Sabemos por estudios recientes que el ser humano ha estado evolucionando y está evolucionando en la actualidad, sobre bajo el marco de los últimos 10.000 años, que es cuando empezamos a cultivar y a hacer uso del ganado. Pero, ¿y en las últimas décadas?, ¿sucede lo mismo?
Podemos creer que como se ha avanzado mucho en medicina y en higiene en este tiempo es más difícil que el ser humano esté bajo las fuerzas de selección natural, pues alguien que antes se moría por casi cualquier cosa antes de reproducirse ahora sobrevive y tiene hijos. Pues nada más lejos de la realidad, al menos según un estudio realizado por Stephen Stearns de Yale University y sus colaboradores. La selección natural sigue ejerciendo presión sobre nuestro éxito reproductor: cuantos más niños tengamos más fácilmente podremos dispersar nuestros rasgos en la población humana futura.
Stearns y sus colaboradores decidieron saber si la selección natural está todavía actuando sobre el ser humano hoy en día. Encontraron no solamente que efectivamente estamos evolucionando, sino que además lo hacemos al mismo ritmo que el resto de los seres vivos.
Para llegar a esta conclusión usaron los datos recolectados durante los últimos 60 años, sobre más 5000 mujeres norteamericanas y sus descendientes, por un estudio sobre enfermedades cardiovasculares realizado en Framingham (Massachusetts). Los investigadores analizaron los datos relativos a caracteres o rasgos importantes para la salud humana y vieron qué efectos tenían estos rasgos sobre el número de niños que las mujeres tenían a lo largo de su vida. A partir de esto fueron capaces de estimar la fuerza de selección y hacer una predicción a corto plazo sobre de la evolución de cada uno de estos rasgos en el futuro. Para ello tuvieron que ajustar factores no biológicos como la educación y el hábito de fumar en su modelo.
Encontraron, por ejemplo, que las mujeres que tenían colesterol bajo tenían más hijos, aunque no saben la causa de esta correlación.
El modelo predice que los descendientes de estas mujeres serán el futuro un poco más bajitos y gordos, tendrán una presión arterial más baja, su colesterol será más bajo, podrán tener su primer hijo a edad más temprana y llegarán a la menopausia más tarde.
Los cambios serán, lentos y graduales, pero el ritmo predicho no es muy diferente a aquellos que se dan en la Naturaleza respecto a otras especies animales o en plantas. Según Stearns la tasa de cambio en la especie humana es un poco más lenta que en otras especies, pero esto no significa que seamos especiales respecto a lo rápido que evolucionamos.
¿Y cuanto es esta tasa de cambio? Calculan que en 10 generaciones, y respecto a la actualidad, las descendientes de estas mujeres aumentaran un 1% en peso, tendrán la menopausia un 1% más tarde, su altura disminuirá en un 1%, tendrán un primer hijo un 1% antes y disminuirá su nivel de colesterol en un 4%.
Hay alguna pega al estudio. Los investigadores asumieron que el ambiente en el que viven estas mujeres no cambiará significativamente en el futuro, algo que no está claro que ocurra. Además, a pesar que las mujeres de Framingham pueden considerarse un promedio de la mujer actual, sus antepasados son casi todos europeos por lo que quizás los resultados en detalle no sean extrapolables a la población mundial. Los investigadores esperan analizar datos procedentes de estudios de otras partes del mundo para poder comparar.
Podemos creer que como se ha avanzado mucho en medicina y en higiene en este tiempo es más difícil que el ser humano esté bajo las fuerzas de selección natural, pues alguien que antes se moría por casi cualquier cosa antes de reproducirse ahora sobrevive y tiene hijos. Pues nada más lejos de la realidad, al menos según un estudio realizado por Stephen Stearns de Yale University y sus colaboradores. La selección natural sigue ejerciendo presión sobre nuestro éxito reproductor: cuantos más niños tengamos más fácilmente podremos dispersar nuestros rasgos en la población humana futura.
Stearns y sus colaboradores decidieron saber si la selección natural está todavía actuando sobre el ser humano hoy en día. Encontraron no solamente que efectivamente estamos evolucionando, sino que además lo hacemos al mismo ritmo que el resto de los seres vivos.
Para llegar a esta conclusión usaron los datos recolectados durante los últimos 60 años, sobre más 5000 mujeres norteamericanas y sus descendientes, por un estudio sobre enfermedades cardiovasculares realizado en Framingham (Massachusetts). Los investigadores analizaron los datos relativos a caracteres o rasgos importantes para la salud humana y vieron qué efectos tenían estos rasgos sobre el número de niños que las mujeres tenían a lo largo de su vida. A partir de esto fueron capaces de estimar la fuerza de selección y hacer una predicción a corto plazo sobre de la evolución de cada uno de estos rasgos en el futuro. Para ello tuvieron que ajustar factores no biológicos como la educación y el hábito de fumar en su modelo.
Encontraron, por ejemplo, que las mujeres que tenían colesterol bajo tenían más hijos, aunque no saben la causa de esta correlación.
El modelo predice que los descendientes de estas mujeres serán el futuro un poco más bajitos y gordos, tendrán una presión arterial más baja, su colesterol será más bajo, podrán tener su primer hijo a edad más temprana y llegarán a la menopausia más tarde.
Los cambios serán, lentos y graduales, pero el ritmo predicho no es muy diferente a aquellos que se dan en la Naturaleza respecto a otras especies animales o en plantas. Según Stearns la tasa de cambio en la especie humana es un poco más lenta que en otras especies, pero esto no significa que seamos especiales respecto a lo rápido que evolucionamos.
¿Y cuanto es esta tasa de cambio? Calculan que en 10 generaciones, y respecto a la actualidad, las descendientes de estas mujeres aumentaran un 1% en peso, tendrán la menopausia un 1% más tarde, su altura disminuirá en un 1%, tendrán un primer hijo un 1% antes y disminuirá su nivel de colesterol en un 4%.
Hay alguna pega al estudio. Los investigadores asumieron que el ambiente en el que viven estas mujeres no cambiará significativamente en el futuro, algo que no está claro que ocurra. Además, a pesar que las mujeres de Framingham pueden considerarse un promedio de la mujer actual, sus antepasados son casi todos europeos por lo que quizás los resultados en detalle no sean extrapolables a la población mundial. Los investigadores esperan analizar datos procedentes de estudios de otras partes del mundo para poder comparar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario