Un caso particularmente interesante es el del Homo neanderthalensis u hombre de Neandertal que dominó la Europa glacial y Asia Occidental durante cerca de 200.000 años. Durante parte de ese tiempo incluso compartieron territorio con el hombre moderno (Homo sapiens) e incluso se especula con un posible cruce entre ambas especies, cuestión que todavía sigue abierta. Pero el resultado final es que los neandertales desaparecieron de Europa hace unos 40.000 años al poco de llegar los hombres modernos, ¿por qué ocurrió esto?
Un reciente estudio realizado por un equipo francoamericano sugiere que la extinción de los neandertales se debió principalmente a la competencia con el hombre moderno, concretamente a las poblaciones Cro-Magnon que se instalaron en Europa, en lugar de deberse a las consecuencias del cambio climático. El estudio esta disponible on line en PLoS ONE desde el 24 de diciembre pasado.
Llegan a esa conclusión mediante la reconstrucción de las condiciones climáticas de la época y analizando las distribución de sitios arqueológicos asociados a poblaciones de neandertales y humanos modernos junto a un método habitual para estudiar el impacto de los cambios climáticos sobre la biodiversidad. Los sitios geológicos y arqueológicos son datados por radiocarbono y el clima de la época se obtiene con simulaciones climáticas del pasado.
Integrando bases de datos arqueológicas y paleoambientales se puede reconstruir las poblaciones que ocuparon regiones en el pasado.
El modelo se basa en un algoritmo de aprendizaje alimentando con datos. Al final un programa puede predecir las regiones ocupadas por culturas humanas específicas.
Este modelo permite además averiguar la huella ecológica de una cultura sobre el medio ambiente. Comparándola con los datos arqueológicos es posible determinar si los nichos ecológicos explotados por los humanos permanecieron estables o por el contrario se contrajeron o expandieron en los mismos periodos de tiempo.
Basándose en esta técnica este grupo de investigadores determinó que los neandertales tuvieron la posibilidad de mantener su ocupación a lo largo de Europa durante el periodo climático menos severo denominado GI8. Sin embargo, según el registro arqueológico esto no ocurrió y los neandertales desaparecieron mientras que sus regiones y nichos ecológicos eran ocupados por humanos modernos. Esto hace pensar a los investigadores que los neandertales no pudieron resistir la competencia ecológica de los humanos modernos y, en consecuencia, sus poblaciones declinaron lentamente.
El modelo predice que el límite sur del territorio de los humanos modernos estaba cerca del valle del Ebro (en lo que ahora es España) durante el evento Heinrich 4 (o H4), y que este limite se movió más hacia el sur durante la fase de clima moderado GI8.
Los investigadores concluyen que la poblaciones de neandertales que ocuparon lo que hoy es el sur de España fueron los últimos en sobrevivir porque evitaron la competición directa con los humanos modernos, ya que ambos tipos de poblaciones explotaron territorios distintos durante la transición climática H4. Además, sugieren que durante este periodo fue posible el contacto entre poblaciones de neandertales y humanos modernos que permitiría intercambio cultural y genético. Aunque este último punto no es asegurado por los investigadores, sino que solamente señalan la posibilidad de tales encuentros.
Un reciente estudio realizado por un equipo francoamericano sugiere que la extinción de los neandertales se debió principalmente a la competencia con el hombre moderno, concretamente a las poblaciones Cro-Magnon que se instalaron en Europa, en lugar de deberse a las consecuencias del cambio climático. El estudio esta disponible on line en PLoS ONE desde el 24 de diciembre pasado.
Llegan a esa conclusión mediante la reconstrucción de las condiciones climáticas de la época y analizando las distribución de sitios arqueológicos asociados a poblaciones de neandertales y humanos modernos junto a un método habitual para estudiar el impacto de los cambios climáticos sobre la biodiversidad. Los sitios geológicos y arqueológicos son datados por radiocarbono y el clima de la época se obtiene con simulaciones climáticas del pasado.
Integrando bases de datos arqueológicas y paleoambientales se puede reconstruir las poblaciones que ocuparon regiones en el pasado.
El modelo se basa en un algoritmo de aprendizaje alimentando con datos. Al final un programa puede predecir las regiones ocupadas por culturas humanas específicas.
Este modelo permite además averiguar la huella ecológica de una cultura sobre el medio ambiente. Comparándola con los datos arqueológicos es posible determinar si los nichos ecológicos explotados por los humanos permanecieron estables o por el contrario se contrajeron o expandieron en los mismos periodos de tiempo.
Basándose en esta técnica este grupo de investigadores determinó que los neandertales tuvieron la posibilidad de mantener su ocupación a lo largo de Europa durante el periodo climático menos severo denominado GI8. Sin embargo, según el registro arqueológico esto no ocurrió y los neandertales desaparecieron mientras que sus regiones y nichos ecológicos eran ocupados por humanos modernos. Esto hace pensar a los investigadores que los neandertales no pudieron resistir la competencia ecológica de los humanos modernos y, en consecuencia, sus poblaciones declinaron lentamente.
El modelo predice que el límite sur del territorio de los humanos modernos estaba cerca del valle del Ebro (en lo que ahora es España) durante el evento Heinrich 4 (o H4), y que este limite se movió más hacia el sur durante la fase de clima moderado GI8.
Los investigadores concluyen que la poblaciones de neandertales que ocuparon lo que hoy es el sur de España fueron los últimos en sobrevivir porque evitaron la competición directa con los humanos modernos, ya que ambos tipos de poblaciones explotaron territorios distintos durante la transición climática H4. Además, sugieren que durante este periodo fue posible el contacto entre poblaciones de neandertales y humanos modernos que permitiría intercambio cultural y genético. Aunque este último punto no es asegurado por los investigadores, sino que solamente señalan la posibilidad de tales encuentros.
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