Un caso interesante es el de la almeja asiática Corbicula fluminea que es originaria de China y Taiwan. Este bivalvo se está convirtiendo en una amenaza fuera de su región de origen pues obstruye conducciones de agua y constituye ya una especie invasora. Forman lo que podríamos llamar una invasión de ejércitos de clones.
Cada almeja es hermafrodita y se reproduce por vía asexual, es decir, los descendientes de una almeja son todos clones entre sí y poseen los mismos genes, ya que fertiliza sus propios huevos al tener ambos órganos sexuales. De este modo la almeja elude el riesgo de buscar una pareja para procrear con los líos y riesgos que eso siempre trae consigo.
Pero el coste de esta estrategia es muy alto. Sin variación genética esta almeja estaría condenada a no evolucionar y a no poderse adaptar a los cambios en el ambiente, lo que implicaría su desaparición. Tendría que depender sólo de las mutaciones, que no siempre son beneficiosas. Se ha comprobado que determinados linajes en los que aparece una asexualidad estricta terminan por desaparecer al cabo de unos miles de años.
Para poder evitar esta extinción y conseguir una variación genética suficiente Corbicula fluminea usa una estrategia muy original. En otros casos, como el de los rotíferos bdeldoides, este problema se soluciona tomando genes de otros seres por transferencia horizontal. Estos rotíferos adquieren genes de las bacterias, hongos y plantas que ingiere.
Hasta ahora se creía que Corbicula fluminea no tenía ningún truco para evitar la extinción, pero David Hills, de la Universidad de Texas, ha descubierto recientemente cómo se las apaña para hacerlo.
A la hora de la reproducción esta almeja usa su propio esperma y óvulos, pero no combina los genes de ambos, sino que expulsa los genes procedentes del óvulo. Pero otras veces hace lo mismo con los óvulos de otras especies de almejas: los fertiliza, pero se deshace de los genes que había en el óvulo. Se podría decir que el esperma de esta almeja parasita los óvulos de otras especies de almejas que se reproducen por vía sexual. Teóricamente, en ambos casos se producen clones.
La segunda estrategia es mala para las otras almejas, pero dota a Corbicula fluminea de su ventaja evolutiva gracias a un sutil truco.
El análisis genético de 10 especies de Corbicula, tanto con reproducción sexual como asexual, mostró que el ADN nuclear era casi el mismo en ambos casos, pero eso no pasaría si las almejas asexuales produjeran clones estrictos. Lo que Hillis ha comprobado es que Corbicula fluminea puede fertilizar óvulos de otras especies, pero a veces no se deshace de todo el ADN original que había en ellos. Esto proporcionaría una inyección de genes nuevos a la especie y la necesaria variabilidad genética que impide su extinción. Digamos que es un robo de genes ajenos o un ejemplo más de transferencia horizontal.
Hillis especula que este tipo de estrategia puede ser más habitual de lo que en un principio se pudiera pensar.
Una vez que este molusco fue introducido en Norteamérica se ha podido comprobar que ha capturado ADN mitocondrial de otras especies y que probablemente ya ha capturado también ADN nuclear de otras especies.
La Naturaleza nuca deja de sorprendernos. La transferencia horizontal era un anatema hace años y luego se asumió que era imposible en seres pluricelulares. Ahora quizás sea más habitual que lo que pensábamos.
Cada almeja es hermafrodita y se reproduce por vía asexual, es decir, los descendientes de una almeja son todos clones entre sí y poseen los mismos genes, ya que fertiliza sus propios huevos al tener ambos órganos sexuales. De este modo la almeja elude el riesgo de buscar una pareja para procrear con los líos y riesgos que eso siempre trae consigo.
Pero el coste de esta estrategia es muy alto. Sin variación genética esta almeja estaría condenada a no evolucionar y a no poderse adaptar a los cambios en el ambiente, lo que implicaría su desaparición. Tendría que depender sólo de las mutaciones, que no siempre son beneficiosas. Se ha comprobado que determinados linajes en los que aparece una asexualidad estricta terminan por desaparecer al cabo de unos miles de años.
Para poder evitar esta extinción y conseguir una variación genética suficiente Corbicula fluminea usa una estrategia muy original. En otros casos, como el de los rotíferos bdeldoides, este problema se soluciona tomando genes de otros seres por transferencia horizontal. Estos rotíferos adquieren genes de las bacterias, hongos y plantas que ingiere.
Hasta ahora se creía que Corbicula fluminea no tenía ningún truco para evitar la extinción, pero David Hills, de la Universidad de Texas, ha descubierto recientemente cómo se las apaña para hacerlo.
A la hora de la reproducción esta almeja usa su propio esperma y óvulos, pero no combina los genes de ambos, sino que expulsa los genes procedentes del óvulo. Pero otras veces hace lo mismo con los óvulos de otras especies de almejas: los fertiliza, pero se deshace de los genes que había en el óvulo. Se podría decir que el esperma de esta almeja parasita los óvulos de otras especies de almejas que se reproducen por vía sexual. Teóricamente, en ambos casos se producen clones.
La segunda estrategia es mala para las otras almejas, pero dota a Corbicula fluminea de su ventaja evolutiva gracias a un sutil truco.
El análisis genético de 10 especies de Corbicula, tanto con reproducción sexual como asexual, mostró que el ADN nuclear era casi el mismo en ambos casos, pero eso no pasaría si las almejas asexuales produjeran clones estrictos. Lo que Hillis ha comprobado es que Corbicula fluminea puede fertilizar óvulos de otras especies, pero a veces no se deshace de todo el ADN original que había en ellos. Esto proporcionaría una inyección de genes nuevos a la especie y la necesaria variabilidad genética que impide su extinción. Digamos que es un robo de genes ajenos o un ejemplo más de transferencia horizontal.
Hillis especula que este tipo de estrategia puede ser más habitual de lo que en un principio se pudiera pensar.
Una vez que este molusco fue introducido en Norteamérica se ha podido comprobar que ha capturado ADN mitocondrial de otras especies y que probablemente ya ha capturado también ADN nuclear de otras especies.
La Naturaleza nuca deja de sorprendernos. La transferencia horizontal era un anatema hace años y luego se asumió que era imposible en seres pluricelulares. Ahora quizás sea más habitual que lo que pensábamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario