¿hay alguien ahí?
La pregunta puede ser respondida de manera trivial.
El Homo sapiens habita el planeta desde hace unos cientos de miles de años. Sin embargo, nuestra capacidad técnica para construir cohetes y radios data de hace sólo un siglo. Cualquiera se da cuenta de que eso no es casi nada comparado con la edad de la Tierra.
De chico a Ud. probablemente lo alentaron a hacer una cinta de papel que represente la historia de nuestro planeta, pasando por las bacterias, trilobites, dinosaurios y humanos. Si la cinta corriera por las paredes del aula, desde la pared del fondo hasta el pizarrón, la representación temporal desde la invención de la radio sería del ancho de un cabello. Si la cinta comenzara con la formación de la galaxia, 13.000 millones de años atrás, la era de la competencia tecnológica sería más pequeña aún.
O sea que seguramente somos los más nuevos integrantes, si la pertenencia al club requiriera tecnología de radio o superior. Esto implica que si captamos una señal de origen extraterrestre, podemos estar bastante seguros de que los emisores están a un nivel muy por encima de nosotros.
Pero hay otras cuestiones de relevancia: ¿cuántos miembros tiene el club y cuánto más avanzados son?
Para estimar cuántos mundos en la actualidad tienen habitantes técnicamente sofisticados podemos comenzar con la ecuación de Drake. Esta fórmula legendaria estima el número de sociedades galáctica con alta tecnología como el producto de la frecuencia con la que surgen por su duración promedio. Es como calcular cuántos estudiantes hay en el campus de la universidad local multiplicando el número de nuevas admisiones por la duración promedio de la carrera (cerca de cuatro años).
No sabemos mucho sobre la duración de las sociedades tecnológicas, más allá del hecho de que nosotros nos arreglamos, hasta ahora, para sobrevivir un siglo. Tampoco sabemos con qué frecuencia aparecen en la galaxia. Pero sabemos que este último dato está relacionado con la frecuencia con la que nacen las estrellas. Claramente, un mayor flujo de nuevas estrellas a la larga producirá un mayor número de planetas con seres pensantes.
¿Cuál es la frecuencia de formación de estrellas? Veamos: hay, a grosso modo, unos 200.000 millones de estrellas en la Vía Láctea, por lo que la frecuencia promedio en los últimos 13.000 millones de años es de unas 15 nuevas estrellas por año. Sin embargo, este promedio es un poquitín engañoso. Cualquiera que haya usado un radiotelescopio para estudiar galaxias sabe que cuando se examina una gran espiral como la Vía Láctea se ve que la cantidad total de gas interestelar es típicamente un mínimo porcentaje de la masa total de las estrellas. Dado que el gas interestelar es el material con el que se forman las estrellas, es obvio que hoy en día queda muy poco para formar nuevas.
Es cierto que las estrellas explotan al morir y devuelven al espacio algo de su contenido. Incluso el Sol largará algo de humo cuando se encamine al cementerio estelar. Pero la mayor parte de lo que hay en el Sol se quedará allí para siempre, atrapada por la gravedad. Los ingredientes para hacer nuevas estrellas son escasos, y la mayoría de las estrellas que nuestra galaxia alguna vez hará ya han sido hechas.
Mary Barsony, una científica investigadora en el Instituto de Ciencia Espacial, nota que "en estos días, la frecuencia de nacimientos estelares en la Vía Láctea es de sólo una masa solar por año. La galaxia ya no es tan fértil como antes. Al parecer, hace más de 10.000 millones de años hubo una gran actividad de formación de estrellas. En ese tiempo fue cuando aumentó considerablente la cantidad de estrellas".
En otras palabras, nuestro sol es de los que llegaron tarde.
Claramente esto afecta a la plantilla de nuestro club de seres inteligentes. ¿Pero de qué manera? Hay dos posibilidades obvias. Una es que la inteligencia es un atributo tan útil que las sociedades tecnológicas duran muchísimo tiempo, miles de millones de años. Después de todo, los trilobites duraron 500 millones de años y ni siquiera eran inteligentes (de acuerdo a cualquier estándar razonable). Así que quizás los miembros del club sean sociedades realmente viejas, y nosotros vendríamos a ser como preescolares rodeados de estudiantes universitarios.
La otra posibilidad es que no, las sociedades tecnológicas no duran tanto. Y si bien la galaxia puede haber sido testigo del surgimiento de grandes civilizaciones, la mayor parte de estas ya no existen. En este escenario los otros miembros del club no son tan antiguos, pero quedan pocos.
Cuál de estas posibilidades es cierta, si es que en realidad hay alguna, lo sabremos cuando hayamos decodificado una señal extraterrestre. Pero el hecho con el que comenzamos la discusión permanece indisputable. Somos los recién llegados a la escena tecnológica. Nuestras alegrías y tribulaciones sobre el escenario galáctico no hacen más que comenzar.
El Homo sapiens habita el planeta desde hace unos cientos de miles de años. Sin embargo, nuestra capacidad técnica para construir cohetes y radios data de hace sólo un siglo. Cualquiera se da cuenta de que eso no es casi nada comparado con la edad de la Tierra.
De chico a Ud. probablemente lo alentaron a hacer una cinta de papel que represente la historia de nuestro planeta, pasando por las bacterias, trilobites, dinosaurios y humanos. Si la cinta corriera por las paredes del aula, desde la pared del fondo hasta el pizarrón, la representación temporal desde la invención de la radio sería del ancho de un cabello. Si la cinta comenzara con la formación de la galaxia, 13.000 millones de años atrás, la era de la competencia tecnológica sería más pequeña aún.
O sea que seguramente somos los más nuevos integrantes, si la pertenencia al club requiriera tecnología de radio o superior. Esto implica que si captamos una señal de origen extraterrestre, podemos estar bastante seguros de que los emisores están a un nivel muy por encima de nosotros.
Pero hay otras cuestiones de relevancia: ¿cuántos miembros tiene el club y cuánto más avanzados son?
Para estimar cuántos mundos en la actualidad tienen habitantes técnicamente sofisticados podemos comenzar con la ecuación de Drake. Esta fórmula legendaria estima el número de sociedades galáctica con alta tecnología como el producto de la frecuencia con la que surgen por su duración promedio. Es como calcular cuántos estudiantes hay en el campus de la universidad local multiplicando el número de nuevas admisiones por la duración promedio de la carrera (cerca de cuatro años).
No sabemos mucho sobre la duración de las sociedades tecnológicas, más allá del hecho de que nosotros nos arreglamos, hasta ahora, para sobrevivir un siglo. Tampoco sabemos con qué frecuencia aparecen en la galaxia. Pero sabemos que este último dato está relacionado con la frecuencia con la que nacen las estrellas. Claramente, un mayor flujo de nuevas estrellas a la larga producirá un mayor número de planetas con seres pensantes.
¿Cuál es la frecuencia de formación de estrellas? Veamos: hay, a grosso modo, unos 200.000 millones de estrellas en la Vía Láctea, por lo que la frecuencia promedio en los últimos 13.000 millones de años es de unas 15 nuevas estrellas por año. Sin embargo, este promedio es un poquitín engañoso. Cualquiera que haya usado un radiotelescopio para estudiar galaxias sabe que cuando se examina una gran espiral como la Vía Láctea se ve que la cantidad total de gas interestelar es típicamente un mínimo porcentaje de la masa total de las estrellas. Dado que el gas interestelar es el material con el que se forman las estrellas, es obvio que hoy en día queda muy poco para formar nuevas.
Es cierto que las estrellas explotan al morir y devuelven al espacio algo de su contenido. Incluso el Sol largará algo de humo cuando se encamine al cementerio estelar. Pero la mayor parte de lo que hay en el Sol se quedará allí para siempre, atrapada por la gravedad. Los ingredientes para hacer nuevas estrellas son escasos, y la mayoría de las estrellas que nuestra galaxia alguna vez hará ya han sido hechas.
Mary Barsony, una científica investigadora en el Instituto de Ciencia Espacial, nota que "en estos días, la frecuencia de nacimientos estelares en la Vía Láctea es de sólo una masa solar por año. La galaxia ya no es tan fértil como antes. Al parecer, hace más de 10.000 millones de años hubo una gran actividad de formación de estrellas. En ese tiempo fue cuando aumentó considerablente la cantidad de estrellas".
En otras palabras, nuestro sol es de los que llegaron tarde.
Claramente esto afecta a la plantilla de nuestro club de seres inteligentes. ¿Pero de qué manera? Hay dos posibilidades obvias. Una es que la inteligencia es un atributo tan útil que las sociedades tecnológicas duran muchísimo tiempo, miles de millones de años. Después de todo, los trilobites duraron 500 millones de años y ni siquiera eran inteligentes (de acuerdo a cualquier estándar razonable). Así que quizás los miembros del club sean sociedades realmente viejas, y nosotros vendríamos a ser como preescolares rodeados de estudiantes universitarios.
La otra posibilidad es que no, las sociedades tecnológicas no duran tanto. Y si bien la galaxia puede haber sido testigo del surgimiento de grandes civilizaciones, la mayor parte de estas ya no existen. En este escenario los otros miembros del club no son tan antiguos, pero quedan pocos.
Cuál de estas posibilidades es cierta, si es que en realidad hay alguna, lo sabremos cuando hayamos decodificado una señal extraterrestre. Pero el hecho con el que comenzamos la discusión permanece indisputable. Somos los recién llegados a la escena tecnológica. Nuestras alegrías y tribulaciones sobre el escenario galáctico no hacen más que comenzar.
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