"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


domingo, 19 de junio de 2011

Una almeja es capaz de obtener genes por transferencia horizontal de otros parientes cercanos

La idea básica del mecanismo evolutivo que introdujo Darwin en su día consiste en una variación genética y una selección natural promovida por el éxito reproductor. En aquella época no se conocían los genes ni los mecanismos involucrados en la herencia, pero la idea general de la variación en la herencia era suficiente. Esta idea de la variación sirve para muchos casos, como el de la reproducción sexual, el efecto de las mutaciones, la poliploidía, la transferencia horizontal, etc. Quizás en el futuro lleguemos a conocer otros mecanismos distintos a los ya conocidos de variación genética, pero no afectará a la idea básica de cómo funciona la evolución.

Un caso interesante es el de la almeja asiática Corbicula fluminea que es originaria de China y Taiwan. Este bivalvo se está convirtiendo en una amenaza fuera de su región de origen pues obstruye conducciones de agua y constituye ya una especie invasora. Forman lo que podríamos llamar una invasión de ejércitos de clones.
Cada almeja es hermafrodita y se reproduce por vía asexual, es decir, los descendientes de una almeja son todos clones entre sí y poseen los mismos genes, ya que fertiliza sus propios huevos al tener ambos órganos sexuales. De este modo la almeja elude el riesgo de buscar una pareja para procrear con los líos y riesgos que eso siempre trae consigo.
Pero el coste de esta estrategia es muy alto. Sin variación genética esta almeja estaría condenada a no evolucionar y a no poderse adaptar a los cambios en el ambiente, lo que implicaría su desaparición. Tendría que depender sólo de las mutaciones, que no siempre son beneficiosas. Se ha comprobado que determinados linajes en los que aparece una asexualidad estricta terminan por desaparecer al cabo de unos miles de años.
Para poder evitar esta extinción y conseguir una variación genética suficiente Corbicula fluminea usa una estrategia muy original. En otros casos, como el de los rotíferos bdeldoides, este problema se soluciona tomando genes de otros seres por transferencia horizontal. Estos rotíferos adquieren genes de las bacterias, hongos y plantas que ingiere.
Hasta ahora se creía que Corbicula fluminea no tenía ningún truco para evitar la extinción, pero David Hills, de la Universidad de Texas, ha descubierto recientemente cómo se las apaña para hacerlo.
A la hora de la reproducción esta almeja usa su propio esperma y óvulos, pero no combina los genes de ambos, sino que expulsa los genes procedentes del óvulo. Pero otras veces hace lo mismo con los óvulos de otras especies de almejas: los fertiliza, pero se deshace de los genes que había en el óvulo. Se podría decir que el esperma de esta almeja parasita los óvulos de otras especies de almejas que se reproducen por vía sexual. Teóricamente, en ambos casos se producen clones.
La segunda estrategia es mala para las otras almejas, pero dota a Corbicula fluminea de su ventaja evolutiva gracias a un sutil truco.
El análisis genético de 10 especies de Corbicula, tanto con reproducción sexual como asexual, mostró que el ADN nuclear era casi el mismo en ambos casos, pero eso no pasaría si las almejas asexuales produjeran clones estrictos. Lo que Hillis ha comprobado es que Corbicula fluminea puede fertilizar óvulos de otras especies, pero a veces no se deshace de todo el ADN original que había en ellos. Esto proporcionaría una inyección de genes nuevos a la especie y la necesaria variabilidad genética que impide su extinción. Digamos que es un robo de genes ajenos o un ejemplo más de transferencia horizontal.
Hillis especula que este tipo de estrategia puede ser más habitual de lo que en un principio se pudiera pensar.
Una vez que este molusco fue introducido en Norteamérica se ha podido comprobar que ha capturado ADN mitocondrial de otras especies y que probablemente ya ha capturado también ADN nuclear de otras especies.
La Naturaleza nuca deja de sorprendernos. La transferencia horizontal era un anatema hace años y luego se asumió que era imposible en seres pluricelulares. Ahora quizás sea más habitual que lo que pensábamos.













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