas y búsquedas de Google. Un inmenso acervo que
mapeará con bastante precisión la vida íntima de una persona común y
corriente.
Y si bien esto es en sí mismo alarmante, hasta cierto punto se trata
únicamente de una ampliación en dimensiones de lo que organismos de
inteligencia ya realizan (legal o ilegalmente) aunque en proporciones
reducidas. La verdadera joya de la NSA será la capacidad de romper con
los códigos que envuelven buena parte de la información personal e
institucional que todavía se reserva bajo determinadas claves. Estados
financieros, transacciones entre empresas, comunicaciones diplomáticas y
militares, archivos legales. Las investigaciones de la Agencia por fin
tendrán una primera gran culminación en este magno complejo donde todos
esos documentos podrán ser leído con la facilidad de quien hojea un
periódico.
La red de espionaje de la NSA
Tal parece que este es un último y desesperado esfuerzo por parte de la
NSA para sacudirse cierta obsolescencia que la rodea, sobre todo a raíz
de su imposibilidad para prevenir incidentes ocurridos en suelo
estadounidense desde que esta agencia fue creada en la década de los 50.
Los ataques del 11 de septiembre de 2001 figuran como la demostración
más evidente de su ineficacia en materia de seguridad. Misma que se
acentúa ante los nuevos recursos de quienes sirviéndose de medios
cibernéticos parece que han rebasado toda concepción formada antaño en
materia de seguridad nacional. Paradójicamente, han sido justamente
todos estos sucesos los que han puesto la mesa para que el espionaje
adquiera de pronto un sentido positivo que lo hace ver legal y hasta
impostergable.
Con una superficie de 2 mil metros cuadrados y costos de construcción y
de operación que se cuentan en miles de millones de dólares, el Utah
Data Center será un monumento que pervierte de de manera bastante
sintomática una de las categorías que en años recientes han servido para
definir la actividad humana por antonomasia: la comunicación.
“Cualquiera es un objetivo; cualquiera que se comunique es un objetivo”, sentenció al respecto un oficial de la NSA
No hay comentarios:
Publicar un comentario