L
os investigadores, procedentes de Brasil, Francia y Estados Unidos, cuestionan en la revista Nature la llamada hipótesis de la «Tierra bola de nieve» (Snowball Earth). Así, han reabierto el debate en torno al denominado «mecanismo de deglaciación», el proceso por el que la tierra objeto de la glaciación queda a descubierto por efecto del deshielo del glaciar.
Se cree que la Tierra ha experimentado varios fenómenos glaciales extremos, dos de los cuales se habrían producido durante el Período Criogénico, hace entre 710 y 630 millones de años. En 1992 y 1998 diversos científicos lanzaron la hipótesis de que hace alrededor de 635 millones de años la Tierra habría sufrido un importante episodio glacial tras el cual habría quedado completamente cubierta de hielo . No obstante, aún se desconoce el motivo de que este periodo llegase a su fin.
La hipótesis de la «Tierra bola de nieve» postula que en la atmósfera se habría acumulado una cantidad suficiente de CO2 (un gas de efecto invernadero) de origen volcánico como para calentar la superficie del planeta y propiciar el deshielo. Esta hipótesis presupone una fluctuación de las concentraciones de CO2 próxima al 12 %, un valor 300 veces superior a las concentraciones de CO2 en el presente.
Pero el estudio referido indica que las concentraciones de CO2 habrían sido en realidad mucho más parecidas a las actuales, siendo así a todas luces insuficientes para provocar el fin de un episodio glacial de esta magnitud. De este modo se pone en tela de juicio la misma base de la teoría de la Tierra bola de nieve y se plantea la posibilidad de que los episodios glaciales mencionados no fueran tan intensos como se sugirió en estudios anteriores.
En este punto cabe preguntarse de qué manera los científicos consiguieron evaluar la concentración atmosférica de CO2 por aquel entonces. La respuesta es que estudiaron carbonatos depositados en Brasil hace 635 millones de años; se trata de sedimentos situados sobre los depósitos glaciales remanentes de aquella época. Las conclusiones del estudio se basan en la diferencia en la composición isotópica del carbono entre carbohidratos y materia orgánica en organismos fosilizados, lo cual permite deducir las concentraciones atmosféricas de CO2.
Los carbonatos estudiados proceden de la margen suroriental del cratón amazónico, un fragmento continental primitivo de granito que abarca gran parte de Brasil.
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