En la consulta vemos cómo los pacientes refieren dificultades en el deseo, ya sea por falta o por exceso. La anorexia sexual podría considerarse como la falta de libido o "apetito sexual", acompañada de una preocupación excesiva para no tener sexo y alteraciones en la imagen corporal.
Dicho trastorno no está definido ni figura en las clasificaciones psiquiátricas ni sexológicas con el nombre de anorexia sexual, por lo tanto la prevalencia informada corresponde en general a los trastornos del deseo, específicamente un subtipo de aversión al sexo, cuadro que padecen aproximadamente 4 de cada 10 mujeres y 3 de cada 10 hombres (informe de la Sociedad Médica Norteamericana).
En la consulta observamos que existen pacientes que no tienen deseo ni fantasías, pero además muestran un fuerte rechazo al contacto sexual producto de un profundo temor.
El miedo actúa como un inhibidor de la conducta, convirtiendo a la persona en un ser aprensivo, con sentimientos de inferioridad, torpeza corporal, sin recursos amatorios, con la "idea fija" de ser puestos en ridículo por cualquier partenaire sexual.
Finalmente el miedo paraliza, rechazando nuevos encuentros amorosos.
En la anorexia sexual el componente que la distingue no es el miedo sino la convicción (ideas, pensamientos) de que el sexo no es una experiencia placentera: por el contrario, es vivido como algo traumático y repulsivo.
El cuerpo pierde sensibilidad, rechazando todo estímulo erótico que pudiera perturbarlo.
Las ideas o pensamientos se convierten en preocupaciones que ocupan la cabeza, impidiendo toda intromisión de fantasías o estímulos vigorizantes.
El trastorno puede de ser de toda la vida o adquirido, siendo el primero desde el inicio de la actividad sexual y en el segundo caso luego de un período de actividad sexual normal. Son frecuentes los conflictos interpersonales (ejemplo: insatisfacción matrimonial).
Los factores más comentados como causales del malestar son: vergüenza, culpa, vivir el sexo como algo pecaminoso, desconocimiento del propio cuerpo, conductas agresivas del compañero sexual, etcétera.
Las personas que padecen anorexia sexual suelen acostumbrarse a usar estrategias para evitar los encuentros, como ejemplo acostarse más temprano; descuido del aspecto externo; volcarse en exceso a actividades familiares, amistades o al cuidado de hijos o nietos; en algunos casos se constata abuso de psicofármacos, alcohol u otras sustancias.
La anorexia sexual puede estar asociada a otras patologías: depresiones, hipotiroidismo, trastornos obsesivos o trastorno por estrés postraumático, sobre todo como resultado de abuso o violación, cirugías mamarias o de otra región corporal, abuso de alcohol, etcétera.
Por lo general, las personas afectadas tienen rasgos de personalidad similares a la anorexia nerviosa (trastorno de la alimentación): pensamiento perseverante, preocupaciones obsesivas, rigidez en el comportamiento, pobreza en la expresión emocional, tendencia a la autoexigencia, cuerpo vedado a las experiencias placenteras o antecedentes de sobreprotección familiar.
¿Qué hacer?
1) Ante todo, es imprescindible un buen diagnóstico para descartar enfermedades asociadas (ejemplo: depresión, trastornos obsesivos, abuso de sustancias, etcétera).
2) Evitar los pensamientos intrusos que alejan las fantasías.
3) Usar técnicas de relajación y respiración para controlar la ansiedad.
4) Tomar contacto con el propio cuerpo: caricias, masajes, baños, etcétera, con la finalidad de recuperar las sensaciones placenteras.
5) Comunicar lo que le sucede a su pareja.
6) En lugar de evitar el encuentro, afrontar la experiencia sexual, primero sin contacto genital, luego incluyéndolos.
7) Aprender técnicas de que ayuden a modificar la imagen corporal: yoga, bioenergética, counseling corporal, psicoterapias vivenciales, etcétera.
Dicho trastorno no está definido ni figura en las clasificaciones psiquiátricas ni sexológicas con el nombre de anorexia sexual, por lo tanto la prevalencia informada corresponde en general a los trastornos del deseo, específicamente un subtipo de aversión al sexo, cuadro que padecen aproximadamente 4 de cada 10 mujeres y 3 de cada 10 hombres (informe de la Sociedad Médica Norteamericana).
En la consulta observamos que existen pacientes que no tienen deseo ni fantasías, pero además muestran un fuerte rechazo al contacto sexual producto de un profundo temor.
El miedo actúa como un inhibidor de la conducta, convirtiendo a la persona en un ser aprensivo, con sentimientos de inferioridad, torpeza corporal, sin recursos amatorios, con la "idea fija" de ser puestos en ridículo por cualquier partenaire sexual.
Finalmente el miedo paraliza, rechazando nuevos encuentros amorosos.
En la anorexia sexual el componente que la distingue no es el miedo sino la convicción (ideas, pensamientos) de que el sexo no es una experiencia placentera: por el contrario, es vivido como algo traumático y repulsivo.
El cuerpo pierde sensibilidad, rechazando todo estímulo erótico que pudiera perturbarlo.
Las ideas o pensamientos se convierten en preocupaciones que ocupan la cabeza, impidiendo toda intromisión de fantasías o estímulos vigorizantes.
El trastorno puede de ser de toda la vida o adquirido, siendo el primero desde el inicio de la actividad sexual y en el segundo caso luego de un período de actividad sexual normal. Son frecuentes los conflictos interpersonales (ejemplo: insatisfacción matrimonial).
Los factores más comentados como causales del malestar son: vergüenza, culpa, vivir el sexo como algo pecaminoso, desconocimiento del propio cuerpo, conductas agresivas del compañero sexual, etcétera.
Las personas que padecen anorexia sexual suelen acostumbrarse a usar estrategias para evitar los encuentros, como ejemplo acostarse más temprano; descuido del aspecto externo; volcarse en exceso a actividades familiares, amistades o al cuidado de hijos o nietos; en algunos casos se constata abuso de psicofármacos, alcohol u otras sustancias.
La anorexia sexual puede estar asociada a otras patologías: depresiones, hipotiroidismo, trastornos obsesivos o trastorno por estrés postraumático, sobre todo como resultado de abuso o violación, cirugías mamarias o de otra región corporal, abuso de alcohol, etcétera.
Por lo general, las personas afectadas tienen rasgos de personalidad similares a la anorexia nerviosa (trastorno de la alimentación): pensamiento perseverante, preocupaciones obsesivas, rigidez en el comportamiento, pobreza en la expresión emocional, tendencia a la autoexigencia, cuerpo vedado a las experiencias placenteras o antecedentes de sobreprotección familiar.
¿Qué hacer?
1) Ante todo, es imprescindible un buen diagnóstico para descartar enfermedades asociadas (ejemplo: depresión, trastornos obsesivos, abuso de sustancias, etcétera).
2) Evitar los pensamientos intrusos que alejan las fantasías.
3) Usar técnicas de relajación y respiración para controlar la ansiedad.
4) Tomar contacto con el propio cuerpo: caricias, masajes, baños, etcétera, con la finalidad de recuperar las sensaciones placenteras.
5) Comunicar lo que le sucede a su pareja.
6) En lugar de evitar el encuentro, afrontar la experiencia sexual, primero sin contacto genital, luego incluyéndolos.
7) Aprender técnicas de que ayuden a modificar la imagen corporal: yoga, bioenergética, counseling corporal, psicoterapias vivenciales, etcétera.
Muito interessante esta reportagem...a Anorexia Sexual como vemos no artigo afeta as mulheres e os homens,quase que na mesma proporção, conforme relata a Sociedade Americana de Medicina. Parabens minha querida Maria Adriana, muito elucitativo o artigo.Não consigo imaginar que pessoas enamoradas consigam viver sem sexo...
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