Este trabajo contó con apoyo comunitario por medio del proyecto ORIENTATION IN BATS («La orientación de los murciélagos: desde la migración hasta la memoria espacial»), financiado mediante una beca internacional Marie Curie de salida a terceros países dotada con más de 250.000 euros a través del Sexto Programa Marco (6PM).
Como es bien sabido, los murciélagos se valen de la ecolocalización (un sónar biológico) para orientarse en espacios reducidos; pero ¿cómo consiguen orientarse al recorrer distancias largas? Cada noche los murciélagos salen a cazar y muchos se alejan hasta 20 km de su refugio. Además, en muchos casos, los refugios de verano e invierno distan más de 50 km. Incluso hay especies de murciélago europeas que realizan un desplazamiento migratorio anual de hasta 1.000 km.
Investigaciones realizadas en los últimos años han revelado que, al igual que muchas otras criaturas, algunas especies de murciélago son capaces de orientarse valiéndose del campo magnético de la Tierra. Este sistema de navegación no está exento de dificultades, ya que dicho campo magnético está sujeto a variaciones impredecibles por efecto de los depósitos de hierro alojados en la corteza terrestre. Algunas aves resuelven este problema fijándose en el Sol, que es una fuente muy fiable de información, para orientarse y regular su brújula interna.
Concretamente, el estudio referido pretendía averiguar de qué manera regula su brújula interna el murciélago ratonero grande (Myotis myotis). En un primer experimento, los científicos trataron de averiguar si este murciélago era capaz de encontrar su refugio partiendo desde un lugar desconocido. Para ello capturaron murciélagos salvajes y, a la puesta de sol, los liberaron a unos 25 km de la gruta en la que vivían. Para seguir sus movimientos, previamente les habían acoplado pequeños transmisores de radio. Los murciélagos demostraron tener una orientación excelente, puesto que la mayoría dieron con el camino de vuelta a casa con relativa rapidez. Los más rápidos regresaron a su gruta en apenas dos horas.
Paralelamente interfirieron en el sentido de orientación magnética de un segundo grupo de murciélagos instalándoles un dispositivo llamado bobina de Helmholtz que alteraba la dirección del campo magnético durante la puesta de sol desplazándolo 90°, de tal forma que el Norte se convertía en el Este. De este modo, pese a que el refugio de los murciélagos quedaba al sur del punto donde se liberaron, los animales que captaban el campo magnético rotado partieron hacia el Este.
«Los resultados del primer experimento en el que se rotó el campo magnético en el crepúsculo vespertino confirmaron la hipótesis de que la observación de algún aspecto de la puesta del sol sirve para regular el campo magnético, lo cual indica a los murciélagos hacia dónde deben dirigirse», explican los autores.
Seguidamente los científicos repitieron el experimento una vez era noche cerrada y en el cielo no quedaba rastro de luz crepuscular. En esta ocasión, la brújula de los murciélagos expuestos al campo magnético alterado funcionó a la perfección y ambos grupos de murciélagos partieron en la misma dirección.
«La manipulación del campo magnético sólo surtió efecto a la caída del sol», apuntó Richard Holland, del Departamento de Migración e Inmunoecología del Instituto Max Planck de Ornitología. «Los murciélagos ratoneros grandes consideraron que la posición del Sol al atardecer era la referencia más fiable para orientarse y calibraron el campo magnético en consecuencia para emplearlo como brújula durante la noche.»
El hallazgo de que el M. myotis se vale del Sol para calibrar su brújula no deja de ser sorprendente, ya que no suele salir de su refugio hasta que éste no ha desaparecido por completo tras el horizonte. Sin embargo, parece bastarle con el resplandor crepuscular para orientarse.
Como es bien sabido, los murciélagos se valen de la ecolocalización (un sónar biológico) para orientarse en espacios reducidos; pero ¿cómo consiguen orientarse al recorrer distancias largas? Cada noche los murciélagos salen a cazar y muchos se alejan hasta 20 km de su refugio. Además, en muchos casos, los refugios de verano e invierno distan más de 50 km. Incluso hay especies de murciélago europeas que realizan un desplazamiento migratorio anual de hasta 1.000 km.
Investigaciones realizadas en los últimos años han revelado que, al igual que muchas otras criaturas, algunas especies de murciélago son capaces de orientarse valiéndose del campo magnético de la Tierra. Este sistema de navegación no está exento de dificultades, ya que dicho campo magnético está sujeto a variaciones impredecibles por efecto de los depósitos de hierro alojados en la corteza terrestre. Algunas aves resuelven este problema fijándose en el Sol, que es una fuente muy fiable de información, para orientarse y regular su brújula interna.
Concretamente, el estudio referido pretendía averiguar de qué manera regula su brújula interna el murciélago ratonero grande (Myotis myotis). En un primer experimento, los científicos trataron de averiguar si este murciélago era capaz de encontrar su refugio partiendo desde un lugar desconocido. Para ello capturaron murciélagos salvajes y, a la puesta de sol, los liberaron a unos 25 km de la gruta en la que vivían. Para seguir sus movimientos, previamente les habían acoplado pequeños transmisores de radio. Los murciélagos demostraron tener una orientación excelente, puesto que la mayoría dieron con el camino de vuelta a casa con relativa rapidez. Los más rápidos regresaron a su gruta en apenas dos horas.
Paralelamente interfirieron en el sentido de orientación magnética de un segundo grupo de murciélagos instalándoles un dispositivo llamado bobina de Helmholtz que alteraba la dirección del campo magnético durante la puesta de sol desplazándolo 90°, de tal forma que el Norte se convertía en el Este. De este modo, pese a que el refugio de los murciélagos quedaba al sur del punto donde se liberaron, los animales que captaban el campo magnético rotado partieron hacia el Este.
«Los resultados del primer experimento en el que se rotó el campo magnético en el crepúsculo vespertino confirmaron la hipótesis de que la observación de algún aspecto de la puesta del sol sirve para regular el campo magnético, lo cual indica a los murciélagos hacia dónde deben dirigirse», explican los autores.
Seguidamente los científicos repitieron el experimento una vez era noche cerrada y en el cielo no quedaba rastro de luz crepuscular. En esta ocasión, la brújula de los murciélagos expuestos al campo magnético alterado funcionó a la perfección y ambos grupos de murciélagos partieron en la misma dirección.
«La manipulación del campo magnético sólo surtió efecto a la caída del sol», apuntó Richard Holland, del Departamento de Migración e Inmunoecología del Instituto Max Planck de Ornitología. «Los murciélagos ratoneros grandes consideraron que la posición del Sol al atardecer era la referencia más fiable para orientarse y calibraron el campo magnético en consecuencia para emplearlo como brújula durante la noche.»
El hallazgo de que el M. myotis se vale del Sol para calibrar su brújula no deja de ser sorprendente, ya que no suele salir de su refugio hasta que éste no ha desaparecido por completo tras el horizonte. Sin embargo, parece bastarle con el resplandor crepuscular para orientarse.
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