El control de la meteorología es una ambición de la humanidad desde tiempos inmemoriales. En el transcurso de la historia del ser humano se han realizado enormes esfuerzos por dar con formas de provocar la lluvia. Los intentos más recientes de propiciar precipitaciones o de eliminar la niebla se han basado en el uso de aviones o cohetes para diseminar partículas de sal de plata o hielo seco en las nubes que sirven de «núcleos de hielo» en torno a los cuales se pueden formar gotas de lluvia.
En esta investigación reciente, dirigida por el Dr. Jérôme Kasparian, de la Universidad de Ginebra (Suiza), se usó un instrumento extraordinario denominado láser de femtosegundos y teravatios Téramobile con el que se emitieron impulsos de láser extremadamente potentes y ultracortos para generar «filamentos ionizados autoguiados». Los iones indujeron una condensación, en primer lugar, en una cámara de niebla y, después, en el cielo sobre la capital alemana, Berlín, una fría tarde de otoño. Posteriormente, los científicos examinaron los mecanismos que explican este proceso por medio de experimentos de laboratorio, incluyendo pruebas de química foto-oxidativa y un estudio de efectos electrostáticos.
«Éste es el primer experimento en demostrar que un láser es capaz de generar condensación», explicó el Dr. Kasparian. Los miembros de su equipo confían en que esta técnica de láser pueda emplearse para modificar las condiciones meteorológicas de una zona concreta. «La reacción que provocamos constituye el primer paso en la formación de lluvia y anticipamos la posibilidad de reemplazar las técnicas actualmente en uso», añadió.
Los autores pretendían imitar la función que realizan las partículas de polvo y polen como «semillas de gotas de lluvia» en el proceso de condensación utilizando iones generados por láser. En primer lugar, dirigieron impulsos de láser hacia unas nubes en una cámara experimental. Los iones sirvieron de «ganchos» para la humedad y pudo observarse un rastro de condensación a lo largo de la trayectoria del láser. Las gotas fueron demasiado pequeñas para provocar una verdadera precipitación; más bien se trató de un vaho ligero.
A continuación, los científicos dirigieron impulsos del láser Téramobile directamente hacia el cielo una tarde fría cuando se registraba una humedad próxima al 90%. Entonces tomaron medidas mediante LIDAR («light detection and ranging») para observar la concentración de aerosoles en la atmósfera y detectar cambios en las condiciones meteorológicas: la visibilidad empeoró, la humedad subió al 93% y la concentración de aerosoles de agua aumentó.
«Hemos demostrado experimentalmente que se puede favorecer la condensación de agua por medio de filamentos autoguiados generados por impulsos de láser ultracortos, incluso en una atmósfera infrasaturada», concluye el estudio. «Este fenómeno da lugar a una nueva y atractiva herramienta para la caracterización a distancia de la atmósfera húmeda y la formación de nubes. Podría incluso ofrecer un medio de favorecer o incluso provocar precipitaciones mediante láseres en funcionamiento continuo, en lugar de cohetes.»
Los científicos se proponen perfeccionar la técnica para propiciar la formación de lluvia.
En esta investigación reciente, dirigida por el Dr. Jérôme Kasparian, de la Universidad de Ginebra (Suiza), se usó un instrumento extraordinario denominado láser de femtosegundos y teravatios Téramobile con el que se emitieron impulsos de láser extremadamente potentes y ultracortos para generar «filamentos ionizados autoguiados». Los iones indujeron una condensación, en primer lugar, en una cámara de niebla y, después, en el cielo sobre la capital alemana, Berlín, una fría tarde de otoño. Posteriormente, los científicos examinaron los mecanismos que explican este proceso por medio de experimentos de laboratorio, incluyendo pruebas de química foto-oxidativa y un estudio de efectos electrostáticos.
«Éste es el primer experimento en demostrar que un láser es capaz de generar condensación», explicó el Dr. Kasparian. Los miembros de su equipo confían en que esta técnica de láser pueda emplearse para modificar las condiciones meteorológicas de una zona concreta. «La reacción que provocamos constituye el primer paso en la formación de lluvia y anticipamos la posibilidad de reemplazar las técnicas actualmente en uso», añadió.
Los autores pretendían imitar la función que realizan las partículas de polvo y polen como «semillas de gotas de lluvia» en el proceso de condensación utilizando iones generados por láser. En primer lugar, dirigieron impulsos de láser hacia unas nubes en una cámara experimental. Los iones sirvieron de «ganchos» para la humedad y pudo observarse un rastro de condensación a lo largo de la trayectoria del láser. Las gotas fueron demasiado pequeñas para provocar una verdadera precipitación; más bien se trató de un vaho ligero.
A continuación, los científicos dirigieron impulsos del láser Téramobile directamente hacia el cielo una tarde fría cuando se registraba una humedad próxima al 90%. Entonces tomaron medidas mediante LIDAR («light detection and ranging») para observar la concentración de aerosoles en la atmósfera y detectar cambios en las condiciones meteorológicas: la visibilidad empeoró, la humedad subió al 93% y la concentración de aerosoles de agua aumentó.
«Hemos demostrado experimentalmente que se puede favorecer la condensación de agua por medio de filamentos autoguiados generados por impulsos de láser ultracortos, incluso en una atmósfera infrasaturada», concluye el estudio. «Este fenómeno da lugar a una nueva y atractiva herramienta para la caracterización a distancia de la atmósfera húmeda y la formación de nubes. Podría incluso ofrecer un medio de favorecer o incluso provocar precipitaciones mediante láseres en funcionamiento continuo, en lugar de cohetes.»
Los científicos se proponen perfeccionar la técnica para propiciar la formación de lluvia.
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