Conducido por Herman Pontzer, profesor de antropología en Artes y Ciencias de la Universidad de Washington en St. Louis; Michael Sokol de la Universidad de California en Davis; y David Raichlen, de la Universidad de Arizona, el estudio se basó en ensayos de marcha sobre cintas móviles, para analizar los factores energéticos de la locomoción y los propios de cada tipo de biomecánica, correspondientes a los chimpancés y a los humanos.
Aparte de éste, el único estudio conocido sobre el coste energético de la locomoción de los chimpancés fue llevado a cabo en 1973, y utilizó ejemplares de corta edad que tienen una mecánica y un coste energético distintos a los de los chimpancés adultos.
El equipo también analizó los registros fósiles de homínidos muy antiguos. Los resultados de los análisis concuerdan con los cambios predichos para ese menor coste energético vinculado al desarrollo de patas traseras más largas teniendo en cuenta la masa corporal y los cambios en la pelvis, lo cual permite caminar de un modo mucho más erguido.
Los análisis de estos rasgos en fósiles de esos homínidos tempranos, cotejados con los análisis del andar bípedo de los chimpancés, indican que la bipedación en los primeros homínidos, semejantes a los simios, podía haber sido realmente menos costosa que el andar cuadrúpedo típico de los monos.
Caminar erguidos sobre las dos piernas es un rasgo que nos define como humanos, y que permite distinguir todo nuestro linaje de entre el resto de los simios.
Aparte de éste, el único estudio conocido sobre el coste energético de la locomoción de los chimpancés fue llevado a cabo en 1973, y utilizó ejemplares de corta edad que tienen una mecánica y un coste energético distintos a los de los chimpancés adultos.
El equipo también analizó los registros fósiles de homínidos muy antiguos. Los resultados de los análisis concuerdan con los cambios predichos para ese menor coste energético vinculado al desarrollo de patas traseras más largas teniendo en cuenta la masa corporal y los cambios en la pelvis, lo cual permite caminar de un modo mucho más erguido.
Los análisis de estos rasgos en fósiles de esos homínidos tempranos, cotejados con los análisis del andar bípedo de los chimpancés, indican que la bipedación en los primeros homínidos, semejantes a los simios, podía haber sido realmente menos costosa que el andar cuadrúpedo típico de los monos.
Caminar erguidos sobre las dos piernas es un rasgo que nos define como humanos, y que permite distinguir todo nuestro linaje de entre el resto de los simios.
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