Para ello usan unas enzimas que permiten digerir los compuestos orgánicos que componen sus cuerpos. Algunas de las trampas que utilizan tienen incluso movimiento. Otras, en cambio, tienen métodos más pasivos, como las plantas jarro. Las nepentes son unas de las plantas jarro más bonitas y se presentan en distintas especies repartidas por muchas localizaciones. Se estima que hay unas 120 especies de nepentes sobre las cuales no se sabe prácticamente nada.
Una nepente (Nepenthes rafflesiana, variedad elongata), oriunda de las selvas de Borneo, ha ido un poco más allá de simplemente esperar a que caigan algún insecto en sus jarros y delega parcialmente en unos murciélagos la obtención de los elementos que necesita.
Esta nepentes consigue insectos de una manera indirecta a través de las heces de los murciélagos, animales cuya dieta se basa en insectos. Por tanto, esta planta carnívora ha dejado casi de serlo para a ser una planta coprófaga.
Este tipo de plantas carnívoras normalmente atrae a los insectos con aromas florales, néctar y una decoración visible bajo luz ultravioleta. Cuando se introducen en el interior la pared resbaladiza hace que caigan al líquido digestivo. Pero esta especie de nepente en concreto tiene unos jarros que son unas cuatro veces más grandes que los jarros de especies emparentadas y tiene un volumen bajo de líquidos digestivos. Además tiene menos aromas y patrones ultravioletas. El número de insectos que cae es siete veces menor de lo normal.
Además posee una faja para impedir que el mamífero resbale y que así se evite que se caiga y ahogue en el líquido digestivo. Estas características, junto a la forma del propio jarro, hacen a estas trampas adecuadas para que pequeños murciélagos se alojen en ellas durante el día.
Además, descubrieron que el 33.8% del nitrógeno foliar de la planta procede de las heces de los murciélagos, un porcentaje de nitrógeno muy superior que otras plantas de la misma especie que no tienen inquilino.
La planta atrae a los murciélagos para que se cobijen en sus jarros a salvo de los elementos y depredadores, y éstos depositan sus excrementos en ellos además de atrapar algún que otro insecto parásito del mamífero. Las dos especies se benefician una de la otra. Esta simbiosis mutualista entre una planta y un mamífero, que es más dependiente de la primera que del segundo y no al revés, es la primera en ser encontrada entre plantas carnívoras y murciélagos. Sin embargo, otros murciélagos de la misma especie no tienen por qué refugiarse en los jarros de esta especie o en cualquier otra nepentes.
Los murciélagos también pueden alojarse en otras especies bastante menos apropiadas (N. bicalcarata y N. ampullaria), por tanto este sistema de plantas y murciélagos es un buen modelo, según los autores, para estudiar relaciones mutualistas y de explotación.
Una nepente (Nepenthes rafflesiana, variedad elongata), oriunda de las selvas de Borneo, ha ido un poco más allá de simplemente esperar a que caigan algún insecto en sus jarros y delega parcialmente en unos murciélagos la obtención de los elementos que necesita.
Esta nepentes consigue insectos de una manera indirecta a través de las heces de los murciélagos, animales cuya dieta se basa en insectos. Por tanto, esta planta carnívora ha dejado casi de serlo para a ser una planta coprófaga.
Este tipo de plantas carnívoras normalmente atrae a los insectos con aromas florales, néctar y una decoración visible bajo luz ultravioleta. Cuando se introducen en el interior la pared resbaladiza hace que caigan al líquido digestivo. Pero esta especie de nepente en concreto tiene unos jarros que son unas cuatro veces más grandes que los jarros de especies emparentadas y tiene un volumen bajo de líquidos digestivos. Además tiene menos aromas y patrones ultravioletas. El número de insectos que cae es siete veces menor de lo normal.
Además posee una faja para impedir que el mamífero resbale y que así se evite que se caiga y ahogue en el líquido digestivo. Estas características, junto a la forma del propio jarro, hacen a estas trampas adecuadas para que pequeños murciélagos se alojen en ellas durante el día.
Ulmar Grafe y sus colaboradores inspeccionaron 400 de estas plantas y encontraron en ellas 32 de estos murciélagos (Kerivoula hardwickii hardwickii), animales de menos de 4 cm de tamaño. Equiparon a 17 de estos murciélagos con radiotransmisores para así estudiar sus hábitos. Descubrieron que todos ellos dormían siempre en los jarros de esta nepentes.
Además, descubrieron que el 33.8% del nitrógeno foliar de la planta procede de las heces de los murciélagos, un porcentaje de nitrógeno muy superior que otras plantas de la misma especie que no tienen inquilino.
La planta atrae a los murciélagos para que se cobijen en sus jarros a salvo de los elementos y depredadores, y éstos depositan sus excrementos en ellos además de atrapar algún que otro insecto parásito del mamífero. Las dos especies se benefician una de la otra. Esta simbiosis mutualista entre una planta y un mamífero, que es más dependiente de la primera que del segundo y no al revés, es la primera en ser encontrada entre plantas carnívoras y murciélagos. Sin embargo, otros murciélagos de la misma especie no tienen por qué refugiarse en los jarros de esta especie o en cualquier otra nepentes.
Los murciélagos también pueden alojarse en otras especies bastante menos apropiadas (N. bicalcarata y N. ampullaria), por tanto este sistema de plantas y murciélagos es un buen modelo, según los autores, para estudiar relaciones mutualistas y de explotación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario