Se han producido cinco grandes extinciones masivas a lo largo de la historia evolutiva de la vida compleja terrestre. Saber las causas de esas extinciones no sólo tiene valor en sí mismo y enriquece nuestra cultura y capacidad de comprender el mundo, sino que además nos puede ayudar a comprender la extinción masiva en la que nos encontramos ahora: la sexta gran extinción masiva.
Una de esa cinco extinciones se dio hace 450 millones de años y fue la segunda en importancia de todas ellas. La extinción de Ordovícico tardío se llevó por delante al 75% de todas las especies marinas. Las causas de esta pérdida tan grande en biodiversidad permanecen en el misterio. Pero unos científicos del Caltech han descubierto nuevos detalles que apoyan la idea de que la extinción se dio debido a un cambio climático, en concreto a un cambio hacia un clima más frío. Aunque desde hace tiempo se sospechaba que esta extinción podría estar ligada a un cambio climático, los mecanismos precisos estaban poco claros.
Según dice Seth Finnegan, esta extinción coincidió con un periodo glaciar durante el cual las temperaturas globales bajaron. En esa época lo que hoy es Norteamérica estaba en el ecuador, formando el supercontinente Gondwana junto con otras tierras emergidas.
Usando un método indirecto estos investigadores han podido medir las temperaturas de esa época y determinar la magnitud de esa glaciación y su cronología. Según Woodward Fischer, otro de los investigadores implicados, el sistema climático de ese momento fue distinto de cualquier otro en 100 millones de años.
El hecho de que en esa época lo que es ahora África y Sudamérica estuvieran recubiertas de capas de hielo hace especialmente difícil evaluar el papel del clima. No es fácil distinguir entre cambios en la temperatura y cambios en el tamaño de las capas de hielo continental.
Con tanto agua congelada en esas capas de hielo, el nivel del mar bajó, reduciéndose así la extensión de los ecosistemas situados en aguas someras. Recordemos que gran parte de estos ecosistemas se sitúan justo en la plataforma continental. Si el nivel del mar baja tanto como para exponer grandes áreas de plataforma sólo queda la profunda cuenca oceánica.
El método convencional de calcular temperaturas de tiempos pasados consiste en medir las proporciones de distintos isótopos de oxígeno en minerales precipitados por el agua de mar. Estos ratios dependen tanto de la temperatura como de la concentración de estos isótopos en el agua marina en la época, pero el hielo continental atrapa preferiblemente uno de los isótopos, así que es difícil desligar la temperatura de la presencia de hielo y determinar, por tanto, la temperatura.
Este grupo de investigadores usó un método distinto para medir paleotemperaturas, sistema desarrollado por John Eiler. Este método no se basa en la concentración isótópica de oxígeno en los océanos, sino en ciertos isótopos pesados en los fósiles, que tienden a agregarse cuando baja la temperatura. Así que estos investigadores analizaron la química de ciertos fósiles (braquiópodos, trilobites, gasterópodos, etc.) para así determinar la composición isotópica del agua de mar de hace 450 millones de años. Con este dato pudieron corregir el sistema para calcular temperatura y además determinar el tamaño de las capas de hielo continental durante el Ordovícico tardío.
Es la primera vez que se consigue evitar el problema antes mencionado y medir la temperatura de la época con precisión.
Sabiendo esto se puede conocer mejor el clima del Ordovícico y como éste pudo afectar a los ecosistemas marinos. Así por ejemplo, ahora saben que la extinción masiva coincidió con ritmos de cambio climático elevados.
Antes de la extinción masiva la temperatura de los océanos tropicales eran más elevadas de lo que lo son hoy en día y había glaciares de tamaño moderado cerca de los polos. Pero durante los intervalos de extinción la glaciación se disparó, la temperatura de las aguas superficiales descendió 5 grados y el hielo que cubría Gondwana creció hasta los 150 millones de kilómetros cúbicos, es decir, más que los glaciares que cubren la Antártida y el Ártico durante las glaciaciones de hace 20.000 años.
