Las muestras estudiadas habían sido hasta ahora muy controvertidas. Algunos científicos habían dicho que dichas rocas contenían rastros de vida que hacían retroceder el registro biológico en la Tierra hasta hace 3.850 millones de años. Otros, en cambio, negaban este extremo, argumentando que las rocas habían existido originalmente en estado fundido, una condición inapropiada para la preservación de evidencias de vida. Pero Dauphas ha mostrado sin ningún tipo de ambigüedad que las rocas son sedimentos que fueron depositados en el fondo de un océano.
Los microfósiles más antiguos conocidos, procedentes de Australia y no menos controvertidos, son de hace más de 3.400 millones de años. Los científicos han desviado ahora su atención hacia Groenlandia, donde podría haber pistas de actividad biológica incluso más primitiva.
La controversia alrededor de las rocas de Groenlandia procede de los cambios que sufrieron a lo largo de la larga historia de la Tierra. En su enterramiento, fueron sometidas a altísimas presiones y temperaturas, que modificaron completamente su química y mineralogía. Los científicos encontraron problemas para determinar si eran ígneas (enfriadas a partir de un estado fundido) o sedimentarias (erosionadas y depositadas por el viento o el agua). Sólo las rocas sedimentarias podrían preservar evidencias de vida.
La cuestión quedó finalmente resuelta con el uso de un espectrómetro de masas de última generación, instalado en el Field Museum. Con él se midieron con una alta precisión los isótopos del hierro preservados en las rocas de la costa sudoeste de Groenlandia y de la isla Akilia. Las variaciones en tales isótopos nos informaron sobre el tipo de proceso que formó cada roca, otorgándoles un origen sedimentario.
Todas las rocas ígneas de la Tierra tienen una composición isotópica del hierro bastante semejante. En cambio, las procedentes de Groenlandia tenían una gran cantidad de variación.
Ahora que sabemos que las rocas son sedimentarias, falta averiguar si efectivamente contienen evidencias de vida primitiva o no. Las primeras pistas, aunque circunstanciales, dicen que sí. Son rocas antiguas que han sido oxidadas (reaccionaron químicamente con oxígeno). Pero la atmósfera en la Tierra primitiva tenía mucho menos oxígeno que en la actualidad. ¿De dónde procedía este gas? La fotosíntesis, un proceso químico que señala la presencia de ciertas bacterias, podría ser la respuesta.
Información adicional en: University of Chicago
Los microfósiles más antiguos conocidos, procedentes de Australia y no menos controvertidos, son de hace más de 3.400 millones de años. Los científicos han desviado ahora su atención hacia Groenlandia, donde podría haber pistas de actividad biológica incluso más primitiva.
La controversia alrededor de las rocas de Groenlandia procede de los cambios que sufrieron a lo largo de la larga historia de la Tierra. En su enterramiento, fueron sometidas a altísimas presiones y temperaturas, que modificaron completamente su química y mineralogía. Los científicos encontraron problemas para determinar si eran ígneas (enfriadas a partir de un estado fundido) o sedimentarias (erosionadas y depositadas por el viento o el agua). Sólo las rocas sedimentarias podrían preservar evidencias de vida.
La cuestión quedó finalmente resuelta con el uso de un espectrómetro de masas de última generación, instalado en el Field Museum. Con él se midieron con una alta precisión los isótopos del hierro preservados en las rocas de la costa sudoeste de Groenlandia y de la isla Akilia. Las variaciones en tales isótopos nos informaron sobre el tipo de proceso que formó cada roca, otorgándoles un origen sedimentario.
Todas las rocas ígneas de la Tierra tienen una composición isotópica del hierro bastante semejante. En cambio, las procedentes de Groenlandia tenían una gran cantidad de variación.
Ahora que sabemos que las rocas son sedimentarias, falta averiguar si efectivamente contienen evidencias de vida primitiva o no. Las primeras pistas, aunque circunstanciales, dicen que sí. Son rocas antiguas que han sido oxidadas (reaccionaron químicamente con oxígeno). Pero la atmósfera en la Tierra primitiva tenía mucho menos oxígeno que en la actualidad. ¿De dónde procedía este gas? La fotosíntesis, un proceso químico que señala la presencia de ciertas bacterias, podría ser la respuesta.
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