La poligamia no ha sido la norma en la historia evolutiva de la especie, según un análisis genómico
Han contribuido las mujeres de igual forma que los hombres en el
linaje de las poblaciones contemporáneas? ¿Cómo fueron nuestros
ancestros, Homo sapiens: más propicios a la poligamia o más
propicios a la monogamia?
Para dar respuesta a estas preguntas, un investigador de la Universidad de Montreal llamado Damian Labuda, ha dirigido a un equipo que analizó los datos genómicos (de las genes en las células reproductivas) de tres muestras de población de origen europeo, asiático y africano.
Los resultados de la investigación, que han aparecido publicados en The American Journal of Human Genetics sugieren que el Homo Sapiens o humano moderno ha sido, en general, monógamo, aunque en ciertos momentos de su historia evolutiva ha mostrado cierta tendencia a la poligamia.
Novedoso método de análisis
Según se explica en un comunicado emitido por la Universidad de Montreal, para la presente investigación se utilizó un novedoso método de análisis genético.
Para estimar la ratio de reproducción de cada uno de los sexos a partir de los datos genómicos, los investigadores aplicaron un sistema que aprovecha el hecho de que las mujeres porten dos cromosomas X, mientras que los hombres sólo portan un cromosoma X.
En consecuencia, durante el proceso de recombinación, los cromosomas X no pueden intercambiar su información genética más que con las mujeres. Esto ocasiona un exceso de señales genéticas vinculadas a una mayor procreación femenina (que la procreación de los varones), un exceso que puede ser científicamente cuantificado.
Este método parece ser más fiable que otros métodos de medición precedentes, y permitirá medir la ratio de reproducción por sexos en cualquier especie cuyos datos sobre diversidad genética se encuentren disponibles.
Distinta tasa reproductiva
Según los científicos, cuando una población es estrictamente monógama, cabe esperar que se produzca la misma tasa de reproducción tanto en hombres como en mujeres (un hijo de hombre por cada hijo de mujer).
Por el contrario, en una población en que los hombres tienden a tener más de una pareja, las mujeres contribuyen más a la reproducción que los hombres y, por tanto, la tasa de reproducción entre sexos no es igualitaria.
Los resultados obtenidos a partir del análisis de los datos genómicos estudiados señalan que dicha tasa fue de 1.1 (un hijo por hombre y un hijo por mujer) en las poblaciones de origen asiático, de 1.3 (un hijo por hombre y tres hijos por mujer) en las poblaciones de origen europeo y de 1.4 (un hijo por hombre y cuatro hijos por mujer) en las poblaciones de origen africano.
Es decir, que el hombre moderno ha sido generalmente monógamo, pero también ha mostrado ciertas tendencias polígamas a lo largo de su evolución.
Labuda señala, por otra parte, que los resultados obtenidos permiten comprender mejor la estructura genética de las poblaciones, y demuestran una vez más la importancia de la genómica de las poblaciones en epidemiología genética.
Ser capaces de analizar la ratio hombre-mujer en la historia de la reproducción humana proporciona, en definitiva, nuevas explicaciones sobre la evolución de nuestra especie.
Monogamia como patrón dominante
Según los investigadores, esta constatación sobre la monogamia, realizada a nivel genómico, coincide con las realizadas por otros estudios en los terrenos de la psicología evolutiva y de la antropología.
Al parecer, un aspecto de la sexualidad del hombre moderno habría sido el de la tendencia a crear formas de vida en común, de organización social, basadas en la pareja y en la familia.
Esta tendencia se ha mantenido incluso en nuestros tiempos, tal y como constató en 2006 un estudio realizado en 59 países de todo el mundo acerca el comportamiento sexual de los humanos.
Los resultados de esta investigación, llevada a cabo por científicos de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, revelaron que la monogamia sigue siendo el patrón dominante en la mayoría de las regiones del planeta.
Para dar respuesta a estas preguntas, un investigador de la Universidad de Montreal llamado Damian Labuda, ha dirigido a un equipo que analizó los datos genómicos (de las genes en las células reproductivas) de tres muestras de población de origen europeo, asiático y africano.
Los resultados de la investigación, que han aparecido publicados en The American Journal of Human Genetics sugieren que el Homo Sapiens o humano moderno ha sido, en general, monógamo, aunque en ciertos momentos de su historia evolutiva ha mostrado cierta tendencia a la poligamia.
Novedoso método de análisis
Según se explica en un comunicado emitido por la Universidad de Montreal, para la presente investigación se utilizó un novedoso método de análisis genético.
Para estimar la ratio de reproducción de cada uno de los sexos a partir de los datos genómicos, los investigadores aplicaron un sistema que aprovecha el hecho de que las mujeres porten dos cromosomas X, mientras que los hombres sólo portan un cromosoma X.
En consecuencia, durante el proceso de recombinación, los cromosomas X no pueden intercambiar su información genética más que con las mujeres. Esto ocasiona un exceso de señales genéticas vinculadas a una mayor procreación femenina (que la procreación de los varones), un exceso que puede ser científicamente cuantificado.
Este método parece ser más fiable que otros métodos de medición precedentes, y permitirá medir la ratio de reproducción por sexos en cualquier especie cuyos datos sobre diversidad genética se encuentren disponibles.
Distinta tasa reproductiva
Según los científicos, cuando una población es estrictamente monógama, cabe esperar que se produzca la misma tasa de reproducción tanto en hombres como en mujeres (un hijo de hombre por cada hijo de mujer).
Por el contrario, en una población en que los hombres tienden a tener más de una pareja, las mujeres contribuyen más a la reproducción que los hombres y, por tanto, la tasa de reproducción entre sexos no es igualitaria.
Los resultados obtenidos a partir del análisis de los datos genómicos estudiados señalan que dicha tasa fue de 1.1 (un hijo por hombre y un hijo por mujer) en las poblaciones de origen asiático, de 1.3 (un hijo por hombre y tres hijos por mujer) en las poblaciones de origen europeo y de 1.4 (un hijo por hombre y cuatro hijos por mujer) en las poblaciones de origen africano.
Es decir, que el hombre moderno ha sido generalmente monógamo, pero también ha mostrado ciertas tendencias polígamas a lo largo de su evolución.
Labuda señala, por otra parte, que los resultados obtenidos permiten comprender mejor la estructura genética de las poblaciones, y demuestran una vez más la importancia de la genómica de las poblaciones en epidemiología genética.
Ser capaces de analizar la ratio hombre-mujer en la historia de la reproducción humana proporciona, en definitiva, nuevas explicaciones sobre la evolución de nuestra especie.
Monogamia como patrón dominante
Según los investigadores, esta constatación sobre la monogamia, realizada a nivel genómico, coincide con las realizadas por otros estudios en los terrenos de la psicología evolutiva y de la antropología.
Al parecer, un aspecto de la sexualidad del hombre moderno habría sido el de la tendencia a crear formas de vida en común, de organización social, basadas en la pareja y en la familia.
Esta tendencia se ha mantenido incluso en nuestros tiempos, tal y como constató en 2006 un estudio realizado en 59 países de todo el mundo acerca el comportamiento sexual de los humanos.
Los resultados de esta investigación, llevada a cabo por científicos de la London School of Hygiene & Tropical Medicine, revelaron que la monogamia sigue siendo el patrón dominante en la mayoría de las regiones del planeta.
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