La migración de la pequeña planta marina se asemeja a la llegada en 2010 de una ballena gris del Pacífico a las costas de España e Israel. La ballena desapareció del Atlántico hace tres siglos, posiblemente por capturas abusivas. Según los científicos, el deshielo en el Ártico pudo permitir a la ballena cruzar al norte del Atlántico y desde allí vagar hasta el Mar Mediterráneo.
En el caso de Neodenticula seminae, "es la primera prueba moderna de la migración transártica", afirman desde la Fundación Alister Hardy de Ciencias Oceánicas de Reino Unido (SAHFOS, por sus siglas en inglés). Pero "el cambio geográfico puede transformar la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas marinos del Ártico y del norte del Atlántico", advierten sus científicos.
El proyecto europeo sobre Investigación del Ecosistema Marino Europeo y Cambio Climático (CLAMER, por sus siglas en inglés), que cuenta con la colaboración de 17 institutos marinos de 10 países europeos, entre ellos España, ha registrado y catalogado estos hallazgos sobre el trastorno de la vida marina provocado por el cambio climático.
"Las migraciones son un ejemplo de cómo el cambio de las condiciones climáticas hace que las especies varíen o cambien su comportamiento, lo que provoca modificaciones en los ecosistemas claramente visibles en la actualidad", señala Carlo Heip, director general del Real Instituto Holandés para la Investigación Marina que lidera el proyecto.
Cambios en la red trófica
Científicos de SAHFOS, que está realizando el mayor estudio sobre biología marina, afirman que, además del regreso de Neodenticula seminae, la población de animales microscópicos -llamados copépodos- también está cambiando. El fenómeno pone en peligro la fuente de alimento de peces como el bacalao, el arenque y la caballa, así como la de muchos mamíferos marinos que, a su vez, se alimentan de peces.
Un ejemplo de ello es el caso de Calanus finmarchicus. A medida que las aguas del Atlántico y del Mar del Norte se calientan, este copépodo está siendo sustituido por variedades más pequeñas y menos nutritivas.
Las consecuencias ya son evidentes. Los investigadores afirman que los cambios en la vida del plancton "se han relacionado con el agotamiento de algunas poblaciones de peces" y también con el declive de especies de aves del mar del Norte que se alimentan de pescado. Las marsopas migraron desde la parte septentrional del Mar del Norte y las anguilas, un pilar de su dieta, se mudaron hacia el Polo Norte con los nutritivos copépodos.
Pero aún es posible que, con la reorganización de la composición de la vida marina, algunas especies puedan prosperar y que partes del océano ganen en biodiversidad y productividad. "Sin embargo, la mayoría de los efectos son tan negativos, y la escala de los cambios tan potencialmente inmensa que, tomados en conjunto, constituyen señales de peligro muy evidentes", asegura Heip.
En el caso de Neodenticula seminae, "es la primera prueba moderna de la migración transártica", afirman desde la Fundación Alister Hardy de Ciencias Oceánicas de Reino Unido (SAHFOS, por sus siglas en inglés). Pero "el cambio geográfico puede transformar la biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas marinos del Ártico y del norte del Atlántico", advierten sus científicos.
El proyecto europeo sobre Investigación del Ecosistema Marino Europeo y Cambio Climático (CLAMER, por sus siglas en inglés), que cuenta con la colaboración de 17 institutos marinos de 10 países europeos, entre ellos España, ha registrado y catalogado estos hallazgos sobre el trastorno de la vida marina provocado por el cambio climático.
"Las migraciones son un ejemplo de cómo el cambio de las condiciones climáticas hace que las especies varíen o cambien su comportamiento, lo que provoca modificaciones en los ecosistemas claramente visibles en la actualidad", señala Carlo Heip, director general del Real Instituto Holandés para la Investigación Marina que lidera el proyecto.
Cambios en la red trófica
Científicos de SAHFOS, que está realizando el mayor estudio sobre biología marina, afirman que, además del regreso de Neodenticula seminae, la población de animales microscópicos -llamados copépodos- también está cambiando. El fenómeno pone en peligro la fuente de alimento de peces como el bacalao, el arenque y la caballa, así como la de muchos mamíferos marinos que, a su vez, se alimentan de peces.
Un ejemplo de ello es el caso de Calanus finmarchicus. A medida que las aguas del Atlántico y del Mar del Norte se calientan, este copépodo está siendo sustituido por variedades más pequeñas y menos nutritivas.
Las consecuencias ya son evidentes. Los investigadores afirman que los cambios en la vida del plancton "se han relacionado con el agotamiento de algunas poblaciones de peces" y también con el declive de especies de aves del mar del Norte que se alimentan de pescado. Las marsopas migraron desde la parte septentrional del Mar del Norte y las anguilas, un pilar de su dieta, se mudaron hacia el Polo Norte con los nutritivos copépodos.
Pero aún es posible que, con la reorganización de la composición de la vida marina, algunas especies puedan prosperar y que partes del océano ganen en biodiversidad y productividad. "Sin embargo, la mayoría de los efectos son tan negativos, y la escala de los cambios tan potencialmente inmensa que, tomados en conjunto, constituyen señales de peligro muy evidentes", asegura Heip.
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