Además, esa hormona responde también por la formación del contacto emocional entre la madre y el recién nacido. La vasopresina, por su parte, forma vínculos emocionales en los hombres.
Antes, se creía que en la mayoría de las parejas un amor apasionado, acompañado por un golpe hormonal, con el paso del tiempo cedía el lugar a uno más tranquilo, parecido al amor fraternal.
Pero hace poco, una científica de la Universidad de Santa Bárbara, al estudiar la tomografía de unos esposos que afirmaron sentirse enamorados el uno del otro igual que hace 20 años, descubrió reacciones análogas a las de los cerebros de recién enamorados. Según datos preliminares, tal amor se registra en un 30 por ciento de los matrimonios estadounidenses.
En este sentido, los científicos aconsejan a las parejas dedicarse juntos a unas cosas agradables, las que estimulan la producción de la dopamina, por ejemplo, ir al teatro o al hipódromo, estudiar algo nuevo. Los que se sienten felices en el matrimonio, tienen una vida más larga y una inmunidad mejor, señalan expertos.
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