Según estos investigadores hay una conexión directa entre este cambio climático y la extinción masiva de la época.
En todo caso es fascinante poder medir la temperatura del mar o el volumen de hielo de hace 450 millones de años.
Una de esa cinco extinciones se dio hace 450 millones de años y fue la segunda en importancia de todas ellas. La extinción de Ordovícico tardío se llevó por delante al 75% de todas las especies marinas. Las causas de esta pérdida tan grande en biodiversidad permanecen en el misterio. Pero unos científicos del Caltech han descubierto nuevos detalles que apoyan la idea de que la extinción se dio debido a un cambio climático, en concreto a un cambio hacia un clima más frío. Aunque desde hace tiempo se sospechaba que esta extinción podría estar ligada a un cambio climático, los mecanismos precisos estaban poco claros.
Según dice Seth Finnegan, esta extinción coincidió con un periodo glaciar durante el cual las temperaturas globales bajaron. En esa época lo que hoy es Norteamérica estaba en el ecuador, formando el supercontinente Gondwana junto con otras tierras emergidas.
Usando un método indirecto estos investigadores han podido medir las temperaturas de esa época y determinar la magnitud de esa glaciación y su cronología. Según Woodward Fischer, otro de los investigadores implicados, el sistema climático de ese momento fue distinto de cualquier otro en 100 millones de años.
El hecho de que en esa época lo que es ahora África y Sudamérica estuvieran recubiertas de capas de hielo hace especialmente difícil evaluar el papel del clima. No es fácil distinguir entre cambios en la temperatura y cambios en el tamaño de las capas de hielo continental.
Con tanto agua congelada en esas capas de hielo, el nivel del mar bajó, reduciéndose así la extensión de los ecosistemas situados en aguas someras. Recordemos que gran parte de estos ecosistemas se sitúan justo en la plataforma continental. Si el nivel del mar baja tanto como para exponer grandes áreas de plataforma sólo queda la profunda cuenca oceánica.
El método convencional de calcular temperaturas de tiempos pasados consiste en medir las proporciones de distintos isótopos de oxígeno en minerales precipitados por el agua de mar. Estos ratios dependen tanto de la temperatura como de la concentración de estos isótopos en el agua marina en la época, pero el hielo continental atrapa preferiblemente uno de los isótopos, así que es difícil desligar la temperatura de la presencia de hielo y determinar, por tanto, la temperatura.
Este grupo de investigadores usó un método distinto para medir paleotemperaturas, sistema desarrollado por John Eiler. Este método no se basa en la concentración isótópica de oxígeno en los océanos, sino en ciertos isótopos pesados en los fósiles, que tienden a agregarse cuando baja la temperatura. Así que estos investigadores analizaron la química de ciertos fósiles (braquiópodos, trilobites, gasterópodos, etc.) para así determinar la composición isotópica del agua de mar de hace 450 millones de años. Con este dato pudieron corregir el sistema para calcular temperatura y además determinar el tamaño de las capas de hielo continental durante el Ordovícico tardío.
Es la primera vez que se consigue evitar el problema antes mencionado y medir la temperatura de la época con precisión.
Sabiendo esto se puede conocer mejor el clima del Ordovícico y como éste pudo afectar a los ecosistemas marinos. Así por ejemplo, ahora saben que la extinción masiva coincidió con ritmos de cambio climático elevados.
Antes de la extinción masiva la temperatura de los océanos tropicales eran más elevadas de lo que lo son hoy en día y había glaciares de tamaño moderado cerca de los polos. Pero durante los intervalos de extinción la glaciación se disparó, la temperatura de las aguas superficiales descendió 5 grados y el hielo que cubría Gondwana creció hasta los 150 millones de kilómetros cúbicos, es decir, más que los glaciares que cubren la Antártida y el Ártico durante las glaciaciones de hace 20.000 años.
Según estos investigadores hay una conexión directa entre este cambio climático y la extinción masiva de la época.
En todo caso es fascinante poder medir la temperatura del mar o el volumen de hielo de hace 450 millones de años.
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