Además, los hallazgos indican que en la Península de Kola las temperaturas han experimentado una fluctuación durante julio y agosto en los últimos 400 años. Concretamente, las temperaturas han oscilado entre los 10,4°C (1709) y los 14,7°C (1957), siendo la media de 12,2°C.
«Nuestros datos indican que la actividad solar debe haber sido uno de los principales factores determinantes de las temperaturas en verano, pero desde 1990 han influido otros factores que han cambiado el panorama», explicaron los autores, pertenecientes al Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental (UFZ) y la Universidad de Hohenheim (Alemania) y el Instituto de Geografía de la Academia Rusa de las Ciencias, sito en Moscú.
Los científicos examinaron muestras de madera de 69 pinos albares (Pinus sylvestris) de las Montañas de Khibiny, en la Península de Kola. Ésta es una zona de transición entre la región nórdica y las regiones continentales de Eurasia. En ella influye sobremanera la Corriente Noratlántica, una corriente oceánica cálida y de gran vigor que nace de la Corriente del Golfo, que es otra corriente cálida, fuerte y rápida del Océano Atlántico. Esta intensa actividad es la razón de los frecuentes estudios climatológicos que se llevan a cabo en esta región.
La Península de Kola tiene un clima fresco en el que los inviernos son largos pero moderadamente fríos y los veranos húmedos y poco calurosos. Los autores indican que la temperatura media en esta zona del Ártico varía entre los -12°C en enero y los +13°C en julio. La temporada de crecimiento forestal dura tan sólo entre 60 y 80 días y la mayor parte de la vegetación de la zona septentrional de la taiga se compone de píceas, pinos y abedules.
Las muestras de árboles examinadas por los científicos se tomaron en tres puntos de las Montañas de Khibiny a altitudes entre los 250 y los 450 metros por encima del nivel del mar, cerca del límite altitudinal de la vegetación arbórea. Los árboles de la zona son sensibles a los cambios de temperatura, una característica que permite a los científicos obtener la información necesaria para realizar evaluaciones correctas.
«Aparte de la temperatura, en el crecimiento influyen también factores no climáticos como la luz, los nutrientes, el suministro de agua y la competencia que plantean otros árboles», aclaró Yury M. Kononov, de la Academia Rusa de las Ciencias. «Por tanto es indispensable aislar estas tendencias para obtener un objetivo climático lo más puro posible.»
Los científicos compararon sus hallazgos con los de estudios similares de anillos de árboles de la Laponia sueca y la Siberia rusa. Concluyeron que las temperaturas estivales reconstruidas de los últimos 400 años son comparables porque todas las series históricas señalaban un incremento térmico en la década de 1950. La Península de Kola se diferencia de otras regiones en que allí las temperaturas más elevadas se registraron entre 1935 y 1955.
Hacia 1990 la curva descendió hasta el nivel de 1870, cuando comenzó la era industrial, pero los datos señalan que las temperaturas han vuelto a subir gradualmente en los últimos veinte años.
«Una cosa es segura: dicha parte del Ártico se calentó al término de la "pequeña glaciación", hace unos 250 años, se enfrió a partir de mediados del siglo pasado, y ha vuelto a calentarse desde 1990», concluyó Tatjana Böttger de la UFZ.
«Nuestros datos indican que la actividad solar debe haber sido uno de los principales factores determinantes de las temperaturas en verano, pero desde 1990 han influido otros factores que han cambiado el panorama», explicaron los autores, pertenecientes al Centro Helmholtz de Investigación Medioambiental (UFZ) y la Universidad de Hohenheim (Alemania) y el Instituto de Geografía de la Academia Rusa de las Ciencias, sito en Moscú.
Los científicos examinaron muestras de madera de 69 pinos albares (Pinus sylvestris) de las Montañas de Khibiny, en la Península de Kola. Ésta es una zona de transición entre la región nórdica y las regiones continentales de Eurasia. En ella influye sobremanera la Corriente Noratlántica, una corriente oceánica cálida y de gran vigor que nace de la Corriente del Golfo, que es otra corriente cálida, fuerte y rápida del Océano Atlántico. Esta intensa actividad es la razón de los frecuentes estudios climatológicos que se llevan a cabo en esta región.
La Península de Kola tiene un clima fresco en el que los inviernos son largos pero moderadamente fríos y los veranos húmedos y poco calurosos. Los autores indican que la temperatura media en esta zona del Ártico varía entre los -12°C en enero y los +13°C en julio. La temporada de crecimiento forestal dura tan sólo entre 60 y 80 días y la mayor parte de la vegetación de la zona septentrional de la taiga se compone de píceas, pinos y abedules.
Las muestras de árboles examinadas por los científicos se tomaron en tres puntos de las Montañas de Khibiny a altitudes entre los 250 y los 450 metros por encima del nivel del mar, cerca del límite altitudinal de la vegetación arbórea. Los árboles de la zona son sensibles a los cambios de temperatura, una característica que permite a los científicos obtener la información necesaria para realizar evaluaciones correctas.
«Aparte de la temperatura, en el crecimiento influyen también factores no climáticos como la luz, los nutrientes, el suministro de agua y la competencia que plantean otros árboles», aclaró Yury M. Kononov, de la Academia Rusa de las Ciencias. «Por tanto es indispensable aislar estas tendencias para obtener un objetivo climático lo más puro posible.»
Los científicos compararon sus hallazgos con los de estudios similares de anillos de árboles de la Laponia sueca y la Siberia rusa. Concluyeron que las temperaturas estivales reconstruidas de los últimos 400 años son comparables porque todas las series históricas señalaban un incremento térmico en la década de 1950. La Península de Kola se diferencia de otras regiones en que allí las temperaturas más elevadas se registraron entre 1935 y 1955.
Hacia 1990 la curva descendió hasta el nivel de 1870, cuando comenzó la era industrial, pero los datos señalan que las temperaturas han vuelto a subir gradualmente en los últimos veinte años.
«Una cosa es segura: dicha parte del Ártico se calentó al término de la "pequeña glaciación", hace unos 250 años, se enfrió a partir de mediados del siglo pasado, y ha vuelto a calentarse desde 1990», concluyó Tatjana Böttger de la UFZ.
Isto é preocupante, parece que a industrialização do mundo esta afetando todo o ecosistema do planeta.
ResponderEliminarAmiga consegui agora acompanhar teu blog.
Parabens pelo pelo teu belo trabalho.