Sus creaciones, pequeñas vesículas sintéticas que pueden procesar (expresar) genes, se asemejan a una forma básica de célula biológica.
Las partes de sus "biorreactores vesiculares", como ellos los llaman, provienen de diversas formas de vida.
Las paredes celulares suaves están hechas de moléculas grasas tomadas de clara de huevo.
El contenido de la célula en sí está hecho de un extracto de tripa del insecto E. Coli, al que se le ha quitado todo su material genético.
Cuando le agregaron genes, el fluido celular empezó a producir proteínas como lo haría una célula normal.
Medusa
El gen de una proteína fluorescente verde tomada de una especie de medusa fue el primero en ser ensayado.
La fluorescencia de la proteína mostraba que los genes estaban siendo transferidos.
Con un segundo gen, proveniente de la bacteria Staphylococcus aureus, los investigadores lograron que sus células crearan pequeños poros en sus paredes.
Esto permitió que los nutrientes en la "sopa" que las rodeaba entraran de manera que las células pudieran funcionar, en algunos casos, por varios días.
Albert Libchaber, líder del proyecto, subraya que estos biorreactores no están vivos, simplemente realizan pequeñas reacciones químicas que también se reproducen en fluidos biológicos libres de células.
Pero la investigación es un camino en un nuevo campo llamada biología sintética, donde el objetivo es rediseñar organismos enteros, o recrearlos de cero.
El bioempresario Craig Venter, quien encabezó la iniciativa comercial para decodificar el genoma humano, ahora está intentando reducir el contenido genético de una bacteria a lo mínimo necesario para sobrevivir.
Virus sintético
Dos años atrás, otro equipo mostró que los virus del polio podrían ensamblarse ellos mismos a partir de químicos comunes mezclados en un tubo de ensayo.
Varios químicos están explorando los tipos de reacciones químicas que pueden haber precedido la vida.
La esperanza de Albert Libchaber es avanzar hacia un organismo sintético mínimo, con una pared celular diseñada y una mezcla de circuitos genéticos que le permitirían mantenerse por sí mismo como una célula viviente.
Mientras estas creaciones se parecen más a la vida, el resto de nosotros tendrá que empezar a repensar la naturaleza de la vida.
"Esto es bastante filosófico", dice Libchaber.
"Para mí, la vida es como una máquina con un programa de computación. No es mucho más que eso. Pero no todo el mundo comparte este punto de vista", dijo a la BBC.
Según Libchaber no hay peligro en los experimentos. No sólo las células son artificiales, estas sólo pueden funcionar en el cultivo de nutrientes que él les suministra.
"Si sacas nuestro sistema de su ambiente, este no funciona", dice.
Los detalles del trabajo de Libchaber con Vincent Noireaux han sido publicados por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Las partes de sus "biorreactores vesiculares", como ellos los llaman, provienen de diversas formas de vida.
Las paredes celulares suaves están hechas de moléculas grasas tomadas de clara de huevo.
El contenido de la célula en sí está hecho de un extracto de tripa del insecto E. Coli, al que se le ha quitado todo su material genético.
Cuando le agregaron genes, el fluido celular empezó a producir proteínas como lo haría una célula normal.
Medusa
El gen de una proteína fluorescente verde tomada de una especie de medusa fue el primero en ser ensayado.
La fluorescencia de la proteína mostraba que los genes estaban siendo transferidos.
Con un segundo gen, proveniente de la bacteria Staphylococcus aureus, los investigadores lograron que sus células crearan pequeños poros en sus paredes.
Esto permitió que los nutrientes en la "sopa" que las rodeaba entraran de manera que las células pudieran funcionar, en algunos casos, por varios días.
Albert Libchaber, líder del proyecto, subraya que estos biorreactores no están vivos, simplemente realizan pequeñas reacciones químicas que también se reproducen en fluidos biológicos libres de células.
Pero la investigación es un camino en un nuevo campo llamada biología sintética, donde el objetivo es rediseñar organismos enteros, o recrearlos de cero.
El bioempresario Craig Venter, quien encabezó la iniciativa comercial para decodificar el genoma humano, ahora está intentando reducir el contenido genético de una bacteria a lo mínimo necesario para sobrevivir.
Virus sintético
Dos años atrás, otro equipo mostró que los virus del polio podrían ensamblarse ellos mismos a partir de químicos comunes mezclados en un tubo de ensayo.
Varios químicos están explorando los tipos de reacciones químicas que pueden haber precedido la vida.
La esperanza de Albert Libchaber es avanzar hacia un organismo sintético mínimo, con una pared celular diseñada y una mezcla de circuitos genéticos que le permitirían mantenerse por sí mismo como una célula viviente.
Mientras estas creaciones se parecen más a la vida, el resto de nosotros tendrá que empezar a repensar la naturaleza de la vida.
"Esto es bastante filosófico", dice Libchaber.
"Para mí, la vida es como una máquina con un programa de computación. No es mucho más que eso. Pero no todo el mundo comparte este punto de vista", dijo a la BBC.
Según Libchaber no hay peligro en los experimentos. No sólo las células son artificiales, estas sólo pueden funcionar en el cultivo de nutrientes que él les suministra.
"Si sacas nuestro sistema de su ambiente, este no funciona", dice.
Los detalles del trabajo de Libchaber con Vincent Noireaux han sido publicados por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
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