"El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir." EINSTEIN


viernes, 18 de febrero de 2011

Los niños se creen, literalmente, todo lo que leen en la Red


Cualquiera puede publicar lo que desee por Internet. A pesar de eso, no se enseña a los niños a evaluar la fiabilidad de la información que leen allí. Como se demuestra en un reciente estudio, esto es cierto hasta un extremo impactante, y puede tener implicaciones directas para el futuro de los jóvenes actuales.

 Para su estudio, Donald Leu, Profesor de Educación en la Universidad de Connecticut, y sus colegas, seleccionaron 53 de los mejores lectores de las clases de séptimo curso en escuelas de distritos con ingresos bajos en Carolina del Sur y Connecticut. Hicieron creer a los niños que estaban ayudando a otros a evaluar la fiabilidad de la información de una página Web. "Nunca se les dijo que la información fuese cierta; se les pidió que evaluasen si era cierta", dice Leu a Pequeños Misterios de la Vida, un sitio web hermano de LiveScience.

La página en cuestión estaba dedicada a un animal conocido como Pulpo de Árbol del Noroeste del Pacífico. Sí, un pulpo de árbol - un animal acuático que, supuestamente, vive en los árboles. Por alguna razón desconocida, en 1998, alguien conocido como Lyle Zapato creó una extensa página describiendo el hábitat, estado de amenaza, peligros y recientes avistamientos de esta criatura, a pesar del hecho de que, obviamente, no existe en realidad.
Pero la broma no fue obvia en absoluto para los miembros de la, supuestamente, generación de Internet: el 87,5 por ciento de los sujetos de séptimo curso juzgó la página web como "fiable". Más de la mitad llegaron a calificarla como "muy fiable". El pequeño número de estudiantes que juzgó la página como no fiable procedía de la misma escuela, y acababan de participar en una clase que les enseñaba a sospechar de la información on-line, en la cual se usaba este mismo ejemplo del pulpo de árbol.
En otras palabras, de los chicos que leían por primera sobre el pulpo de árbol, todos cayeron.
"Asumimos que, debido a que estos chicos tienen experiencia en el área de la cultura pop y la navegación por Facebook, serán buenos evaluando críticamente otras informaciones on-line. Pero en realidad no tienen mucha habilidad en eso", comenta Leu.
De acuerdo con Leu, no es que los chicos de hoy sean más crédulos o tontos que las generaciones anteriores; simplemente no están recibiendo ningún tipo de educación basada en Internet en sus escuelas. Debido a que los profesores y administradores están ansiosos por evitar los casos de ciber-acoso, así como la simple pérdida de tiempo en Facebook, muchas escuelas no permiten que los chicos se conecten. "Toda la información procede de los libros de texto, los cuales son filtrados y se elimina de los mismos los temas controvertidos, por lo que los niños aprender a asumir que lo que leen es cierto".
El problema es especialmente dramático en los distritos más pobres, dice Leu, donde las escuelas están bajo presión de enseñar las pruebas estandarizadas por el estado. Éstas no ponen a prueba las habilidades de evaluación crítica. De acuerdo con Leu, es necesario un cambio cultural para modificar eso: "Ahora mismo, la gente que hace las políticas no llevan ellos mismos una vida on-line". Cuando esos que están a cargo de los máximos niveles sean usuarios frecuentes de Internet, puede que integren la fluidez en Internet dentro del currículo estatal.
Pero esta generación de jóvenes está siendo pasada por alto, y Leu cree que el mayor impacto estará en la economía. "Globalmente, los lugares de trabajo se están moviendo hacia el uso de Internet como una fuente crítica de información. Si no criamos una generación de gente preparada para pensar críticamente en la red, no van a ser efectivos en sus lugares de trabajo".
"La otra gran implicación es para la política", añade Leu. "Como dijo Jefferson en una ocasión, nuestra democracia se eleva o cae basándonos en tener ciudadanos informados en las urnas".

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