EL DESEQUILIBRIO BACTERIANO INTESTINAL ESTÁ RELACIONADO CON LA OBESIAD
La obesidad, una de las pandemias no transmisibles del siglo XXI, se produce ante un desequilibrio entre la energía ingerida y la energía consumida por el organismo. Diversas investigaciones con ratones han demostrado que un inadecuado equilibrio bacteriano en el intestino puede favorecer la acumulación de grasas y la inflamación del tejido adiposo. Por el contrario, el adecuado equilibrio bacteriano se corresponde con un peso adecuado y que ciertas bacterias (bifidobacterias) reducen la inflamación del tejido adiposo.
En humanos, también se ha comprobado una correlación entre obesidad y desequilibrio bacteriano (aumento de las bacterias firmicutes y disminución de las de la familia bacteriodetes).
Esta constatación abre una vía de investigación hacia el posible control y seguimiento de la obesidad en el futuro mediante un proceso de reequilibrio bacteriano. Los mecanismos mediante los que se actuaría sería mediante la administración de prebióticos: fibra no digerible por nuestro organismo, pero sí por las bacterias hospedadas con propiedades beneficiosas y la administración de probióticos: microorganismos vivos que, ingeridos en cantidad suficiente, aportan beneficios para nuestra salud, con el fin de provocar una recolonización equilibrada del intestino.
La investigación sobre probióticos es una rama de la medicina que ha experimetado un gran aumento de publicaciones en los últimos años y en la que se ponen grandes esperanzas no solo en sus propiedades beneficiosas ante ciertas patologías del aparato digestivo, si no también de las vías respiratorias, del sistema inmunitario, de infecciones vaginales, ciertas dermatitis, o del cáncer de colon.
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