Informáticos y psicólogos nos acercan a las máquinas que “sienten”.
Todo el mundo se tiene que comunicar con alguna máquina, ya sea un teléfono móvil, un ordenador o cuando llama a un servicio de atención al cliente. Estas comunicaciones e interacciones se realizan normalmente en los términos que dicta la propia máquina, no la persona.
El problema es fácil de identificar: el increíble incremento de la capacidad de procesamiento ha dado a las máquinas mayores capacidades. Este hecho no ha venido acompañado, sin embargo, con interfaces que las hagan más "humanas". Esto, pese a que muchos grupos de investigadores en todo el mundo han estado trabajando en ello, siendo los resultados, normalmente, puramente mecánicos.
El proyecto financiado por la UE "Humaine", que tendrá continuidad los próximos años con el proyecto "Semaine", ha intentado dar respuesta a este problema desde un enfoque totalmente distinto a investigaciones anteriores. El proyecto ha reunido a especialistas de disciplinas muy diferentes para crear las herramientas necesarias para que las máquinas tengan aptitudes sociales.
Habitualmente, los sistemas son desarrollados por programadores e informáticos que saben perfectamente cómo diseñar programas informáticos, pero que desconocen cómo definir o captar las emociones humanas para trasladárselas a la máquina que están creando.
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