El profesor Thompson y sus colegas de Australia y Países Bajos iniciaron hace tres años el proyecto ENIGMA («Mejora de las técnicas de obtención de imágenes genéticas mediante metaanálisis»), dedicado a poner en común imágenes de escáneres encefálicos y datos genómicos.
«Cada centro era incapaz de revisar por sí solo suficientes escáneres como para obtener resultados concluyentes», admitió el profesor Thompson. «Al compartir nuestros datos mediante el proyecto ENIGMA creamos una muestra suficientemente grande como para sacar a la luz patrones claros en la variación genética y mostrar la forma en la que estos cambios alteran de forma física el encéfalo.»
Este trabajo se diferencia de otros anteriores en que se ha medido el tamaño del encéfalo y de los centros de la memoria mediante múltiples imágenes por resonancia magnética (IRM) obtenidas de más de 21 100 personas sanas cuyo ADN (ácido desoxirribonucleico) se ha cribado.
«Mediante estudios anteriores se han descubierto genes de riesgo de enfermedades comunes, pero no se sabe a ciencia cierta la manera en la que estos genes afectan al encéfalo», explicó el profesor Thompson. «Por esta razón nuestro equipo decidió escanear encéfalos de todo el mundo en busca de genes que realizasen una labor directa de protección o que generasen un perjuicio en el encéfalo.»
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