U
no de los autores, el Dr. Tim Livengood del Centro Nacional de Formación en Ciencias Espaciales y de la Tierra de Capitol Heights (Estados Unidos), puso en perspectiva el especial clima venusiano: «Cualquier variación en el clima de Venus es notable, porque el planeta reúne características para mantener condiciones atmosféricas continuas. La Tierra tiene estaciones debido a que su eje de rotación está inclinado unos 23 grados, lo que hace cambiar la intensidad de la luz solar y la duración del día en cada hemisferio durante todo el año. En cambio, Venus se ha inclinado tanto que está casi completamente al revés, hasta situarse con una inclinación neta de menos de tres grados respecto al Sol, por lo que el efecto estacional es insignificante.»
El Dr. Livengood continuó: «Su órbita es incluso más circular que la de la Tierra, lo que impide que se caliente o enfríe en gran medida al alejarse o acercarse más al Sol. Y aunque cabría esperar que la atmósfera se enfriase durante la noche, especialmente si se tiene en cuenta que la rotación de Venus es tan lenta que su noche dura dos meses terrestres, la densidad de su atmósfera y las nubes de ácido sulfúrico ejercen de aislante, mientras que los vientos desplazan el calor de un lado a otro y mantienen la temperatura bastante equilibrada. Por último, la práctica totalidad del agua del planeta ha escapado hacia el espacio por lo que no existen tormentas o precipitaciones al estilo de la Tierra, donde el agua se evapora y se condensa para formar nubes.»
Para llevar a cabo su estudio sobre los patrones climáticos de Venus, el equipo midió la temperatura y la velocidad de los vientos de la parte superior de su atmósfera mediante la observación del brillo infrarrojo emitido por moléculas de dióxido de carbono (CO2) energizadas por la radiación solar. La luz infrarroja es invisible al ojo humano y se percibe como calor, pero puede detectarse mediante instrumentos especiales. En la investigación, apareció como una línea en una gráfica de un espectrómetro, un instrumento que separa la luz en sus componentes de color y en donde cada color se corresponde con una frecuencia concreta. La amplitud de la línea desveló la temperatura, y los cambios de frecuencia la velocidad del viento.
El equipo comparó observaciones de 1990 y 1991 con otras de 2009.
Mediante comparaciones con datos históricos de la NASA, el equipo también descubrió aspectos extraños muy por encima de la superficie del planeta, en dos capas de aire claro y frío denominadas mesosfera y termosfera situadas sobre las nubes de ácido.
«Aunque en la mayoría de las mediciones el aire sobre las regiones polares en las capas superiores de la atmósfera de Venus era más frío que el aire sobre el ecuador, en ocasiones parecía ser más cálido», afirmó otro de los autores, el Dr. Theodor Kostiuk del centro Goddard de la NASA. «En la atmósfera terrestre se produce un patrón de circulación llamado "célula de Hadley" cuando el aire caliente se eleva sobre el ecuador y fluye hacia los polos, donde se enfría y se precipita. Dado que la atmósfera es más densa cerca de la superficie, el aire que desciende se comprime y calienta en la atmósfera superior sobre los polos de la Tierra. Sin embargo, se ha visto lo contrario en Venus. Además, aunque la temperatura de la superficie es bastante uniforme, se han registrado cambios sustanciales, de hasta 30 grados centígrados, en unos pocos días terrestres en la mesosfera (las capas de la termosfera sobre las latitudes bajas de Venus). Los polos de Venus parecen ser más estables, pero aún así se produjeron cambios de 15 grados centígrados.»
El Dr. Guido Sonnabend de la Universidad de Colonia, Alemania, dijo: «La mesosfera y termosfera de Venus son dinámicamente activas. Se da una competencia entre los patrones del viento resultantes del calentamiento solar y de los vientos zonales de este a oeste. Esto posiblemente provoque la alteración de las temperaturas locales y su variabilidad en el tiempo.»
Venus se describe a menudo como la gemela de la Tierra debido a la similitud de su tamaño, pero ahora se puede concluir que ésta termina ahí y que los dos planetas no comparten en absoluto los mismos patrones meteorológicos.
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