según estudios de la sonda voyager 1.
No es que las hayamos visto, lo que sí hemos podido es medirlas y sabemos que su tamaño es poco comparado con el ambiente espacial", consideró Opher. asados en estos datos, especialistas de la misión sugieren que es necesario revisar los modelos que se proyectaban sobre esta región inexplorada.
"Cómo empiezan a formarse estas burbujas, dónde termina esta zona así como qué pasa luego con ellas es algo que no podemos decir exactamente en este momento", agregó vía telefónica Eugene Parker, profesor emérito de la Universidad de Chicago.
Como la Tierra, nuestro Sol posee un campo magnético con un polo Sur y un polo Norte. Las líneas que lo conforman se extienden hacia afuera por el llamado viento solar o una intensa carga de partículas emanada de la estrella.
La sonda Voyager, que actualmente se encuentra a más de nueve billones de millas de la Tierra, viaja actualmente en una región completamente nueva e inesperada por los científicos de la NASA donde el viento solar y el campo magnético son afectados por energía cósmica proveniente de otras estrellas en el vecindario de la Vía Láctea.
"Lo que estamos viendo es que fuera de la zona conocida como la frontera de nuestro sistema solar, las emisiones magnéticas son mucho más intensas de lo que habíamos pensado", enfatizó Parker.
"Se trata de un escenario completamente inesperado y debemos ahora investigar de dónde vienen estos rayos cósmicos o cómo surgen estas burbujas espaciales, pues necesitamos saber por qué decrecen y cómo llegan hasta nosotros", agregó Opher.
"Hay qué tener en cuenta que Voyager 1 fue diseñado para hacer este tipo de análisis, los datos magnéticos son estadísticos y nos han llevado a decir, sí estamos hablando de burbujas".
Comprender la estructura del campo magnético del Sol permitirá a los científicos explicar cómo las emisiones de rayos cósmicos de nuestro sistema solar definen la interacción entre las estrellas y el resto de la galaxia.
Lanzadas en 1977, las sondas espaciales Voyager han completado un viaje de 33 años y están en ruta para alcanzar distintos puntos del espacio interestelar.
"Voyager 1 está en una zona donde la diferencia más importante es la cantidad de energía que se está recibiendo, y para esta nave es más intensa la turbulencia en comparación con Voyager 2″, precisó Parker.
Fuente: The Astrophysical Journal, NASA
"Cómo empiezan a formarse estas burbujas, dónde termina esta zona así como qué pasa luego con ellas es algo que no podemos decir exactamente en este momento", agregó vía telefónica Eugene Parker, profesor emérito de la Universidad de Chicago.
Como la Tierra, nuestro Sol posee un campo magnético con un polo Sur y un polo Norte. Las líneas que lo conforman se extienden hacia afuera por el llamado viento solar o una intensa carga de partículas emanada de la estrella.
La sonda Voyager, que actualmente se encuentra a más de nueve billones de millas de la Tierra, viaja actualmente en una región completamente nueva e inesperada por los científicos de la NASA donde el viento solar y el campo magnético son afectados por energía cósmica proveniente de otras estrellas en el vecindario de la Vía Láctea.
"Lo que estamos viendo es que fuera de la zona conocida como la frontera de nuestro sistema solar, las emisiones magnéticas son mucho más intensas de lo que habíamos pensado", enfatizó Parker.
"Se trata de un escenario completamente inesperado y debemos ahora investigar de dónde vienen estos rayos cósmicos o cómo surgen estas burbujas espaciales, pues necesitamos saber por qué decrecen y cómo llegan hasta nosotros", agregó Opher.
"Hay qué tener en cuenta que Voyager 1 fue diseñado para hacer este tipo de análisis, los datos magnéticos son estadísticos y nos han llevado a decir, sí estamos hablando de burbujas".
Comprender la estructura del campo magnético del Sol permitirá a los científicos explicar cómo las emisiones de rayos cósmicos de nuestro sistema solar definen la interacción entre las estrellas y el resto de la galaxia.
Lanzadas en 1977, las sondas espaciales Voyager han completado un viaje de 33 años y están en ruta para alcanzar distintos puntos del espacio interestelar.
"Voyager 1 está en una zona donde la diferencia más importante es la cantidad de energía que se está recibiendo, y para esta nave es más intensa la turbulencia en comparación con Voyager 2″, precisó Parker.
Fuente: The Astrophysical Journal, NASA
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