S
egún señalaron los científicos del Instituto para la Investigación del Impacto Climático de Potsdam (PIK), tan sólo en 2011 Estados Unidos se vio afectado por catorce fenómenos climáticos extremos, cada uno de los cuales costó más de mil millones de dólares. En Japón también se registró una serie de fenómenos meteorológicos extremos, tales como las lluvias más abundantes de su historia. El oeste de Rusia vivió veranos muy calurosos, mientras que Australia y Pakistán registraron niveles de pluviosidad sin precedentes. China, especialmente la cuenca del Río Yangtze, sufrió una severa sequía. Europa, por su parte, vivió su verano más caluroso en 2003, año en que se alcanzaron las temperaturas estivales más altas de al menos los últimos quinientos años.
«La cuestión es si este cúmulo de fenómenos meteorológicos extremos es fruto de la casualidad o se debe al cambio climático», comentó el autor principal del artículo, el Dr. Dim Coumou del PIK. «En términos generales resulta imposible demostrar la causalidad del calentamiento global en sucesos extremos individuales, pero si los tomamos en su conjunto la relación con el cambio climático resulta evidente. No se trata de afirmar o negar este hecho, es más bien una cuestión de probabilidades.»
La reciente exacerbación de los fenómenos meteorológicos no es en absoluto normal, según explicó este investigador del PIK con una analogía: «Es como jugar con dados trucados; a veces aparece un seis, pero es imposible predecir cuándo. Ahora ocurre con mucha más frecuencia porque hemos introducido un cambio en el dado».
Para realizar su estudio el equipo se basó en tres pilares: la física básica, el análisis estadístico y la simulación por ordenador. Los principios de la física básica apuntan a que el calentamiento de la atmósfera provoca más fenómenos extremos. Asimismo, es posible observar tendencias estadísticas claras en los datos sobre temperaturas y precipitaciones. Por último, una serie de minuciosas simulaciones por ordenador confirman el nexo existente entre el calentamiento y los máximos históricos de temperaturas y precipitaciones.
Los investigadores pronosticaron que la intensidad de las tormentas tropicales, aunque no su número, aumentará en varias regiones a causa de la elevación de la temperatura del mar.
No obstante, cabe destacar que estas interdependencias son complejas y que se precisa más información para desentrañar las causas de estos fenómenos. Los investigadores constataron que los extremos de frío disminuyen a causa del calentamiento global, aunque, añadieron, tal descenso no compensa el aumento de los extremos de calor.
«Los episodios climáticos extremos suelen obedecer a procesos de carácter regional, como el bloqueo de un sistema de altas presiones, o a fenómenos naturales como El Niño», comentó Stefan Rahmstorf, coautor del artículo y director del Departamento de Análisis del Sistema Terrestre del PIK. «Se trata de procesos complejos y, aunque seguimos estudiándolos, parecen tener como denominador común el cambio climático, capaz de convertir un episodio extremo en un suceso sin precedentes.»
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