Los científicos, entre ellos Jon Miller, del centro de astrofísica de Harvard, en Boston, detectaron partículas de gas literalmente haciendo 'surf' sobre una ola de espacio-tiempo en torno al agujero negro bautizado GRS 1915+105 situado a 40.000 años-luz en la constelación Aguila.
Estas observaciones confirman una importante teoría, según la cual la fuerza de gravitación de los agujeros negros es tal que incluso la luz no puede escaparse, explicó Miller a la prensa al margen de la conferencia de invierno de la sociedad estadounidense de astronomia (American Astronomical Society). Estos datos muestran también cómo "esos enormes sifones pueden modificar la fábrica misma del espacio que los rodea", creando "un oceáno de espacio-tiempo agitado que deforma todo lo que cae al interior", agregó el científico. La deformación del espacio-tiempo por la fuerza de gravitación fue predicha por el físico Albert Einstein, en el marco de su teoría general de la relatividad, en 1916, recordó Miller, que investigó junto con su colega Jeroen Homan, del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Ambos hicieron sus observaciones gracias a un satélite de la NASA, Rossi-X ray Timing Explorer, el más grande telescopio del espacio a rayos X.
Estas observaciones confirman una importante teoría, según la cual la fuerza de gravitación de los agujeros negros es tal que incluso la luz no puede escaparse, explicó Miller a la prensa al margen de la conferencia de invierno de la sociedad estadounidense de astronomia (American Astronomical Society). Estos datos muestran también cómo "esos enormes sifones pueden modificar la fábrica misma del espacio que los rodea", creando "un oceáno de espacio-tiempo agitado que deforma todo lo que cae al interior", agregó el científico. La deformación del espacio-tiempo por la fuerza de gravitación fue predicha por el físico Albert Einstein, en el marco de su teoría general de la relatividad, en 1916, recordó Miller, que investigó junto con su colega Jeroen Homan, del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Ambos hicieron sus observaciones gracias a un satélite de la NASA, Rossi-X ray Timing Explorer, el más grande telescopio del espacio a rayos X.
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