Pero todos esos mares están hechos de un compuesto químico, levemente azul, cuya molécula está compuesta de dos átomos de hidrogeno y uno de oxígeno. ¿De donde viene todo ese agua?
La Tierra se formó demasiado cerca del Sol y sufrió una infancia demasiado cálida como para retener agua primordial. Aunque en los planetesimales que la formaron había agua, ésta tuvo que desaparecer. El agua que ahora disfrutamos tuvo que provenir de fuera. Siempre se propuso que el agua vino después gracias a los cometas que caían sobre una Tierra ya fría. Pues es la explicación más natural dada la gran proporción de agua que contienen esos cuerpos. Pero las pruebas sobre este punto eran hasta ahora negativas.
La Tierra se formó demasiado cerca del Sol y sufrió una infancia demasiado cálida como para retener agua primordial. Aunque en los planetesimales que la formaron había agua, ésta tuvo que desaparecer. El agua que ahora disfrutamos tuvo que provenir de fuera. Siempre se propuso que el agua vino después gracias a los cometas que caían sobre una Tierra ya fría. Pues es la explicación más natural dada la gran proporción de agua que contienen esos cuerpos. Pero las pruebas sobre este punto eran hasta ahora negativas.
El hidrógeno se presenta en dos isótopos estable uno consiste en un sólo protón y otro en un protón y un neutrón. A este último isótopo lo llamamos deuterio. Ninguna reacción química puede transformar deuterio (D) en hidrógeno ordinario (H) (el deuterio es fusionado rápidamente, eso sí, en las estrellas). Sin embargo, las distintas condiciones de formación de hielo en el espacio exterior pueden dar lugar a distintas relaciones isotópicas.
Se puede calcular la razón entre el deuterio e hidrógeno (D/H) de las aguas de los mares terrestres y compararla con la de otros cuerpos. Las medidas realizadas anteriormente en seis comentas dieron una razón D/H distinta (con doble cantidad de deuterio) a la de los mares terrestres, por lo que los cometas sólo podían dar cuenta del 10% del agua de la Tierra. Por eso incluso se ha propuesto recientemente que entonces el agua terrestre tuvo que venir a lomos de los asteroides.
Ahora, un análisis de los datos tomados del cometa Hartley 2 lleva a pensar que fueron en realidad una subclase de cometas los que originaron los océanos terrestres. Las medidas, que fueron realizadas por el instrumento HiFi del observatorio espacial Hershel de la ESA, indican que la relación isotópica del agua de este cometa coincide con la de los mares terrestres. Pero a diferencia de los seis casos anteriores, que correspondían a cometas de periodo largo procedentes de la nube de Oort, Hartley 2 procede del cinturón de Kuiper.
Recordemos que el cinturón de Kuiper es una región en forma de disco que está más allá de la órbita de Neptuno y se cree que es el origen de los cometas de periodo corto. La hipotética nube de Oort se supone que es una esfera mucho más lejana y grande que rodearía al Sistema Solar y estaría formada por objetos que una vez fueron expulsados por las fuerzas gravitatorias del interior del Sistema Solar. En la nube de Oort estos objetos pueden sufrir la influencia de estrellas cercanas y terminar viajando como cometas de periodo largo hacia el lugar en el que una vez estuvieron.
La llegada de agua a la Tierra llegaría, por tanto, gracias al bombardeo de cometas a partir de unos 8 millones de años después de la formación de nuestro planeta.
Herschel está ahora estudiando otros cometas para comprobar si esta nueva visión del origen del agua terrestre se confirma,
Así que, ya sabe, gran parte del peso de su cuerpo, el agua que bebe, el agua sobre la que navega, o el agua de las nubes del cielo, del rocío de la mañana, de la lluvia, de la nieve o de las lágrimas derramadas proviene de cometas que una vez impactaron sobre una roca estéril y seca que terminó siendo el planeta más bello que conocemos, el más bello que jamás conoceremos.
Se puede calcular la razón entre el deuterio e hidrógeno (D/H) de las aguas de los mares terrestres y compararla con la de otros cuerpos. Las medidas realizadas anteriormente en seis comentas dieron una razón D/H distinta (con doble cantidad de deuterio) a la de los mares terrestres, por lo que los cometas sólo podían dar cuenta del 10% del agua de la Tierra. Por eso incluso se ha propuesto recientemente que entonces el agua terrestre tuvo que venir a lomos de los asteroides.
Ahora, un análisis de los datos tomados del cometa Hartley 2 lleva a pensar que fueron en realidad una subclase de cometas los que originaron los océanos terrestres. Las medidas, que fueron realizadas por el instrumento HiFi del observatorio espacial Hershel de la ESA, indican que la relación isotópica del agua de este cometa coincide con la de los mares terrestres. Pero a diferencia de los seis casos anteriores, que correspondían a cometas de periodo largo procedentes de la nube de Oort, Hartley 2 procede del cinturón de Kuiper.
Recordemos que el cinturón de Kuiper es una región en forma de disco que está más allá de la órbita de Neptuno y se cree que es el origen de los cometas de periodo corto. La hipotética nube de Oort se supone que es una esfera mucho más lejana y grande que rodearía al Sistema Solar y estaría formada por objetos que una vez fueron expulsados por las fuerzas gravitatorias del interior del Sistema Solar. En la nube de Oort estos objetos pueden sufrir la influencia de estrellas cercanas y terminar viajando como cometas de periodo largo hacia el lugar en el que una vez estuvieron.
La llegada de agua a la Tierra llegaría, por tanto, gracias al bombardeo de cometas a partir de unos 8 millones de años después de la formación de nuestro planeta.
Herschel está ahora estudiando otros cometas para comprobar si esta nueva visión del origen del agua terrestre se confirma,
Así que, ya sabe, gran parte del peso de su cuerpo, el agua que bebe, el agua sobre la que navega, o el agua de las nubes del cielo, del rocío de la mañana, de la lluvia, de la nieve o de las lágrimas derramadas proviene de cometas que una vez impactaron sobre una roca estéril y seca que terminó siendo el planeta más bello que conocemos, el más bello que jamás conoceremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario