Según William Bradshaw y Christina Holzapfel, biólogos de la Universidad de Oregon (EEUU), los cambios se han producido como reacciones a alteraciones estacionales y no como efecto directo de las mayores temperaturas del verano.
Los científicos manifiestan que el calentamiento global es más rápido en las zonas más cercanas a los polos, lo que ha supuesto períodos estivales más prolongados y menores lapsos de frío invernal.
"En los últimos 40 años, muchas especies animales se han acercado a los polos y sus poblaciones han comenzado a migrar, desarrollarse y reproducirse de forma más temprana", señala Bradshaw.
Según Holzapfel, hasta ahora se atribuía esta transformación a la capacidad de las especies de modificar su comportamiento, morfología y fisiología en respuesta a los cambios ambientales.
Sin embargo, según la bióloga, esta llamada "plasticidad fenotípica" es mucho más profunda y los estudios demuestran que en las últimas décadas el rápido cambio climático ha desencadenado modificaciones genéticas y hereditarias en las poblaciones animales.
Como ejemplo, los científicos señalan los cambios producidos en las ardillas rojas de Canadá que han comenzado a reproducirse más tempranamente; o un tipo de pájaros negros de Alemania que ha comenzado a migrar y llegar antes de lo habitual a los sitios donde anidan.
Los científicos señalan que, por el contrario, sus estudios no han descubierto cambios genéticos en muchos animales como consecuencia del aumento de las temperaturas.
"Los animales pequeños con un ciclo corto de vida y grandes poblaciones probablemente se adapten mejor a las estaciones de crecimiento más largas y puedan sobrevivir", según Bradshaw.
Sin embargo, el científico advierte de que es posible que "las poblaciones de animales grandes con ciclos de vida más largo y poblaciones más pequeñas experimentarán una declinación".
Los científicos manifiestan que el calentamiento global es más rápido en las zonas más cercanas a los polos, lo que ha supuesto períodos estivales más prolongados y menores lapsos de frío invernal.
"En los últimos 40 años, muchas especies animales se han acercado a los polos y sus poblaciones han comenzado a migrar, desarrollarse y reproducirse de forma más temprana", señala Bradshaw.
Según Holzapfel, hasta ahora se atribuía esta transformación a la capacidad de las especies de modificar su comportamiento, morfología y fisiología en respuesta a los cambios ambientales.
Sin embargo, según la bióloga, esta llamada "plasticidad fenotípica" es mucho más profunda y los estudios demuestran que en las últimas décadas el rápido cambio climático ha desencadenado modificaciones genéticas y hereditarias en las poblaciones animales.
Como ejemplo, los científicos señalan los cambios producidos en las ardillas rojas de Canadá que han comenzado a reproducirse más tempranamente; o un tipo de pájaros negros de Alemania que ha comenzado a migrar y llegar antes de lo habitual a los sitios donde anidan.
Los científicos señalan que, por el contrario, sus estudios no han descubierto cambios genéticos en muchos animales como consecuencia del aumento de las temperaturas.
"Los animales pequeños con un ciclo corto de vida y grandes poblaciones probablemente se adapten mejor a las estaciones de crecimiento más largas y puedan sobrevivir", según Bradshaw.
Sin embargo, el científico advierte de que es posible que "las poblaciones de animales grandes con ciclos de vida más largo y poblaciones más pequeñas experimentarán una declinación".
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