Investigadores del Hospital Universitario de Copenhague (Rigshospitalet) y de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), en cooperación con la Universidad de Ghana en Legon (Ghana) y la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool (Reino Unido), han descubierto que los parásitos de la malaria consiguen atacar la placenta de mujeres embarazadas gracias a que evitan las defensas del sistema inmunitario del organismo.
«Hemos descubierto una posible explicación para lo que tarda el sistema inmunitario de una mujer embarazada en descubrir la infección en la placenta», explicó Lea Barfod, colaboradora del profesor Lars Hviid en el Centro de Parasitología Médica de la Universidad de Copenhague y autora principal del estudio.
«Los parásitos son capaces de adoptar un camuflaje que evita su reconocimiento y posterior eliminación por parte de los anticuerpos del sistema inmunitario», añade la doctorando. «Por lo tanto, aunque el sistema inmunitario posea todas las armas necesarias para combatir la infección de la placenta, éstas no son efectivas por la dificultad para reconocer al enemigo. Curiosamente, el camuflaje está compuesto de anticuerpos, pero de un tipo que no contribuye a combatir la infección.»
Cerca del 8,3 % de la población mundial está infectada por la malaria. Más de 500 millones de personas poseen el parásito y 1 millón mueren cada año por esta enfermedad, según fuentes científicas. La lucha contra esta enfermedad es complicada debido a que el parásito logra vencer una y otra vez al sistema inmunitario humano. Los glóbulos rojos sirven de escondite inicial para el parásito cuando entra en el organismo y el problema se agrava por el hecho de que el sistema inmunitario no combate las células infectadas debido a que el bazo es el órgano que normalmente se encarga de filtrar los glóbulos rojos.
Para evitar dicho filtro el parásito expulsa una proteína de anclaje que se engancha a la pared interna de los vasos sanguíneos. Por lo tanto, aunque el sistema inmunitario lograse dañar el ancla, el parásito podría producir otras sesenta para burlar al sistema. De este modo, el parásito se propaga e infecta a una cantidad cada vez mayor de glóbulos rojos, dedicados normalmente al transporte de nutrientes y oxígeno en el organismo.
«Es como una versión mejorada del juego del escondite; los parásitos encuentran constantemente formas nuevas de evitar que los anticuerpos los detecten», informó el profesor Hviid. «Es una especie de guerra de guerrillas urbanas, con combates casa por casa. Un ejemplo de ello es la capacidad de los parásitos para esconderse en la placenta. La primera vez que una mujer africana queda embarazada, su placenta da al parásito una nueva oportunidad para esconderse: un nuevo hogar, por así decirlo, y así evita ser descubierto por el sistema inmunitario. Las defensas inmunitarias precisan tiempo para reaccionar a la nueva amenaza y mientras tanto el parásito camuflado provoca daños en la mujer y en el feto.»
Los científicos informaron de que investigarán si el parásito de la malaria utiliza su camuflaje en otras fases de una infección.
«Puede que no sean sólo los parásitos de la placenta los que pueden esconderse de este modo», destacó el profesor Hviid. «El organismo tarda una cantidad de tiempo sorprendentemente grande en desarrollar una protección contra la malaria y puede que el truco recién descubierto sea uno de los motivos. Es importante determinar si esto es así para conocer mejor la malaria en términos generales, pero también para tener en cuenta estos conocimientos en los intentos de formular una vacuna. Tenemos todavía mucho trabajo por delante.»
«Hemos descubierto una posible explicación para lo que tarda el sistema inmunitario de una mujer embarazada en descubrir la infección en la placenta», explicó Lea Barfod, colaboradora del profesor Lars Hviid en el Centro de Parasitología Médica de la Universidad de Copenhague y autora principal del estudio.
«Los parásitos son capaces de adoptar un camuflaje que evita su reconocimiento y posterior eliminación por parte de los anticuerpos del sistema inmunitario», añade la doctorando. «Por lo tanto, aunque el sistema inmunitario posea todas las armas necesarias para combatir la infección de la placenta, éstas no son efectivas por la dificultad para reconocer al enemigo. Curiosamente, el camuflaje está compuesto de anticuerpos, pero de un tipo que no contribuye a combatir la infección.»
Cerca del 8,3 % de la población mundial está infectada por la malaria. Más de 500 millones de personas poseen el parásito y 1 millón mueren cada año por esta enfermedad, según fuentes científicas. La lucha contra esta enfermedad es complicada debido a que el parásito logra vencer una y otra vez al sistema inmunitario humano. Los glóbulos rojos sirven de escondite inicial para el parásito cuando entra en el organismo y el problema se agrava por el hecho de que el sistema inmunitario no combate las células infectadas debido a que el bazo es el órgano que normalmente se encarga de filtrar los glóbulos rojos.
Para evitar dicho filtro el parásito expulsa una proteína de anclaje que se engancha a la pared interna de los vasos sanguíneos. Por lo tanto, aunque el sistema inmunitario lograse dañar el ancla, el parásito podría producir otras sesenta para burlar al sistema. De este modo, el parásito se propaga e infecta a una cantidad cada vez mayor de glóbulos rojos, dedicados normalmente al transporte de nutrientes y oxígeno en el organismo.
«Es como una versión mejorada del juego del escondite; los parásitos encuentran constantemente formas nuevas de evitar que los anticuerpos los detecten», informó el profesor Hviid. «Es una especie de guerra de guerrillas urbanas, con combates casa por casa. Un ejemplo de ello es la capacidad de los parásitos para esconderse en la placenta. La primera vez que una mujer africana queda embarazada, su placenta da al parásito una nueva oportunidad para esconderse: un nuevo hogar, por así decirlo, y así evita ser descubierto por el sistema inmunitario. Las defensas inmunitarias precisan tiempo para reaccionar a la nueva amenaza y mientras tanto el parásito camuflado provoca daños en la mujer y en el feto.»
Los científicos informaron de que investigarán si el parásito de la malaria utiliza su camuflaje en otras fases de una infección.
«Puede que no sean sólo los parásitos de la placenta los que pueden esconderse de este modo», destacó el profesor Hviid. «El organismo tarda una cantidad de tiempo sorprendentemente grande en desarrollar una protección contra la malaria y puede que el truco recién descubierto sea uno de los motivos. Es importante determinar si esto es así para conocer mejor la malaria en términos generales, pero también para tener en cuenta estos conocimientos en los intentos de formular una vacuna. Tenemos todavía mucho trabajo por delante.»
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